Dos verdades sobre crecimiento en estadosmiento

por | Jun 1, 2016 | Ambiente de Negocios, Columnistas, Junio 2016 | 0 Comentarios

Es prácticamente imposible sustraerse a la onda expansiva que generan las elecciones de este 5 de junio. Tanto porque está en juego la sucesión de gobernadores en 12 estados, que son más de un tercio del total del país, como porque un día después de estos comicios nada detendrá la carrera hacia 2018 y para ello será fundamental la composición de victorias y derrotas que se adjudique cada partido político.

No ahondaremos en el suceso electoral per se, que ocurre en una esfera que el grueso de la población percibe ajena, al considerarla una disputa política cuyo resultado muy probablemente no le reditúe ningún beneficio en su entorno directo. Lo tomaremos, en cambio, como pretexto para abordar dos aristas que están mucho más cerca del día a día de los más de 36 millones de personas que habitan esas 12 entidades, que son quienes sufren o gozan las decisiones públicas de sus gobernantes y que son capaces de inclinar con su voto el fiel de una balanza.

Son dos aristas que impactan de lleno en el bolsillo y en el bienestar y tranquilidad cotidianos de la población, una es el crecimiento económico y otra la seguridad pública. Ambas determinan poderosamente el estado de ánimo social y pueden llevar a los votantes a cuestionar lo que hasta ahora han obtenido de sus gobernantes, para luego decidir a quién quieren otorgar su confianza para el futuro inmediato.

Todos aspiramos a que con esa sensatez y sencillez cada uno se detenga a razonar su voto. Para abonar a ello, presentamos aquí algunos datos que pueden contribuir a visualizar el desempeño de los gobernadores en sus entidades, durante los últimos cinco años.

Primero, el crecimiento económico. De acuerdo con mediciones de la organización México ¿Cómo vamos?, dos estados puntean los indicadores de crecimiento con un buen desempeño: Aguascalientes y Quintana Roo, cuyo promedio en el quinquenio es de 5.5 y 5.2 por ciento, respectivamente, muy por encima del promedio nacional, que es de 2.8 por ciento. Llama la atención que ambos basan su generación de riqueza en fuentes que nada tienen que ver con el petróleo, uno estimula su manufactura y el otro su industria turística.
Paradójicamente, las dos entidades más rezagadas, entre las que elegirán gobernador, son de las más ricas en hidrocarburos y, con todo y que los precios internacionales del petróleo no han sido favorables, lo cierto es que ésta es, sólo por existir, una fuente de riqueza hasta el momento insuperable (o al menos así debería ser). Se trata de Tamaulipas y Veracruz, este último convertido en la vergüenza del grupo, pues, según la medición mencionada, es el que menos ha desarrollado su economía, al avanzar apenas 1.4 por ciento, en promedio, durante los cinco años pasados. Tamaulipas logró un promedio de 2 por ciento.

Es por todos conocido que el día a día de este par de entidades transcurre en medio de una combinación letal compuesta por las escasas oportunidades de desarrollo individual y empresarial y por los altos índices de inseguridad, que a su vez, en un círculo vicioso interminable, también impactan negativamente el desempeño de negocios y, por lo tanto, de generación de riqueza.

Así, este vistazo somero es suficiente para esbozar dos conclusiones, que no son novedosas, pero que hay que reiterar tantas veces como sea necesario: una, que el petróleo no es clave para lograr crecimiento, y dos, que la inseguridad inhibe el crecimiento y desarrollo local, tanto como lo hace a nivel nacional.en

Norma Pérez Vences

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