Gobernadores, atados para formar mejores maestros

por | Oct 1, 2012 | De Estados, Octubre 2012 | 0 Comentarios

MarchaHerederas de una estructura centralizada y ligada a compromisos políticos, la mayoría de las 466 escuelas normales resultan poco eficientes. En el pasado Examen Nacional de Conocimientos, Habilidades y Competencias Docentes, 70.1 por ciento de los concursantes —equivalentes a 94 mil 400 aspirantes— obtuvo resultados reprobatorios, no obstante que bastó con alcanzar 30 de 100 aciertos para ser aceptado.

Expertos consultados por Alcaldes de México advierten que dichos centros de instrucción se han convertido en espacios de compadrazgo y amiguismo. Explican que la descentralización educativa no ha contribuido a la solución y, peor aún, diluye las responsabilidades de la Federación y los gobiernos estatales. De modo que, la profesión docente en lugar de ser valorada se ha abaratado.

A diferencia de países con alto rendimiento educativo como Finlandia, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur, donde la profesión de maestro tiene mucho valor social, los planes y programas en las escuelas normales mexicanas están desvinculadas del entorno local, además de que la selección y contratación docente se rige por añejas dinámicas poco transparentes.

De origen, las normales no fueron pensadas como parte de la estructura de la educación superior, lo que ocurrió hasta 1984, cuando este subsistema fue incorporado al nivel universitario. No obstante, falta un trabajo más coordinado para que dichas escuelas tengan los mismos criterios de exigencia de las universidades, además de que requieren mayores recursos económicos.

APORTACIÓN ESTATAL DILUIDA

“Las normales tienen profesores que no cuentan con el perfil requerido, se forma a los futuros maestros de primaria y secundaria con pocos recursos, transparencia y efectividad. Se asume a las normales como espacios donde se toman decisiones sustentadas en criterios políticos. Hay que romper esos cotos de poder, porque son sinergias del siglo pasado”, opina Lorenzo Gómez Morín, coordinador del Programa de Apoyo, Acompañamiento y Formación de Funcionarios Públicos, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), escuela dependiente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Escuelas normalesLorenzo GómezGómez Morín —ex subsecretario de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP)— considera que al sistema de formación de profesores le urge una “reingeniería completa”. Refiere que en ningún estado de la República el desempeño de las normales es óptimo, lo que “se debe a una visión de política equivocada. Este sexenio dio poca importancia a la educación”.

Las normales vivieron su bonanza. A mediados del siglo pasado, el boom demográfico demandó habilitar un gran número de maestros, por lo que el papel de estos centros fue digno y ayudó a cumplir con la cobertura. Más de 60 años pasaron y las circunstancias se revirtieron, ya que la preparación de maestros en masa se hizo, muchas veces, a costa de la calidad.

Actualmente se lleva un estricto control de matrícula, porque el sistema educativo ha dejado de crecer. Con el modelo de descentralización educativa, la distribución de facultades se volvió compleja. “No ayuda a ver cuáles son las contribuciones de los estados y la Federación, porque se crea una dilución de responsabilidades. Las normales no han logrado transitar hacia el tipo de institución formativa que se requiere”, afirma Sergio Cárdenas, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Explica que la Federación decide planes y programas de estudio, mientras que los estados sólo prestan el servicio y tienen poco espacio para formular contenidos locales. En este sentido, los gobernadores podrían decir a la Federación: “Si vas a dejarme la formación de profesores, dame las facultades para determinar lo que deben saber, cómo se van a seleccionar y cómo los voy a contratar, qué programas tengo para incentivarlos y apoyar la transformación de las normales”.

SE POLITIZA LA EDUCACIÓN

Sergio CárdenasEn la mayoría de los estados, ha habido un juego perverso en el que cierto número de plazas se abre a concurso y se dejan unos puestos para que sean asignados por compromiso político. “Eso envía un mensaje negativo a los aspirantes”, dice Sergio Cárdenas, a lo cual añade otro tipo de problemas, como el hecho de que hay gente muy ligada al trabajo sindical, pero que tiene cero experiencia en el aula para impartir clases a los futuros docentes.

Las escuelas normales se ven afectadas por la relación del gobernador con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). El investigador asegura que la influencia es plena y resume tres escenarios en los que se materializa dicho vínculo político: 1. Los gobiernos que mantienen cierta autonomía; 2. Los que “compran paz” y no generan conflicto con el Sindicato, y 3. Los estados que ceden parte el control del sistema educativo, desde los criterios de selección de maestros hasta la contratación de los mismos y la modificación de planes de estudio.

Un caso reciente es el estado de Nayarit, donde el gobierno local ha mantenido una relación tirante con la sección 20 del SNTE, cuya dirigencia ha acusado a las autoridades de impulsar una nueva organización sindical afiliada al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que absorbería para sí, al menos la mitad de las plazas de maestros.

CASOS EXCEPCIONALES

Pese a las vicisitudes, existen honrosos esfuerzos individuales que contribuyen al mejoramiento del proceso formativo. Algunos directivos de escuelas normales han impulsado sistemas más abiertos e innovadores, orientados en el alumno. Esta buena operación está asociada a las prácticas internas vinculadas al mérito y al desempeño.

Gómez Morín recuerda el caso de la Escuela Normal de Torreón, de Coahuila, que firmó un acuerdo con una universidad japonesa para realizar intercambios y contar con una visión educativa global. En Baja California y Nuevo León también se trabajó para poner al día a las normales con tecnología y programas de actualización educativa.

En ocasiones, este tipo de trabajo se confronta con la postura sindical. “Los directivos terminan su labor por grillas internas. Se mete el Sindicato y les reclama por exigir demasiado a los maestros”. Hechos como este demuestran que, en la mayoría de las entidades federativas, prevalece una relación de conveniencia entre autoridades estatales y el SNTE, comenta Gómez Morín.

Los mejores resultados están ligados al nivel de consolidación del desarrollo educativo en cada uno de los estados. “Aquellos con alto desempeño —generalmente los que cuentan con centros de investigación y una mayor proporción de población con estudios superiores— tienen mejores resultados entre los estudiantes de sus escuelas normales”, señala Lorenzo Gómez, quien cita como ejemplo a Baja California, Nuevo León, Coahuila, Sonora, Jalisco y el Distrito Federal.

REINGENIERÍA, PENDIENTE

Preparación

Por el contrario, “los estados con menores recursos, tanto de presupuesto público como de condiciones económicas de las familias, son los que están en la parte más baja de cualquier escala de comparación que se utilice para medir el desempeño escolar”, comenta Sergio Cárdenas.

Gómez Morín opina que promover un proyecto de reingeniería en las escuelas normales implicará, al menos, una década de trabajo. Destaca que los rectores universitarios evaden discutir el tema de formación e licenciados en educación, porque “tienen miedo de que el Sindicato intervenga y se inmiscuya en los asuntos de las universidades”.

El investigador reconoce el compromiso de los maestros con la docencia, ya que “hacen lo que pueden con lo que el Estado les dio en términos de su formación”; sin embargo, hace ver que “ningún sistema educativo tiene más calidad que la que tienen sus profesores”.

Rocío Tapia

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