Epidemia tecnológica contra la epidemia criminal: qué pueden hacer los mapas por la paz

por | Mar 23, 2017 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Esta “epidemia” tecnológica puede contribuir contra la epidemia criminal, pero se debe aprovechar, porque como toda epidemia, tiene también una pronta caída.

Epidemia criminal

Durante 2009 y 2010, en el municipio de Ciudad Juárez, se desató una violencia como nunca antes se había visto. En el mapa 1, se muestra un geotermómetro intuitivo. El nivel de violencia existente en aquel entonces en algunos sitios de la ciudad, sobre todo del centro, “hervía” con tasas de homicidio similares a las de los países en guerra.

Algunos periodistas como Rafael Loret de Mola, entre otros, han hecho ver que Juárez nunca ha sido particularmente pacífica. Por ejemplo, en época de la revolución se reunían personas del otro lado de la frontera en El Paso -paradójicamente una de las ciudades más seguras de Estados Unidos-, como se peleaban del lado mexicano. Pero de cualquier forma, la situación estuvo muchos años bajo control. Pero entre 2009 y 2011 la violencia real y percibida fue dramática, a tal grado que deterioró la economía: hubo propietarios de locales que los ofrecieron por renta gratis ya que se paralizó el mercado inmobiliario; se esperaba un apocalipsis. Paralelamente explotó la violencia en otras regiones del país aunque casi siempre en menor medida. Este es uno de los ejemplos más claros que puede haber de epidemia criminal, no solo en el país si no en el mundo.

Mapa 1. Distribución de homicidios en Ciudad Juárez 2009

Luego, la violencia tomó su dimensión típica. Pero entonces comenzó a irse a otras partes del país, como podemos ver por estado en los mapas cronológicamente comparables, 2 y 3. Se trata de los llamados cartogramas de densidad modulada que permiten ver, mediante incremento en el área, cómo se comporta un fenómeno, en este caso la tasa de homicidios. Cada estado cambia su tamaño conforme aumenta la variable analizada. En 2011 aún la epidemia continuaba en Ciudad Juárez que por si sola elevaba la tasa homicida en todo el Estado de Chihuahua, como se ve en el mapa 2. Para 2016, el mapa había cambiado, tal como se ve en el mapa 3. Nuevamente, de forma epidémica, un estado como Colima que tenía tasas bajas de homicidio ve sus tasas dispararse. 

Mapa 2. Mapa 3.
   

Este es un tema favorito de la criminología actual: hay quien dice que fue una epidemia lo cual explica su espontaneidad en el ataque y decaimiento; otros aluden a los acuerdos entre las mafias; todavía hoy hay varias hipótesis.

El control epidémico desde el punto de vista médico fue desarrollado por John Snow en Londres, durante la epidemia de cólera de 1854. Lo hizo mediante técnicas geográficas, pero en vez de usar computadoras utilizó papel transparente, al reconocer que las muertes se daban sobre ciertas bombas de agua contaminada, pudieron tender lo que hoy se conoce como cerco epidemiológico. El control epidémico siempre implica saber dónde ocurre el hecho para controlarlo, sabiendo que puede migrar a otro lugar.

Epidemia tecnológica

No todo es color negro. Así como el crecimiento criminal epidémico causa estragos sociales, hay otros fenómenos que son benéficos y crecen del mismo modo. Es el caso de la tecnología. Según la llamada ley de Moore, la capacidad tecnológica se duplica cada dos años. Durante la epidemia criminal en Ciudad Juárez, se aceptó que era un fenómeno epidémico y el estado intervino en distintos niveles y tipos: socialmente (construcción de centros recreativos), tácticamente (acciones policiales), y estratégicamente (investigación de la localización de homicidios). La georeferenciación comenzó por primera vez en México a ser vista como un instrumento para la paz.

Así ha sido en el país con respecto a los sistemas georeferenciados. Según INEGI[1], en el 2011 eran 73 las administraciones municipales que contaban con sistemas georeferenciados y en el 2015 subió a 129, es decir a una tasa de 1.73. Y los municipios con cámaras de vigilancia en la vía pública únicamente 550 son los que tienen instaladas en sus calles. Resulta que los precios de la tecnología van en constante declive por lo que es más fácil hacerse de ellos. Mientras que hace 5 años era muy difícil adquirir tecnología georeferenciada hoy no lo es.

Un software para manejar la cartografía municipal podría oscilar entre el millón de pesos por licencia, aunque softwares catastrales pueden costar cinco veces más. El crecimiento tecnológico ha implicado nuevas filosofías de compartición de código, código abierto, y otros mecanismos que hacen más fácil generar sofisticados programas informáticos que no tienen costo de licencia. De este modo, el número de usuarios se ha ido multiplicando.

Hoy existen numerosos softwares libres que permiten procesar información sin costo, además gran parte de la cartografía la distribuye INEGI gratuitamente desde 2012. Los llamados SIG (sistemas de información geográfica) que son conjuntos de software, hardware, modelos y operadores orientados a explorar problemas territoriales, han visto entonces su momento de crecimiento. Esta “epidemia” tecnológica puede contribuir contra la epidemia criminal, pero se debe aprovechar, porque como toda epidemia, tiene también una pronta caída. La ley de Moore también establece que llega el momento en que la tecnología deja su ritmo de crecimiento.

En la gráfica 1 se muestra la distribución de los municipios según los mecanismos y tecnología que disponen para la seguridad pública. Vemos que aún es una mayoría los que lo hacen con técnicas manuales. Pero esto puede cambiar rápidamente.

Gráfica 1.

Para ver más claros los efectos de esta “epidemia tecnológica”, podemos apreciar en los mapas 4 y 5 los municipios que han adquirido tecnología geográfica y cámaras de vigilancia. Al fondo en azul, se muestra la tasa crecimiento en robo de autos. Esta variable, lo mismo que la de homicidios, se usan en los análisis criminológicos regionales, porque tienen poca cifra negra u oculta (pues casi siempre se denuncia el robo de un auto o un homicidio, lo cual no ocurre con ningún otro delito).

Podemos apreciar visualmente que muchos municipios han comenzado a asumir tanto sistemas georeferenciados como cámaras de vigilancia. Hay una ligera tendencia a que los municipios con inversión tecnológica pueden ver disminuciones en este problema de seguridad. Aunque no es una determinante, pues hay municipios que aunque hacen el esfuerzo no ven esa tasa decrecer.

Mapa 4. Sistemas georreferenciados para la seguridad pública

 

Mapa 5. Cámaras de vigilancia

 

Acciones dirigidas

La pregunta es ¿por qué en los municipios no es mayor el descenso en la incidencia criminal gracias a la implementación tecnológica? Y hay varias respuestas. El alto gasto en la implementación a veces absorbe los recursos y ya no quedan para capacitación. Otras veces, los municipios capacitan a su personal, que una vez capacitado se va a otras oportunidades de empleo mejor pagadas. En otras ocasiones, se tiene la tecnología pero no la metodología para la acción a partir de los diagnósticos. La población no siempre tiene la posibilidad de conocer los mapas de concentración delictiva y realizar acciones personales al respecto, quedando la información solo en manos de la policía.

La solución es apreciar el carácter epidémico tanto del crimen como de la tecnología. Esto implica que hoy que la tecnología está en todos lados se puede aprovechar para que el usuario la tenga a su disposición, accesible por dispositivos móviles, que sepa donde está hoy la epidemia criminal para reaccionar. La información se debe compartir con las víctimas actuales y potenciales. Y la tecnología debe seguir su curso de ser libre. Los municipios pueden optar por adquirir softwares libres de licencia (que es parte del crecimiento exponencial muy parecido a “epidémico” de la tecnología), permitiendo más recursos para el análisis y construcción de acciones dirigidas.

Por ejemplo, en el mapa 6 se muestra el crecimiento en robos de 2009 a 2011 en la Ciudad de México mediante una técnica llamada álgebra de mapas. El mapa nos dice por medio de concentración de delitos (hot spots) dónde hubo mayor descenso. Considerando que en 2010 se instalaron las cámaras de vigilancia, y que hubo una zona de cobertura casi total (marcada con la banda amarilla), apreciamos que el robo disminuyó a menos de la mitad dentro de esa zona, pero migro a las zonas periféricas. Si a este problema se le da un enfoque periférico, entonces los responsables podrán tender un nuevo cerco en las zonas donde ahora se encuentra concentrado el problema. Si bien, el robo nunca reducirá totalmente, si se le mantiene en movimiento espacial, no se podrán construir zonas de mafia donde el poder criminal se incrementa.

Mapa 6.

Conclusiones

El crimen eventualmente toma características epidémicas, pero también las herramientas para combatirlo crecen exponencialmente en algunos momentos. Hoy en día el acceso al software y datos gracias a las filosofías de open source han permitido que se multipliquen los usuarios, así como los mecanismos de capacitación. Pero esa tendencia no ocurrirá siempre, se debe aprovechar hoy. El software libre para georeferenciación, del que hay decenas en el mercado (QGis, Saga, Grass, gVSIG), permite que ahora hasta el municipio más pequeño cuente con un laboratorio de georeferenciación.

Se deben aprovechar esos momentos no solamente con la adquisición de tecnología, pues la herramienta tecnológica se da en realidad cuando se conjuntan con el poder de análisis, para ello se requiere adquirir más software lo cual implica considerar la implementación de software libre, de los cuales existen muchísimos, y dedicar más a recursos humanos, capacitación y acciones; de este modo, la epidemia tecnológica contribuirá en la lucha contra la epidemia criminal.

[1] Censo Nacional de Gobierno 2011 y 2015. Gobiernos Municipales y Delegacionales.

Tonatiuh Suárez- Meaney; David Olvera Mejía; Luis Chìas Becerril

Sobre los autores: Tonatiuh Suárez-Meaney es Mto, en Urbanismo. Lic. en Asentamientos Humanos, Criminologìa-Criminalística. y estudiante de matemáticas. Responsable de Análisis Espacial (Unidad Gits-IG-UNAM), y coordinador de modelación (Geoestrategias). Profesor de geoestadística (UAEMEX); David Olvera Mejía es Pasante de Geoinformática; Luis Chías Becerril es Doctor en Geografía Université de Toulouse - Le Mirail, Francia. Maestro y licenciado en Geografìa UNAM. Profesor - Investigador de tiempo completo del Instituto de Geografìa de la UNAM. Coordinador general de la Unidad Gits-IG-UNAM.

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