Tracción al desarrollo

por | Abr 29, 2016 | De Puño y Letra | 1 Comentario

Ocasionalmente he conocido a aspirantes a puestos de elección popular y a interesados en políticas públicas y su función; muchos de ellos me han preguntado: ¿Existe una fórmula o pasos a seguir para lograr el desarrollo de una comunidad o de un municipio?

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La réplica no siempre es clara pero es la siguiente no, eso no existe; y la verdad es que no hay una formula preestablecida, existen muchas maneras para hacerlo, sin embargo está ligada a la agenda de gobierno, al interés de querer hacer obra pública sin deuda y sin enriquecimiento ilícito, situación contraria a la realidad.

Al obtener dicha respuesta, mis interlocutores vuelven a preguntar algo más o menos así: ¿cuál es el punto de partida para llevar a un municipio al desarrollo? ¿Qué se tiene que hacer primero para mejorar la calidad de vida de la sociedad? A lo que respondo: hay que cumplir con lo establecido en los indicadores.

Situación nada sencilla si no se sabe de la existencia de dichos indicadores y su estructura; si quienes dirigen esa tarea son poco profesionales, inexpertos o fueron candidatos sólo por el pago de nómina.

Hoy, después de pensar mucho sobre ¿qué se tiene que hacer primero? quiero compartir la respuesta que encontré.

Lo primero, es saber qué significa desarrollo, lo cual según Reyes (2002) es la condición social dentro de un país -o de cualquier administración territorial y de gobierno-, en la cual, las necesidades auténticas de su población se satisfacen con el uso racional y sostenible de sus recursos y sistemas naturales, respetando los aspectos culturales y los derechos humanos, como el empleo, educación, vivienda, salud, alimentación y la satisfacción de necesidades básicas. Y donde al mismo tiempo los recursos, y todos aquellos factores de producción de la riqueza se incrementan y potencializan.

Sin embargo para las sociedades mexicanas llegar a esta condición pareciera altamente utópico, en los Estados Unidos Mexicanos tenemos la ciudad más poblada del continente, actualmente nombrada ciudad de México, pero es la segunda más importante.

El país ocupa el lugar 71 en Índice de Desarrollo Humano -IDH- (PNUD 2015), el lugar 39 en el Índice Global de Competitividad, el cual sólo evalúa a 61 países de 193, aquí habita el cuarto hombre más rico del mundo (Carlos Slim) según Forbes (2016).

En 2015 el INEGI contabilizó a 2 millones 201 mil 778 desempleados, mientras que el 60% de quienes trabajan lo hacían en la informalidad, mientras que la riqueza se acumula en el 1% de la población.

La OCDE realiza un análisis sobre el promedio de horas que una persona trabaja en un año, y de los 35 países medidos, los EUM tienen el promedio más alto, con 2237 horas de trabajo por año, al mismo tiempo tiene el ingreso por salario más bajo, al mismo tiempo, el 46.2% de la población en 2014 no tenía el dinero suficiente para los gastos necesarios de su vida diaria, y un 9.5% adicional no tenía el ingreso para garantizar una canasta alimentaria (CONEVAL, 2014).

Al mismo tiempo se vanagloria la mediocridad, por ejemplo: la OCDE en el panorama educativo de México, publicado en el último trimestre de 2014, menciona que en el país, a mayores estudios menor accesibilidad al empleo, hace unos días circuló una noticia donde varias edecanes que además sacan copias en el Senado de la República ganan alrededor de 29 mil pesos mensuales, el mismo ingreso de un investigador con doctorado que labora en una universidad pública, siempre y cuando pertenezca al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

La reforma política de 2014 dejo fuera el nivel educativo como requisito indispensable y así tenemos representantes gubernamentales con niveles mínimos de estudios. Hoy conocemos diferentes esquemas para gobernar como la Smart city, Gerencia pública, Gobernanza, sólo por mencionar algunos, pero la forma de gobierno no ha cambiado en más de 70 años, se implementan políticas que aparentan ser públicas que sin embargo son medidas institucionales inmediatas que le sirven al actor político para volver a ser candidato.

Existen avances que han provisto de medios alternativos para el alumbrado público, colectores pluviales, bonos de carbono, intermunicipalidades, y obra pública de gran escala, pero en las administraciones gubernamentales no hay gran innovación en los programas implementados.

Hoy la percepción de la inseguridad es de 72.3%, y se relaciona a autoridades con el crimen, sea por enriquecimiento ilícito, fraudes o violencia, hay quienes resuelven los conflictos sin tomar acciones, unos los solucionan con violencia, otros con medidas que aparentan resolver los problemas al muy corto plazo, y los últimos intentan generar conciencia en una sociedad que lo es poco.

Jhon Forbes Nash ganador del nobel de economía en 1994 nos dice que todo individuo busca siempre maximizar su ganancia a través de acciones premeditadas y con base en lo que cree que otros harán; este es uno de los grandes problemas a enfrentar para llegar al desarrollo, ya que pone en evidencia la capacidad limitada y el egoísmo del ser humano.

Sin embargo también nos da la solución en algo llamado el equilibrio de Nash, las personas involucradas se mantienen en un exacto y mismo estado, ya que cualquier variación en uno significaría aumentar la ganancia o pérdida para los intereses del otro. Este equilibrio tiene un pequeño problema, para que exista, los sujetos deben cooperar, mantenerse estáticos y hasta cierto punto olvidar sus intereses, situación contraria a la naturaleza humana como ya se dieron varios ejemplos.

Esto me llevo a cuestionar: si la naturaleza del ser humano es contraria al desarrollo, ¿cómo es que hay países desarrollados? es aquí donde resalta la importancia de las ciencias sociales, proveyendo de ciudadanos cada vez mejores y más calificados, que con la aplicación de sus conocimientos y experiencia deben contribuir a formar mejores sociedades.

Al buscar nuestro interés e intentar maximizar nuestras ganancias es casi seguro que causaremos un daño o perdida a alguien, inclusive ese perjuicio puede ser hacia uno.

Escribió Carlos Cipolla que éste daño a terceros o a uno mismo se llama estupidez, y no importa que tan inteligente seas o lo maravilloso de tus cualidades y habilidades, la estupidez es independiente de cualquier característica, es decir, en cualquier momento se puede cometer una.

Curiosamente las personas que actúan de esta forma, son las más peligrosas, veamos por qué:

La estupidez puede analizarse de forma individual o social, de acuerdo con Cipolla, existen cuatro tipos de personalidad para el desenvolvimiento y la interacción social:

  1. Estúpido: pierde y hace perder a otros
  2. Malvado: gana haciendo perder a otros
  3. Incauto: pierde haciendo ganar a otros
  4. Inteligente: gana y hace ganar a otros

El problema es cuando las personas que pertenecen a la primera y tercera categoría llegan a posiciones de gobierno o son los tomadores de decisiones gubernamentales, las malvadas porque se enfocan en el interés personal, las estúpidas por su incapacidad de acción y reconocimiento, así como su mala toma de decisiones.

Las sociedades prosperan cuando generan mecanismos efectivos para filtrar a las personas malvadas y a los estúpidos. Esos mecanismos se encuentran en la educación en casa como en las escuelas, en la cooperación, competitividad y méritos por desempeño; en la ayuda a terceros, el trabajo en equipo y la búsqueda del beneficio colectivo.

Si contemplamos los ejemplos que se mencionaron con anterioridad (que hablan de una sociedad viciada) y le sumamos los recortes presupuestales a cultura, arte, educación, ciencia y tecnología, es fácil percatarse que tipo de personas gobiernan y al mismo tiempo a quienes gobiernan.

Es importante dejar de darle importancia a las mediocridades y que cada quien cumpla con sus responsabilidades. Si le quedó alguna duda, le invito a que lea las “leyes fundamentales de la estupidez humana”, de Carlos Cipolla.

Ricardo Escutia

Especialista en Desarrollo Municipal, ponente en seminarios, coloquios y congresos nacionales e internacionales, interesado en políticas públicas, especialmente en áreas de seguridad púiblica, juventud, desarrollo, programas sociales y obra pública.

1 Comentario

  1. Adris Solís

    Indudablemente actuar estupidamente solo genera perdida. Y pero aún cuando se hace el comparativo sobre el recote presupuestal a áreas de crecimiento social, realidad cruda.
    Queda, como dice, hacernos responsables de la funcion que desempeñamos socialmente; y aqui agrego dos funciones la social exterior y la social interior, de la primera refierase a las profesiones u oficios que realizamos, y en la segunda como miembros de una familia -papá, mamá, hijos-.

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