La idea de proyectar buenos gobiernos hacia la ciudadanía resulta difícil o imposible cuando se reduce el gobernar bien sólo al discurso, pues en resultados son radicalmente todo lo contrario.

Resulta sorprendente cómo la gente lamebotas califica como la mejor administración municipal a aquella que les dio trabajo o cuota, y como la peor a aquella que no les solapa sus caprichos, aunque en resultados a la población sí se tengan más.

Por ello, en esta ocasión quiero hablar sobre el esfuerzo de muchos partidos y funcionarios de vender la idea de buenos gobiernos, y se desviven por decir y decir que son la mejor administración municipal, que nunca se había invertido tanto a tal área, y que nadie los superará; y la mayoría es mentira, y no hay que aplaudir, simplemente si hay resultados positivos se es gobierno, si no hay resultados, simplemente no hay gobierno.

Vemos a diario cómo se derrochan los recursos en mover estructuras electorales y gubernamentales sólo por el capricho de creerse los mejores, los alcaldes pierden el piso y se sienten hasta tocados por Dios, sólo por el simple hecho de estar al frente de un municipio; la gloria no es estar al frente de un ayuntamiento, la gloria es gobernar, porque para echar a perder sobran candidatos.

En lo particular insisto siempre en que no hay que ofrecer la idea de buenos gobierno, hay que gobernar, porque así hemos prostituido esta palabra, al grado de asociarla a la corrupción, pero gobernar es simplemente cumplir, dar resultados; insisto, si no se es capaz de dar resultados, se es todo, menos gobierno.