Cosecha de agua

por | Oct 1, 2011 | Ecosustentable, Octubre 2011 | 0 Comentarios

Las lluvias atípicas han dado como resultado un incremento de las inundaciones que han afectado, sobre todo, a los centros de población más grandes del país. Tan sólo en 2010, México reportó precipitaciones que alcanzaron 925 milímetros, es decir, rango casi 30 por ciento superior al promedio histórico nacional de 720 milímetros.

ILuis Marínncluso, los niveles de lluvia del año pasado son el segundo registro más alto del que se tiene memoria, después de los 968.6 milímetros de lluvia que cayeron en 1958, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Este hecho ha puesto a pensar a los gobiernos, especialistas, académicos y organismos civiles sobre la manera de aprovechar las abundantes lluvias, y una de las respuestas más viables es la cosecha de agua, explica Luis Ernesto Marín, presidente de Grupo Ha’, empresa de consultoría y capacitación en temas de agua.

Dicha práctica consiste básicamente en captar el agua de lluvia acumulada en los techos de casas y naves industriales, para después reutilizarla en el riego de cultivos, dar de beber al ganado, criar peces y ocuparla en el hogar, pero la cosecha también permite almacenar los volúmenes que caen al suelo para recargar los pozos y los acuíferos.

Es bien sabido que los recursos hídricos del subsuelo se han sobreexplotado en casi todo el país y para recargarlos artificialmente se requieren zanjas y pozos de filtración, además de bombas y algunos filtros, necesidades que varían según las características de cada lugar, refiere el experto. En comparación con técnicas de almacenaje superficiales, como presas y diques, los mecanismos de cosecha de agua pueden ser incluso más baratos, lo que constituye una buena opción para los gobiernos locales si se consideran sus escasos presupuestos.

Un ejemplo claro son las llamadas “tinas ciegas” —hoyos de un metro de profundidad en promedio— que captan el agua de lluvia y facilitan su absorción a varios metros de profundidad, como ya se ha hecho en las faldas del Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

De esta forma, las localidades del país pueden controlar las inundaciones, recargar sus fuentes subterráneas y evitar que el agua se contamine en el drenaje. Tan sólo la precipitación del 4 de febrero del 2010 –que calló en el Valle de México– fue de 36 millones de metros cúbicos de agua en 12 horas, equivalente al suministro otal del sistema Cutzamala en 30 días, refiere Luis Marín.

BAJO COSTO Y GRANDES BENEFICIOS

Busque cocinasEn México todavía no se cuenta con mucha experiencia, por lo que se toman como referente los trabajos realizados en Estados Unidos, explica el especialista. Según las publicaciones científicas estadounidenses, si no se presentan por lo menos 400 milímetros de precipitación media anual, el proyecto de cosecha no es viable debido a que la recuperación de la inversión será lenta.

Sin embargo, con el cambio climático los periodos de lluvia se hacen más cortos y más intensos, por lo que “una precipitación que a lo mejor caía en una semana o en un mes ahora puede caer en cinco días”, observa Marín.

Como se dijo antes, otra aplicación que tiene la cosecha de agua es el uso doméstico, aunque es pertinente aclarar que la de lluvia no puede considerarse como agua apta para beber. Por lo general, la precipitación pluvial es limpia, pero en las ciudades, sobre todo en zonas industriales, se encuentran varios contaminantes en la atmósfera que entran en contacto con la lluvia, por lo que no se recomienda considerarla potable.

La captación es una solución barata, técnicamente factible y que puede adaptarse a distintas condiciones sociales y ambientales. Según Luis Marín, el costo más alto son las obras o los aditamentos necesarios para el almacenamiento, que pueden ser desde uno o varios tinacos, hasta una cisterna o tanques de almacenamiento superficiales de cemento.

En su mayoría, casas y naves industriales ya cuentan con sistemas de drenaje pluvial: tuberías de PVC y canaletas por las que circula el agua de lluvia, para evitar encharcamientos en los techos, que sólo se tienen que redireccionar. En caso necesario, habrá que hacer un análisis y hacer una nueva instalación.

El proceso comienza con la limpieza del techo, el cual debe estar libre de cascajo, basura, metales, solventes y cualquier tipo de material que pueda contaminar el agua; aún así en la entrada del drenaje pluvial se debe colocar un fi ltro para retirar los residuos sólidos, que pueden ser de malla plástica.

El agua viaja por una primera tubería que desemboca en el tanque sedimentador –que puede ser un tinaco–, llamado en inglés firstflush. En este primer tanque, el agua está un poco sucia, pero al pasar por una segunda tubería, con su respectivo filtro, llega en mejores condiciones al tanque de almacenamiento o cisterna.

Luis Marín comenta que el sector industrial es el que más interés ha mostrado por esta técnica, sin embargo consideraque los gobiernos locales también podrían impulsarla, sobre todo en lugares de escaso servicio. “Hay industrias que se han dado cuenta de que el agua de lluvia cumple con las características de calidad necesarias para emplearla en sus procesos. Captan el agua, la ponen en cisternas y la utilizan.”

Un ejemplo es la lavandería La Francesa, en la delegación Xochimilco de la Ciudad de México. “Ellos nunca disponían de agua y tenían que comprar pipas, pero construyeron una cisterna, compraron tubos, filtros e invirtieron en un sistema de desfogue. En seis semanas recuperaron su inversión y el resto fue ganancia”, recuerda Marín. Esta pequeña empresa invirtió cerca de 6 mil pesos en infraestructura, que le generó ahorros por 806 mil 132 litros de agua en un año, equivalentes a 86 mil 700 pesos en pipas.

Miriam Castro

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