Innovación contra Inundaciones

por | Jul 1, 2017 | Expediente Abierto, Julio 2017 | 0 Comentarios

La gran cantidad de basura en las ciudades, aunado a factores relacionados con los materiales del asfalto y el alcantarillado, son algunos desafíos que pueden resolverse mediante tecnologías al alcance de gobiernos para controlar el exceso de agua en el sector urbano

FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO

Las inundaciones son uno de los fenómenos naturales más comunes en México que causan la pérdida de vidas humanas y animales, daños a viviendas e infraestructura, enfermedades y desabasto de alimentos. Además, provoca la interrupción de servicios básicos como agua, electricidad y gas, por mencionar algunos.

Aunque se trata de fenómenos cíclicos que ocurren especialmente en grandes ciudades y zonas bajas cercanas a costas y ríos durante la temporada de lluvias, en México está más desarrollada la cultura de atención y remediación que el prevenir.

Los estados más susceptibles están ubicados en el noroeste del país; como Baja California Sur y Sinaloa, pero también lo son Guerrero, Chiapas, Veracruz, Tabasco y la Península de Yucatán.

De acuerdo con el Centro Nacional para el Control de Desastres (Cenapred), la urbanización de las ciudades provoca que el suelo se cubra con una capa impermeable de concreto o asfalto que no permite que el agua penetre en el suelo. Además, la basura que se tira en la calle tapa las alcantarillas y ocasiona que su capacidad no sea suficiente para conducir grandes volúmenes de agua, de ahí que en cada temporada de lluvias veamos encharcamientos e inundaciones.

A través de los Sistemas de Alerta Hidrometereológica, herramientas técnicas desarrolladas por el Cenapred y el Instituto de Ingeniería de la UNAM, se estiman los escurrimientos que producirá la lluvia en una región en los minutos u horas posteriores a su ocurrencia para advertir del peligro que podría generarse en algunas zonas. Actualmente se cuenta con seis sistemas de ese tipo en sitios como Acapulco, Guerrero, Tijuana, Baja California; Tuxtla Gutiérrez, Chiapas y Monterrey, Nuevo León.

Pese a los sistemas de predicción de fenómenos y la tecnología disponible para contener las inundaciones, esos fenómenos ocurren. José Manuel De la Sierra Chávez, director de Camouflage RSQ, división de Protección Civil y Desastres Naturales de dicho grupo, informa en entrevista con Alcaldes de México que la empresa tiene la exclusividad en el país para distribuir el sistema patentado de contención de inundaciones denominado Tiger Dam.

El sistema, explica De la Sierra, consta de tubos de plástico que se llenan con agua y permiten contener el agua de lluvias, lagunas o ríos que salen de su cauce. Los tubos se pueden apilar hasta 10 o 15 metros de altura y la longitud puede ser desde 15 metros hasta varios kilómetros porque se van juntando unidad por unidad. Los tubos tienen distintos tamaños, pero el estándar es de 20 metros de longitud y un metro de altura cuando están llenos, aproximadamente.

Hasta ahora el recurso más utilizado por los gobiernos y la Secretaría de la Defensa Nacional para la contención de inundaciones son los costales o sacos de arena que cuadrillas de trabajadores llenan después de trasladar el material en camiones de carga. “El problema de los costales es que se requiere demasiado personal para rellenarlos y después para acomodarlos y formar diques que en determinado momento son arrastrados por la corriente del agua y crean problemas ambientales severos, ya que la arena y los desechos de los costales se van a coladeras o al mar”, explica el directivo.

José Manuel De la Sierra Chávez.
FOTO: ROSALÍA MORALES

Para resguardar una milla (1.6 kilómetros) con sacos de arena se tienen que colocar alrededor de 1 millón 600 mil costales, lo que representa un gasto de alrededor de 12 millones de dólares (mdd), ya que cada saco tiene un costo promedio de 7.5 dólares. Un kit del Tiger Dam de respuesta inmediata incluye tubos, bombas, aditamentos, chalecos, conos, palas para sostener los diques y anclas.

De la Sierra comenta que hasta el momento el gobierno de Tabasco ha mostrado interés por adquirir el Tiger Dam. También lo conocen la Sedena y Protección Civil, pero a tres años de haber sido introducido al mercado mexicano ningún gobierno de los tres niveles lo ha adquirido.

En entrevista exclusiva, Alberto Santos Burgoa, director de Soluciones Hidropluviales, empresa con larga trayectoria en la distribución y operación de equipos y sistemas especializados, que aseguran una gestión integral del agua de lluvia, comenta que en años pasados la compañía ofreció un sistema de barreras similar al Tiger Dam, pero de tecnología inglesa, en Monterrey, Chiapas y Tabasco, pero “la realidad es que funcionó sólo10 por ciento de lo que se tenía previsto”.

Lo que realmente se necesita, asegura, es una gestión efectiva del agua de lluvia mediante la utilización de sistemas que garanticen el mejor tratamiento de escurrimientos pluviales en grandes volúmenes, porque el cambio climático ha provocado que las lluvias sean más cortas en tiempo pero de mayor intensidad. El volumen de agua que antes caía en una hora ahora ocurre en 10 minutos y los sistemas de drenaje no lo soportan.

Con respecto a lo anterior, Soluciones Hidropluviales considera tres alternativas para evitar inundaciones: retornar a la utilización de lagunas naturales de regulación que puedan ser controladas con equipos que cumplen con ese propósito y que captan el agua de lluvia. Asimismo, un sistema que permite almacenar el agua de lluvia para posteriormente infiltrarlo en el subsuelo, de manera que se recarguen los acuíferos, problema que ayudaría a contener los hundimientos, especialmente en el Valle de México. Otra posibilidad es que se capte el agua en grandes tanques de almacenamiento y el mismo líquido sea potabilizado o utilizado para el lavado de pisos e inodoros, por mencionar algunos usos.

Alberto Santos Burgoa.
FOTO: ROSALÍA MORALES

Durante los siete años en que la tecnología ha sido difundida, se han instalado 100 equipos en todo el país, de los cuales, por lo menos la mitad están en la Ciudad de México, pero no en sector público sino en plazas comerciales y edificios corporativos, donde por norma tienen que instalar sistemas captadores de agua de lluvia para su reutilización.

Santos Burgoa explica que el principal problema para el uso de esos sistemas que funcionan con pozos es la falta de mantenimiento, ya que se obstruyen con basura y sedimentos, lo cual impide que funcionen a su máxima capacidad y eficiencia. Por lo anterior, es necesario que el sector público decida si paga a la iniciativa privada para que realice dichas labores o si asume esos trabajos.

Otro de los factores que influye en la decisión de invertir o no en prevención y contención de inundaciones (de más de un metro de tirante de agua) es que existe el Fondo de Desastres Naturales, que apoya a las entidades federativas de la República mexicana, así como a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, en la atención y recuperación de los efectos que produzca un fenómeno natural.

 

Adquirir sistemas de prevención significa que los gobiernos u organismos destinen recursos propios para invertir, y si se esperan a que ocurra la inundación pueden obtener el capital del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) para atender las contingencias. “En Chiapas, por ejemplo, la gente ya está acostumbrada a estrenar muebles cada año porque sabe que los ayuntamientos y gobiernos estatales los apoyan con la reparación de los daños”, dice Santos Burgoa.

Para finalizar, Sebastián Serrano, director de Promoción y Comunicación de Soluciones Hidropluviales, considera que lo importante es desarrollar en México un círculo virtuoso del agua de lluvia y que se deje de ver como un daño o afectación. “En lugar de que el agua de lluvia vaya a drenajes saturados y llenos de basura hay que aprovecharla, captarla y utilizarla.”

Esther Arzate

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