Menos EPOC con estufas ecológicas

por | May 1, 2010 | Mayo Junio 2010, Responsabilidad Social | 0 Comentarios

Collage 6Durante 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió información sobre las causas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una nueva vertiente de trastornos respiratorios. La estadística fue contundente al señalar que 90 por ciento de los enfermos contraía el mal a consecuencia del tabaquismo.

El resto de los pacientes —10 por ciento— debe su condición a situaciones vinculadas con la pobreza extrema. Este último grupo había desarrollado la enfermedad por inhalar humo de leña verde, situación que se volvía más común en aquellos poblados con los menores índices de desarrollo humano (IDH).

En México, 40 millones de habitantes viven en situación de pobreza y 20 millones de ellos en pobreza extrema, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Este cuadro implica que se rebasa la estadística mundial y, por tanto, que aproximadamente más de 10 por ciento de la población total del país padece la EPOC como consecuencia de la inhalación del humo de la leña que se quema en las chozas de los miles de poblados, rancherías y comunidades pequeñas de la República.

“Quisimos ayudar a estas personas y nos encontramos al Fondo para la Paz, una organización que ya tenía un programa muy bien estructurado para implementar estufas ecológicas”, comenta Erika Ruiz Ramos, gerente de Comunicación del laboratorio Boehringer Ingelheim, precursor en la investigación de medicamentos que combaten enfermedades respiratorias. víctimas también de una tos persistente, que poco a poco produce más daño debido a que la EPOC es crónica y degenerativa.

El Fondo para la Paz —una institución de asistencia privada que surgió en 1994— se dedica a canalizar esfuerzos humanos y recursos materiales para mejorar las condiciones de vida de las familias indígenas que viven en situación de extrema pobreza en México. Su cobertura abarca la sierra Mixteca y la costa de Oaxaca, la zona de la Huasteca en San Luis Potosí y la sierra de Zongolica en Veracruz.

Frente a los riesgos de la enfermedad, el Fondo y Boehringer decidieron juntar esfuerzos para apoyar a las personas que viven en los poblados más apartados del país, a través de un proyecto para equipar sus hogares con estufas ecológicas. La iniciativa se transformó en una realidad en 2006, cuando estos artefactos fueron instalados en la Huasteca. Posteriormente, en 2008, cuando el trabajo se concluyó en dicha región, donde fueron instaladas 400 estufas ecológicas, el programa se trasladó al municipio de Tequila, en Veracruz, el cual se encuentra enclavado en la sierra de Zongolica.

“A lo largo de estos años hemos beneficiado a 2 mil 500 habitantes y canalizado recursos por 1.3 millones de pesos. Cada año nos sentamos a platicar con el Fondo para la Paz para ver cómo vamos, si todavía hay pendientes en las comunidades en donde estamos o si nos movemos a otra localidad. Estamos hablando de que hay 20 millones de mexicanos en extrema pobreza, por lo que tenemos mucho por hacer en este campo”, destaca la ejecutiva de Boehringer.

El objetivo del proyecto es que los amplios grupos que sufren la EPOC en México se reduzcan, a pesar de que, por el momento, no es posible demostrar en qué medida las estufas ecológicas han cerrado el paso a este mal, al no contar con un antecedente de este beneficio.

Los poblados de menos de 2 mil 500 habitantes que hay en el país se distinguen por tener una población mayormente rural e indígena, con un bajo IDH y altos índices de marginación. Existe además otra peculiaridad: por lo general, las mujeres indígenas cocinan sus alimentos en fogones instalados en el mismo espacio donde los integrantes de la familia duermen y conviven, en el centro de la casa.

“Cuando las mujeres cocinan con leña surgen las enfermedades oculares y respiratorias. La estufa ecológica evita que estas enfermedades se den, ya que el humo se reduce hasta 90 por ciento”, explica por su parte Marisol Monroy, integrante del departamento de Proyectos del Fondo para la Paz. “Es decir, con las estufas ecológicas se cocina mejor, sin dejar de lado la manera tradicional de realizar esta actividad”, asegura.

Hasta antes de 2006, las familias de las comunidades mencionadas amanecían y se iban a dormir con la presencia de humo, lo que provocaba la EPOC. Los bronquios de estas personas perdían su flexibilidad y, en algunos casos, la familia completa ya no podía exhalar el aire contaminado que había respirado al menos durante ocho horas continuas.

MÁS BENEFICIOS

Erika Ruiz

Con base en la experiencia reportada en la Huasteca potosina, el Fondo para la Paz acordó con las empresas Boehringer, la línea de autobuses de pasajeros ADO y el gobierno autónomo español de La Rioja trasladar los beneficios de las estufas ecológicas al municipio de Tequila, Veracruz, concretamente a la comunidad de Poxcautla, donde ya fueron beneficiadas 100 familias. “En Veracruz, fue en Tequila donde se vio la mayor necesidad por las características de las viviendas, con fogones adentro de las casas”, recuerda Erika Ruiz. A finales de 2008, en una tercera fase, el proyecto arribó al poblado de Oxtotitla, a unos 15 kilómetros de Tequila, a donde se llega sólo por un camino de terracería.

Marisol Monroy destaca que con las estufas ecológicas se utiliza menos leña, lo que significa también una menor tala de árboles para este fin, además de que hay mejor aprovechamiento de la energía, debido a que la estufa está habilitada para guardar el calor.

Las estufas ecológicas están hechas con ladrillos y un pequeño horno. En la superficie se instalan dos comales, uno circular y otro rectangular, y cuenta con una estructura especial donde se coloca un tubo que sale fuera de la vivienda. La instalación del artefacto se lleva a cabo en dos días y consiste en una base de concreto que tiene que edificar el beneficiado; mientras que el Fondo para la Paz proporciona la arena, los tabiques, comales, tubos de la chimenea y cualquier otro material necesario para su construcción. En el esquema que acordaron la institución y Boehringer se estableció que el laboratorio cubriría 95 por ciento de los gastos para la instalación de las estufas.

CON SALUD, MÁS DESARROLLO

Un poco de Tequila“La aceptación de esta estufa debe venir de parte de ellas, de las mujeres del lugar, por lo que tratamos de explicar las ventajas de contar con una estufa ecológica y, por lo general, si ven que la señora que vive a lado la utiliza, ellas también”, menciona Lucio Tezoco, parte del personal del Fondo para la Paz en el municipio de Tequila.

Oxtotitla —donde se lleva a cabo la tercera fase del proyecto—se encuentra en el corazón de la sierra de Zongolica y está habitado por unas 180 familias. Su actividad económica principal es la siembra y cosecha de café, pero, al igual que miles de poblados pequeños en México, no cuenta con algunos de los servicios de infraestructura básicos como drenaje o caminos pavimentados.

Claudia Ixmatlaua, oriunda de Oxtotitla, es una de las 150 promotoras de recursos, en este municipio, para el Fondo para la Paz. Con orgullo dice —por momentos en su lengua nativa, el náhuatl— que las estufas ecológicas han abatido el daño de los ojos y las vías respiratorias que antes padecían las familias. Y aún faltan estufas por instalar, señala.

PARTICIPACIÓN MUNICIPAL

Rigoberto CocotleRigoberto Cocotle Castillo, presidente municipal de Tequila, asegura que la relación con instituciones que encabezan esfuerzos para llevar beneficios a los pequeños poblados de la demarcación es de franca colaboración. “Con el Fondo para la Paz se firmó un convenio y desde hace dos años hemos visto con gran beneplácito las grandes obras que se han hecho. Le puedo decir que si el ayuntamiento hace una obra, el Fondo tiene la capacidad de hacer tres o más, en el mismo lapso. Nuestro enemigo común, yo lo entiendo así, es la pobreza, la marginación, la falta de oportunidades”, reconoce el alcalde abanderado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuya gestión concluye en diciembre de este año.

Las obras de mayor importancia que ha podido ejecutar el gobierno municipal con un presupuesto anual de 15 millones de pesos son la primera etapa de la Universidad Veracruzana Intercultural y la Secundaria Técnica 153, que anteriormente carecía de infraestructura digna para atender a más de 365 alumnos. En materia de salud, el gobierno local logró la construcción de un centro moderno equipado con primeros auxilios. “De manera coordinada con el gobierno estatal, también logramos abatir el problema del rezago en el suministro de agua a la cabecera municipal”, enfatiza.

La obra de infraestructura que más preocupa a Tequila es el plan de pavimentar un tramo carretero de 17.5 kilómetros que acortará el camino que hoy aleja la cabecera municipal de sus comunidades.

María Luisa Aguilar G

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