AMLO y las encuestas

por | Jul 27, 2018 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

El margen de diferencia entre el primero y segundo lugar llegó a escalar más de 25 puntos, lo cual sirvió para que los adversarios de AMLO descalificaran las encuestas […] Sin embargo llegamos al primero de julio y las encuestas no fallaron.

Sin lugar a dudas el proceso electoral 2018 marcó un precedente importante en el uso y difusión de encuestas. Durante todo este proceso electoral observamos que la inmensa mayoría de estos instrumentos de medición siempre colocaron a Andrés Manuel López Obrador en la cima. No hubo alguno que lo colocará en segundo lugar, todo lo contrario, lo ponían en primer lugar y conforme avanzó el proceso electoral su diferencia con el segundo puesto aumentaba abismalmente.

AMLO, se volvió un defensor y divulgador de las encuestas. En los tres debates presidenciales exhibió la abrumadora diferencia que existía entré él y sus adversarios, lo cual desde mi punto de vista no era necesario hacer, dado que las encuestas durante todo el proceso electoral fueron sumamente difundidas por todos los medios habidos y por haber. En lo particular consideré que la estrategia de AMLO de difundir los resultados de las distintas encuestas no era adecuada, y esto lo argumentaba por el uso faccioso que habían dado a las encuestas durante los procesos electorales de 2006 y 2012. Recuerdo bien que la casa encuestadora GEA ISA, en 2006 fue la primera en colocar a Felipe Calderón al frente por más de 3 puntos sobre AMLO, y también esta misma casa encuestadora fue la que colocó  durante toda la campaña 2012 a Enrique Peña Nieto por mas de 10 puntos sobre AMLO, de hecho fue la única encuestadora que a petición de Grupo Milenio levantó información y resultados diariamente, durante todo ese proceso electoral. Y fue la que más margen de error tuvo en los resultados de esa elección al grado que Ciro Gómez Leyva, quien divulgaba a diario los resultados, tuvo que ofrecer una disculpa pública por la información otorgada por GEA ISA.

Pero en el 2018 vimos cosas distintas, observamos que el comportamiento de la gran mayoría de las encuestadoras fue distinto al grado que en los llamados exit poll (encuestas de salida, elaborados el día de la elección) coincidieron en sus resultados, le otorgaron una amplia ventaja a AMLO y por tanto la victoria, y a diferencia de las dos procesos electorales previos, en esta ocasión las mediciones que realizaron durante todo el proceso electoral no erraron. De hecho el margen de diferencia entre el primero y segundo lugar llegó a escalar más de 25 puntos, lo cual sirvió para que los adversarios de AMLO descalificaran las encuestas diciendo que la encuesta que contaba era la que se realizaría el día de la elección y no las que se hicieron durante todo el proceso electoral.

Sin embargo llegamos al primero de julio y las encuestas no fallaron. Todo lo contrario, reafirmaron ser un instrumento confiable para la medición de la opinión pública. Así es que con ello, la imagen de estos instrumentos se vio altamente beneficiada, al grado que a casi un mes de los comicios presidenciales, Consulta Mitofsky y Grupo Reforma, difundieron los resultados de un ejercicio de medición para saber la opinión de la sociedad sobre las expectativas que se tienen del gobierno de Andrés Manuel, y observó que la inmensa mayoría considera que el tabasqueño realizará, no un buen trabajo, sino un excelente trabajo.

Y en ello radica lo interesante de estos resultados. Si son correctos, Andrés Manuel López Obrador tiene en sus manos no sólo el apoyo partidista en el poder legislativo, al tener la mayoría en ambas cámaras, y con ello poder realizar los cambios que desea para combatir los dos grandes males que aquejan a nuestra sociedad: la corrupción y la desigualdad; sino que ahora con este mensaje que envían los resultados de éstas dos encuestas, observó que su apoyo social no solo se mantuvo en comparación con las mediciones previas a los comicios del primero de julio,  sino que creció y con ello el tabasqueño cuenta con el respaldo social para lograr llevar a cabo las promesas de campaña, si desea efectuar consultas para cambiar algunas reformas o decisiones de obras como el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

Y con esto concluyo, AMLO carga una gran responsabilidad que construyó tras ofrecer un discurso de cambio en la forma de hacer gobierno. De lograr realizar dicha transformación y más en las condiciones en que recibe el país (una deuda pública de más de 9 billones de pesos, índices altísimos de violencia, desempleo, etc), sin lugar a dudas se convertiría en un icono de la historia política de nuestro país y, claro, dejaría un legado impresionante a su partido que hoy en día ya es un referente en la democracia de nuestro país.

Pero también existe la otra posibilidad, y radica en que de no lograr dicha transformación, el mensaje de aceptación con el que hoy cuenta se convertiría en un mensaje de alto repudio, situación similar a la que vive Enrique Peña Nieto, a quien hoy podemos ver como también responsable de la derrota del PRI en las pasadas elecciones. Con ello no sólo la imagen de AMLO recibiría el castigo del repudio de la sociedad sino que también MORENA, más porque esta elección nos demostró que la sociedad mexicana sabe castigar bien en las urnas a sus malos gobernantes.

Luis Ángel Hurtado Razo

Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Autor de los libros: «2006: El año del complot» y «2012: Reflexiones sobre el proceso electoral», actualmente se desempeña como académico de la FCPyS/UNAM. También es colaborador de la Revista Zócalo y Antena Radio. twitter Twitter

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