Congruencia política

por | Sep 20, 2019 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Por Felipe Reyes Barragán

Hay pues, una evidente ruptura entre lo que se dice y lo que se hace, entre la teoría y la práctica, pero se soslaya diciendo que si los demás lo hacían, pues entonces no está tan mal.

Hay una máxima que dice que en Política, percepción es realidad y cada vez se comprueba que en los gobiernos se carece de congruencia, lo que permite que esta sentencia sea cada vez más percibida como un hecho y no como un supuesto.

Ejemplos vemos y muchos, desde el candidato que en campaña anda en tierra, saludando y escuchando, diciendo que así será siempre, y que cuando llega al poder, cambia,  o aquellos que piden eficientar los recursos pero en sus gestiones, los dispendios en cosas simples son cosa cotidiana.

¿Será que en México la congruencia no nos importa?

En estricto sentido, un funcionario público debería ser “congruente” con visiones éticas que todo gobierno debe tener y sobre todo practicar. En ningún país  la corrupción o la irresponsabilidad son parte de las bases políticas de un partido o gobierno.

¿Entonces?

Acusaciones, algunas basadas en supuestos y otras en evidencias contundentes, suceden todos los días, pero parece no cambiar la situación, pareciera ser ya parte del ADN de algunos, es más, casi casi lo dan como parte de los hechos y costumbres. Y sigo creyendo, quizás ingenuo, que muchos son incongruentes no por maldad, sino por un extraño desequilibrio que nubla la razón al llegar al poder y nulifica cualquier dicho de terceros y más si no son de tu círculo, de tu gente, de tu partido.

Hay pues, una evidente ruptura entre lo que se dice y lo que se hace, entre la teoría y la práctica, pero se soslaya diciendo que si los demás lo hacían, pues entonces no está tan mal.

Es cierto que existen muchas trampas y tentaciones que acechan a quienes ostentan un cargo en el gobierno. Por ello, la premisa básica a cuidar es que el principal objetivo deba ser servir a la ciudadanía y no al revés.

Congruencia en todo, para todo

Es en la pasada ceremonia del grito de Dolores, celebrado en Palacio Nacional, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un claro ejemplo de institucionalidad al dar sus arengas y sobre todo, al compartir a los mexicanos una ceremonia que “parecía” ser austera, donde podemos dar un claro ejemplo de falta de congruencia y quizás hasta simulación.

Hasta antes de que circularan fotografías evidenciando lo contrario, se creyó que, a diferencia de otros sexenios, se rompía la costumbre, que no #protocolo ni #ceremonial, de tener invitados especiales en los salones adyacentes al balcón, en una especie de valla humana, arropando y alentando a la pareja presidencial en su recorrido al balcón.

Esta simple acción de inmediato generó comentarios positivos en las redes pues dichas imágenes (de pasillos vacíos) fueron transmitidas en cadena nacional y se generó la percepción que por primera vez se le daba el espacio y el tratamiento a cada personaje y momento.

Sin embargo horas más tarde circularon imágenes de invitados, haciendo valla, en los salones adyacentes solo que éstas, casualmente, no fueron transmitidas.

Ojo, un gobierno hace y, si no, debe hacer relaciones públicas gubernamentales, y para ello establece canales de vinculación y alianzas con distintos actores y sectores de la sociedad, en búsqueda de mejores condiciones para los gobernados. Y algunas acciones que pueden implementarse son, por ejemplo, hacerlos partícipes de eventos importantes; invitarlos a una ceremonia oficial es una forma de deferencia muy útil si y solo si se maneja con claridad y transparencia, pero al parecer, dentro de Palacio Nacional nadie vio con malos ojos que no se pasaran estas imágenes que tarde o temprano fueron compartidas por los mismos invitados.

Quizás en este punto digas “Pero hay cosas más importantes que unas fotos o invitados”, y sí, tienes razón, pero un gobierno que busca ganar la confianza y credibilidad de los 60 millones de votantes que, o eligieron a otro candidato o no votaron, no puede darse este lujo. ¿Y cuál es problema? Bueno, además de la reiterada falta de congruencia, y siguiendo en el ejemplo del grito,  más de 17 millones de mexicanos, según las cifras oficiales, vieron la ceremonia del Grito en televisión nacional,  y se quedaron con la “percepción” que esta administración hizo cosas diferentes.

Si recordamos que percepción es realidad, la del domingo, creada al aire, difiere y mucho de lo que pasó en Palacio Nacional y lo cierto es que un gran porcentaje de mexicanos se quedarán con lo que vieron en la tele pues no todos tienen acceso a internet donde pueden contrastar la información.

Por ello es fundamental que en el gobierno se asuma la idea de practicar la congruencia en todo, en lo que comunica, en lo que no, en cómo lo dice, para qué lo dice y a quien lo dice. Y nosotros los ciudadanos, ni comparsa ni verdugos, sino actores que exijamos lo que hace falta, reconozcamos lo bueno y ayudemos en lo que no funciona.

Decía Willy Brandt, “a los problemas de la democracia hay que responder con más democracia” y, agregaría, “congruencia”.

Felipe Reyes Barragan

Estratega en Protocolo, Relaciones Públicas y Comunicación. Estudió la maestría en Comunicación Social y Política y en los últimos años se ha especializado en la aplicación del Protocolo como herramienta de comunicación en las organizaciones y en los eventos. Profesor y speaker en diversos congresos y foros académicos y empresariales. twitter Twitter facebook Facebook Blog:felipereyesbarragan.blog

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