Actuar y hablar como si siguiera en campaña abona a un momento inestable, innecesario además. Los ciudadanos queremos realidades, queremos los “cómos” y no los “para qués”
“El lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen como verdades, que el crimen parezca respetable y para darle consistencia a lo que es puro viento”
George Orwell, periodista y escritor en su ensayo “La política y la lengua inglesa”
Todos los días, al hojear los diarios o ver las noticias en la internet, somos receptores de una gran cantidad de información y mucha de ella es generada por los gobiernos, dependencias y funcionarios, creando así una imagen y percepción que puede generar una opinión publica del acontecer cotidiano.
En el caso de México y ante la próxima entrada del nuevo gobierno, todos los días leemos y escuchamos declaraciones y opiniones de los principales actores políticos y que para bien o para mal, están generando una especie de nerviosismo por lo ambiguo de los mensajes y sus contradicciones entre sí.
¿Qué deben hacer entonces los equipos de comunicación?
1.- Tener muy en claro que “Comunicación es poder. Poder es comunicación”
2.- Ajustar los mensajes, que no es lo mismo que omitir, a los ciudadanos y al contexto en el que se desenvuelven.
3.- Atender el momento político, el cual es fundamental para legitimar y crear las condiciones necesarias para un comienzo terso y negociado. Si el ciudadano percibe que los mensajes carecen de fondo y forma, que son constantemente cambiados y que no son claros, entonces se creará una percepción negativa.
Si bien el Presidente electo, por citar un ejemplo, cuenta con un bono democrático que hace mucho no se ve, debe ser cauto, preciso, coherente y contundente. Actuar y hablar como si siguiera en campaña abona a un momento inestable, innecesario además. Los ciudadanos queremos realidades, queremos los “cómos” y no los “para qués”
4.- Crear mensajes que pasen de la emoción a la razón, y más cuando se está ya en otra etapa. Cuando son campañas, se vale hacer mensajes que vayan de la razón a la emoción, pero es muy peligroso y endeble además, generar una imagen de gobierno basada únicamente en emociones y menos cuando existe una gran polaridad política en los mexicanos.
En resumen:
El mensaje es todo aquello que perciben los ciudadanos.
Hay que evitar lo que sucede en cierto pasaje de la película de Lewis Carroll, Alicia a través del espejo:
– Cuando yo uso una palabra – dijo Humpty-Dumpty con un tono burlón – significa precisamente lo que yo decido que signifique: ni más ni menos.
– El problema es – dijo Alicia – si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
– El problema es – dijo Humpty-Dumpty – saber quién es el que manda. Eso es todo.
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