La futura política de drogas y el sistema de protección de la niñez en México

por | Oct 11, 2018 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Lo cierto es que este debate pone sobre la mesa una necesidad desde siempre urgente, la cual se centra en la integralidad que debe existir en las políticas publicas de infancia.

En las ultimas semanas hemos escuchado la intención del gobierno entrante, encabezado por AMLO, de regular la mariguana y la amapola para enmarcar su producción, venta y consumo como actividades lícitas dentro del mercado, lo cual escandaliza a algunos sectores conservadores de la sociedad con argumentos diversos, que van desde los más apegados a razones objetivas relacionadas con la salud -pero carentes del soporte con evidencia suficiente- hasta algunos argumentos carentes de lógica como decir que los principales afectados serán los niños y niñas, que tendrán el acceso a estos fármacos por ser “legales”. Lo cual está lejos de la realidad y la evidencia.

Primero que nada, cabe destacar que las propuestas que se están planteando apenas contemplan  la regulación de la mariguana para uso recreativo y medicinal, y el uso de la amapola con fines medicinales. Al igual que el alcohol, un niño, niña o adolescente no tendrá acceso a esas substancias de forma legal a menos de que sea por una cuestión médica y supervisada. Lo cierto es que este debate pone sobre la mesa una necesidad desde siempre urgente, la cual se centra en la integralidad que debe existir en las políticas publicas de infancia, con esto me refiero a que al igual que con otros temas tabúes en la sociedad, como los derechos sexuales y reproductivos, los niños y las niñas deberán estar informados sobre la existencia de estos temas con información clara y científica desde distintos ámbitos.

Sabemos que una persona que se ha hecho adicta a alguna droga siempre buscará conseguirla en el mercado legal o ilegal, y muchas veces una persona cae en esta condición por una serie de factores que detonan la adicción. Estos factores van desde la falta de información hasta los relacionados con la descomposición del tejido social, pero hasta ahora el problema de las drogas se ha visto desde un enfoque meramente persecutorio, sin dejar cabida a las políticas integrales de prevención y de salud.

Ante el paso inminente de legalizar bajo ciertas circunstancias estas drogas, debemos tener en mente que de la mano de ello deben ir las políticas y programas de prevención, los cuales deben ser diseñados para tratar riesgos específicos tomando en cuenta las características de la poblaciones, tales como la edad, el sexo, y la cultura, para mejorar la eficacia del programa.

Los programas de prevención para las familias deben mejorar las relaciones familiares e incluir habilidades para ser mejores padres, madres o tutores; se debe procurar un entrenamiento para desarrollar, discutir y reforzar las reglas de la familia con relación al abuso de sustancias, y la información y educación sobre las drogas.

Las escuelas también serán espacios indispensables para aminorar los riesgos, toda vez que se pueden diseñar programas de prevención para una intervención temprana dirigida a los años preescolares, que enfoquen a los factores de riesgo para el abuso de drogas tales como el comportamiento agresivo, conducta social negativa, y dificultades académicas, hasta etapas posteriores donde se debe tomar en cuenta el cambio físico y emocional de los niños, niñas y adolescentes, relacionando este tema con otros como son las violencias que se suelen suscitar en el ámbito familiar, el acoso escolar y la deserción escolar.

Aunado a lo anterior, es de gran relevancia la intervención de la comunidad, ya que los programas de prevención comunitarios dirigidos a las poblaciones en varios ambientes como los centros comunitarios, los clubes, las organizaciones religiosas y los medios de comunicación suelen tener una alta eficacia cuando se presentan a través de mensajes consistentes en cada uno de los ambientes de la comunidad, beneficiando principalmente a los niños y las niñas.

Si bien las drogas (mariguana y amapola) están por regularse para mudar a la legalidad, toda la sociedad, sí, todos y todas debemos estar preparados para ello y debemos dejar los tabúes de lado, para que los niños, niñas y adolescentes conozcan desde temprana edad los impactos de estas drogas y eviten ser consumidores bajo una situación de adicción. Para ello no podemos dejar toda la tarea al Estado, es decir las familias y las comunidades debemos ser agentes activos para otorgar información a las niñas y niños que les sirva para tomar decisiones y evitar riesgos. Por su parte el Estado tendrá la tarea de dar el abordaje a esta situación nueva que está por presentarse, desde el sistema de protección de la niñez que tiene el Estado, generando responsabilidad social en el ámbito privado, colaboración de la sociedad civil y coordinación de los tres niveles de gobierno.

Areli Zarai Rojas Rivera

Es presidenta de la Organización No Gubernamental Y Quién Habla por Mí AC. Estudió ciencia política en el Tecnológico de Monterrey y se ha dedicado al fortalecimiento de políticas públicas, proyectos y legislación en materia de Derechos Humanos, especialmente en temas de seguridad, género y de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes. twitter Twitter twitter Twitter

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