El campo de poder social es de creciente relevancia para le región de América del Norte y la convivencia armónica entre Canadá, los Estados Unidos de América y México; toda vez que los estándares internacionales más relevantes tienden a enfocarse en el desarrollo y protección de las personas en primera estancia, como elemento primordial para el desarrollo de estrategias de gobierno nacionales, regionales y globales, en aras de consolidar el desarrollo y seguridad nacionales; así como los mecanismos de colaboración internacional que coadyuven para el mismo fin y beneficien a todas las naciones.

De los tres países en cuestión, México tiene el marco normativo más garantista con respecto al fenómeno migratorio; pero Canadá tiene las acciones que más se encuadran en el Pacto Internacional de las migraciones, al cual renunció EUA. Si bien en México existen leyes garantistas que buscan proteger a las personas migrantes y con especial énfasis a grupos de migrantes con especial situación de vulnerabilidad como son niñas, niños, adolescentes y mujeres; existe cierto atraso en la implementación de dicho andamiaje jurídico; a diferencia de Canadá que ha logrado consolidar acciones concretas y garantistas a favor de las poblaciones migrantes; mientras EUA ha adoptado una tendencia a endurecer sus políticas migratorias y presiona a los otros países de la región a también hacerlo fundamentándose en la amenaza global del terrorismo para que ello ocurra.

El sistema de inmigración canadiense permite que las personas recién llegadas al país ingresen por una cuestión económica, reunificación familiar o alguna causa humanitaria. El plan de inmigración de 2017 permitió el ingreso a Canadá de 300,000 migrantes, que se han ido colocando en trabajos calificados. Además, Canadá ve a la inmigración como la mejor manera de compensar el envejecimiento de la población y llenar brechas laborales que comienzan a implica un problema (Government of Canada , 2018).

En el caso de los Estados Unidos de América, es evidente que se ha convertido en un país de destino para muchas de las migraciones provenientes de América Latina y principalmente de México, ya que este país tiene focalizada su migración en EUA. Y con la administración actual del presidente Trump se tiende a endurecer toda la política migratoria, debido a que la migración es concebida por su gobierno como un elemento potencial de riesgo para el terrorismo y la delincuencia organizada transnacional, es decir, la perspectiva que tiene EUA ante el fenómeno migratorio es securitista y busca que los países vecinos adopten estrategias similares.

En cuanto a México se destaca que es un país de origen, tránsito y acogida de migrantes que se desplazan de diferentes países, teniendo como preferido a los Estados Unidos de América.

Según cifras del Instituto para los Mexicanos en el Exterior (IME) hay 12 millones de mexicanas y mexicanos nacidos en México que viven hoy en día en los Estados Unidos de América (EUA), por lo que se encuentra entre las tres primeros Estados-nacionales con el mayor número de connacionales fuera de su país de origen, viviendo el 98% de  emigrantes mexicanos en los Estados Unidos de América exclusivamente, lo cual coloca a México como el único país del mundo con la mayoría de sus emigrantes focalizados en un solo lugar de destino. Del total de personas, seis millones se encuentran sin documentos migratorios, lo que representa la mitad de todos los migrantes en situación irregular que viven en los Estados Unidos de América (IME, 2018).

En cuanto a las repatriaciones de personas mexicanas, según las cifras de la Unidad de Política Migratoria, en el año 2015 fueron repatriadas 207,398 personas de México desde los Estados Unidos de América, y durante el 2016 hasta noviembre se reportaron 204,817 repatriaciones (CNDH, 2017).

Personas Refugiadas

Si bien el común denominador de las migraciones de la región solía ser por cuestiones económicas, en los últimos años, el desplazamiento de personas se ha venido dando también por cuestiones de violencia que se viven en los países de origen de las personas migrantes o por cuestiones forzadas como es el caso de las víctimas de trata y/o tráfico de personas que cruzan las fronteras para ser victimizadas.

Las tres naciones están visualizando el cambio progresivo en el contexto global que viene con un aumento en las personas solicitantes de asilo y una escalada de las crisis migratorias a nivel mundial.

Canadá tiene programas sólidos para garantizar que las personas en calidad de refugiadas se integren adecuadamente a las comunidades y se conviertan en miembros productivos de la fuerza de trabajo nacional; los refugiados que recibe Canadá son en su mayoría personas que no son de la región de Norteamérica.

En el caso de México, la estructura jurídica soporta programas de asilo y visas humanitarias para personas que se han visto forzadas a desplazarse y que se han quedado en el territorio nacional, siendo en su mayoría personas que provienen de Centroamérica, pero las estrategias mexicanas no están del todo consolidadas.

Ahora bien, EUA tiene programas de refugio y asilo regulados de forma minuciosa, teniendo entre la mayoría de sus solicitantes a personas mexicanas y centroamericanas, estas políticas también están tendiendo a restringirse, para proporcionar asilo o visas humanitarias solo lo hace en casos muy específicos como son los casos de víctimas de trata de personas que han sido explotadas en territorio de los EUA. Cabe destacar que, pese a que las personas que solicitan asilo en los países de América del Norte no son en su mayoría de la región, sí juegan un papel relevante al integrarse a estas naciones, enfrentando retos, sociales, económicos, culturales y diplomáticos.