Rol de la provisión de servicios de agua y saneamiento en la mitigación del Cambio Climático

por | Oct 30, 2018 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Por Andrés Rojo Maurer*

El proyecto Empresas de Agua y Saneamiento para la mitigación de Cambio Climático (WaCCliM), implementado por GIZ y la IWA, busca apoyar a los proveedores de servicios de agua potable y saneamiento a reducir su huella de carbono.

El agua envuelve todos los aspectos de la vida: Es un compuesto esencial para la subsistencia de todas las especies en la tierra, juega un papel fundamental en la regulación del clima a través del ciclo hidrológico, y ha sido fundamental para la industria debido a sus propiedades únicas.

Es por lo que históricamente los centros poblacionales se han fundado, crecido y prosperado, dependiendo de la disposición y acceso al agua. La subsistencia de una población depende no sólo de la disponibilidad de agua para consumo humano directo, limpieza e higiene, sino también de un volumen suficiente para la producción de alimentos, y para el resto de sus actividades productivas.

Sin embargo, el crecimiento de la población urbana, la falta cuidado de este recurso limitado, junto con el desarrollo de tecnología que permite bombear y transportar volúmenes grandes de agua, ha resultado en que las principales zonas metropolitanas en México consuman un mayor volumen de agua que el ciclo hidrológico local puede proveer; situación que se ha cubierto a través de la sobreexplotación de acuíferos, trasvases de agua de otras cuencas, o ambas.

Aunque la agricultura consume un volumen considerablemente mayor de agua que cualquier otro sector, cuando se trata de fuentes de origen subterráneo, en México el volumen para riego agrícola es sólo tres veces más alto que el volumen para abastecimiento público (20.78 vs 7.22 millones de m3); es decir, el abastecimiento de agua en ciudades juega un rol fundamental en el manejo de las fuentes locales, y en la recarga de los acuíferos.

En cuanto a la transportación de volúmenes importantes de agua, el ejemplo más conocido es el sistema Cutzamala, (actualmente está muy presente en la mente de los habitantes de la Ciudad de México, debido a los cortes de agua necesarios para su mantenimiento). Este sistema aporta alrededor del 25% del agua de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Pero hay muchos casos más en el país: En Tijuana, por ejemplo, el acueducto que lleva agua del Río Colorado suministra el 98% del agua de esa ciudad; en Querétaro, el Acueducto II (123 km.) también representa un porcentaje significativo del consumo local; el área metropolitana de Monterrey cuenta con dos grandes acueductos, y el polémico y ahora detenido proyecto del Monterrey VI llevaría agua desde Veracruz para esa zona metropolitana; por nombrar los ejemplos más significativos.

Sobrepasar la capacidad de provisión de agua de las fuentes locales, aunque inducido por la dinámica social de México de rápida urbanización, sin embargo, no es sustentable a largo plazo; en algún punto no se podrá contar con fuentes externas sin poner en riesgo el equilibro ecológico de esas cuencas, pero además representa un enorme gasto en consumo energético, eleva los costos del suministro y aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que genera el sector hídrico. Por ejemplo, el consumo energético del sistema Cutzamala es comparable al consumo de energía de toda la ciudad de Puebla, una ciudad de aprox. 2 millones de habitantes.

En este ámbito, el proyecto Empresas de Agua y Saneamiento para la mitigación de Cambio Climático (WaCCliM), implementado por la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ, por sus siglas en Alemán), y la Asociación Internacional del Agua (IWA), por encargo del Ministerio Alemán del Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear, busca apoyar a los proveedores de servicios de agua potable y saneamiento, tanto en México, como en Jordania, Perú y Tailandia, a reducir su huella de carbono.

Como parte del proyecto se ha desarrollado una herramienta para contabilizar emisiones y evaluar el desempeño de las diferentes etapas del ciclo urbano al agua, desde la captación del agua, hasta la descarga o re-uso del agua tratada, para identificar en dónde se ubican las mayores áreas de oportunidad para disminuir las emisiones GEI, así, dependiendo del resultado de este análisis inicial, se apoyan medidas específicas.

En la etapa de captación, se ha apoyado a Organismos Operadores (O.O) de Agua y Saneamiento, en Guanajuato, Querétaro y Chihuahua, en la evaluación de eficiencia energética en bombeo para identificar si se han seleccionado las bombas adecuadas; mientras que, en la etapa de distribución, se han llevado a cabo análisis de la eficiencia hidro energética mediante la modelación de la red hidráulica, la cual permite identificar puntos de mejora en la misma, p.ej. a través del manejo de válvulas.

Pero el proyecto no solamente busca reducir el consumo energético al mejorar la eficiencia con que se bombea el agua, sino también reducir el agua que se necesita bombear; por lo que también se han desarrollado análisis de eficiencia física para identificar en qué puntos se pierde la mayor cantidad de agua, y así mejorar el control de presiones y reducir fugas de agua.

En los hogares también es posible gestionar de manera más eficiente el agua, reducir el consumo de agua, proteger las fuentes de agua locales y reducir la huella de carbón; especialmente cuando se trata de agua caliente, que lleva emisiones de GEI asociadas a la energía requerida para calentarla. Para esto, el proyecto WaCCliM ha trabajado en campañas piloto de instalación de dispositivos ahorradores, y concientización del tiempo de baño en la Ciudad de México.

Adicionalmente, las emisiones del ciclo urbano al agua, también se pueden dar durante el saneamiento del agua residual. La materia orgánica y nitrógeno contenidos en el agua residual, tanto municipal como industrial, en diferentes procesos biológicos generan emisiones GEI. En Guanajuato, el proyecto WaCCliM ha trabajado con el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de San Francisco del Rincón (SAPAF), que, a través de incrementar la cobertura de agua tratada, redujo significativamente su principal fuente de emisiones. Al mismo tiempo, se trabajó con el Sistema Intermunicipal de Tratamiento y Disposición de Aguas Residual (SITRATA).  Ante el reto de tratar un mayor volumen de agua sin aumentar significativamente los costos operativos o emisiones GEI. Para elloSITRATA se enfocó en optimizar la aireación de la planta, etapa con mayor consumo de electricidad, y en poner en marcha un sistema de generación de electricidad utilizando el biogás generado en el mismo proceso de tratamiento de los lodos del proceso; reduciendo así la energía y emisiones generadas por metro cúbico de agua residual tratada.

SITRATA también trabaja en un proyecto para poder reusar el agua tratada en la agricultura, lo que ayudará a conservar las fuentes de agua. Esto representará una disminución de GEI adicional, ya que los nutrientes que tienen el agua residual tratada pueden ayudar a disminuir los requerimientos de fertilizantes sintéticos para la tierra.

A través de estas medidas, el proyecto WaCCliM trabaja para establecer una hoja de ruta hacia un sector de agua y saneamiento con baja huella de carbono. El trabajo de estos prestadores de servicios de agua y saneamiento pioneros ha demostrado que un enfoque climático puede ir de la mano con mejorar la eficiencia de su mandato principal.

Para poder aumentar el impacto del enfoque de mitigación en el sector de agua y saneamiento y protección de las fuentes locales de agua, es importante adoptar una visión de manejo integral de cuencas, en el que se incluya al sector agricultor. Un objetivo es evitar trasvases, p.ej., a través del reúso del agua tratada en la agricultura e industria. De igual manera, cambios en el marco normativo del sector de agua y saneamiento, como la creación de reguladores independientes que puedan dar seguimiento, evaluar y reportar el desempeño de los prestadores del servicio, incluyendo las emisiones de GEI de sus procesos, junto con un esquema de financiamiento y presupuesto adecuado,  ayudaría a mejorar la eficiencia y sustentabilidad del sector.

Estos enfoques son necesarios para poder garantizar el derecho humano al agua a la población mexicana, no sólo actualmente, sino también a las próximas generaciones.

* Andrés Rojo Maurer es Maestro en Gestión Integral del Agua por la Universidad de Queensland, y actualmente es Asesor Nacional del Proyecto Empresas de Agua y Saneamiento para la Mitigación del Cambio Climático (WaCCliM) por parte de la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ).

Desarrollo Urbano e Industria GIZ

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