Equipan laboratorio en Cuatro Ciénegas

por | Nov 1, 2012 | Ecosustentable, Noviembre 2012 | 0 Comentarios

AguaAsemejanza de la historia de la película Jurassic Park, México cuenta con un espacio donde el tiempo se detuvo hace 35 millones de años. Se trata de Cuatro Ciénegas, Coahuila, cuyas lagunas y campo abierto resguardan comunidades de tipo marino que se aferraron a la tierra cuando el mar cedió su espacio a tierra firme.

Preservar este lugar es básico para entender no sólo nuestro pasado, sino también el futuro. Para lograrlo, este año se habilitó el Laboratorio de Biología Molecular y Biotecnología en el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) 22, Venustiano Carranza, del municipio de Cuatro Ciénegas.

Valeria Souza Saldívar, integrante del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lidera los trabajos de un equipo de investigadores de México y Estados Unidos, quienes realizan un inventario general de todas las especies en este ecosistema del desierto.

El objetivo es contar con una base de datos que registre cuál es la función de estos organismos, cómo interactúan con su entorno y así encontrar la que podría ser la clave de la supervivencia de las especies. Por lo pronto, se conocen 72 diferentes tipos —entre moluscos, peces, reptiles, crustáceos, escorpiones, insectos y plantas—, pero con el avance de las investigaciones no se descarta que se encuentren más.

UNA VENTANA AL PASADO

Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), en el valle de Cuatro Ciénegas existen más de 500 cuerpos de agua de distintos tamaños y profundidades, característica extraordinaria por tratarse del desierto. Además se han detectado organismos que han logrado sobrevivir desde hace 3,450 millones de años en condiciones de aislamiento natural.

“En este lugar se guardaron —por razones que intentamos descubrir— bacterias que sobrevivieron a todas las catástrofes que mataron a cientos de bichos a lo largo de miles de millones de años”, afirma Souza Saldívar.

Para dimensionar la importancia de la región, la investigadora explica que Cuatro Ciénegas es el equivalente al cráter Gale del planeta Marte, sitio donde descendió el robot Curiosity el pasado 6 de agosto. “En ambos lugares había un ‘mar del pasado’, por lo que si la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA por sus siglas en inglés) llegara a encontrar química anormal, necesitará de Cuatro Ciénegas para entender lo que están buscando en Marte.”

IMPACTO SOCIAL

¿Qué beneficios se obtendrán de las investigaciones? En este oasis se encuentran los recursos para limpiar el petróleo y hacerlo más líquido, lo que facilitará su extracción. Ahí también se encuentra la clave para la elaboración de antibióticos nuevos que podrían salvar la vida de cientos de personas y, sin embargo, esta riqueza biológica está en grave peligro debido a la sobreexplotación del agua.

Por un lado, los ejidatarios llevan más de 60 años de utilizar agua del manantial principal, a través de canales para el riego de los cultivos, mientras que las grandes compañías realizan excavaciones de pozos profundos.

Valeria Souza reconoce que la investigación por sí misma no puede ayudar a la conservación, pero aclara que la principal contribución de los trabajos consiste en generar consciencia de lo que se va a perder si no se hace nada. “Nosotros podemos decir solamente lo que se pierde, pero alguien tiene que cerrar la llave del agua. No hay otro Cuatro Ciénegas en el mundo.”

Leopoldo Adame, subdirector del CBTA 22, destaca las aportaciones de la investigación. “Con base en los resultados que se obtengan, se pueden dar alternativas a los ejidatarios y a las autoridades, como cambiar sus hectáreas de cultivo de alfalfa por invernaderos, producir hortalizas y frutas de manera orgánica, usando la hidroponia y con ello conservar el agua al máximo.”

Involucrar a jóvenes en este proyecto de investigación científica ha sido clave para lograr el éxito. Ésta ha sido la estrategia de Souza desde 2004, cuando comenzó a trabajar con maestros y estudiantes de bachillerato en pequeños experimentos.

Este año, 10 profesores del plantel recibieron capacitación en el Laboratorio Nacional de Genómica y Biodiversidad del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav)-Irapuato, donde aprendieron a aislar ADN e interpretar lo que dice una vez que se secuencia. Los académicos guían las investigaciones de jóvenes estudiantes de la carrera de Técnico Agropecuario, quienes hacen biología molecular y colaboran en la realización del inventario de la biodiversidad.

Leopoldo Adame asegura que los estudiantes del CBTA 22 están muy entusiasmados, “Participar en estos trabajos ha cambiado su perspectiva. Ellos comparten lo que aprenden con sus familias y eso contribuye de manera positiva a la comunidad.”

En octubre de 2013, los estudiantes participarán en el Congreso de Bioquímica y Biología Molecular de Bacterias que se efectuará en ese municipio. En el encuentro se reunirán los mejores científicos del país en el área y los alumnos del CBTA 22 presentarán sus primeros resultados en un simposio especial. Se estima que el proyecto de inventario durará cinco años.

TRABAJO EN EQUIPO

No sólo la investigación de campo ha requerido la participación grupal. Sufragar este proyecto también ha sido un trabajo de equipo.

Por ejemplo, el CBTA autorizó y costeó la remodelación de un aula abandonada para albergar el laboratorio. La Fundación Lala donó un vehículo para trasladar a los estudiantes, en tanto que la Fundación Carlos Slim auspició 60 becas —50 para alumnos y 10 para maestros— de mil pesos mensuales cada una. Ambas asociaciones aportaron en conjunto 1 millón de pesos (mdp) para la compra de material y equipo de investigación. La inversión total ha sido de aproximadamente 5 mdp.

La UNAM también ha contribuido y la alcaldesa Santos Garza Herrera ha facilitado toda la logística para hacer el trabajo, refiere la investigadora.

Actualmente el laboratorio se encuentra en proceso de equipamiento y contará con máquinas centrífugas, refrigeradores, congeladores, así como tanques de nitrógeno líquido, máquinas de amplificación de ADN llamadas PCR, computadoras, cámaras microscopios.

 

Oasis

Miriam Castro

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