Despistolización, el espejo del mercado negro.

por | Oct 1, 2013 | Expediente Abierto, Octubre 2013 | 0 Comentarios

armas_o13Los programas de canje de armas de fuego por víveres y artículos como tabletas electrónicas, bicicletas y dinero en efectivo en estados y municipios, así como los decomisos efectuados por las autoridades federales, se han convertido en un indicador que permite conocer en dónde se concentra el mercado negro de este tipo de artefactos en el país. Un ejemplo es el Distrito Federal (DF).

En agosto, durante el arranque del programa Por tu Familia, Desarme Voluntario, del gobierno del Distrito Federal (GDF), el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, anunció que gracias a este tipo de iniciativas, de diciembre de 2012 a la fecha se han recolectado más de 26 mil dispositivos, de los cuales 7 mil fueron acopiados en la capital del país, la mayoría en las delegaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa.

En Durango, uno de los estados más azotados por el crimen organizado, entre enero y abril de este año, 302 armas largas, 716 cortas, 49 granadas y 541 cartuchos útiles fueron canjeados por dinero en efectivo, cuyo monto total fue de 2 millones 13 mil 450 pesos. La mayoría de los artefactos provino de la capital del estado y de municipios como Santiago Papasquiaro, Pueblo Nuevo, Gómez Palacio y Lerdo.

En materia de decomisos, según cifras de la Procuraduría General de la República (PGR), de enero de 2012 a julio de 2013 se han incautado más de 34 mil armas. Como se sabe, Estados Unidos es el principal proveedor, pues cerca de 60 por ciento del armamento procede del país vecino. El resto es originario de Asia, Europa y América del Sur.

MAPA DE LA ILEGALIDAD.

Los delincuentes introducen arsenales a México por los 19 cruces de la frontera norte y a través de pasos clandestinos. En Chihuahua, por ejemplo, existen cuatro cruces formales y 300 brechas clandestinas entre los municipios de Ojinaga y Juárez que conducen a Texas.Armas decomisadas_o13

El estudio Tráfico de Armas México – USA, elaborado en 2008 por la PGR, refiere que no se tiene un dato preciso sobre el volumen de armas ilegales que entran al país. No obstante, los análisis elaborados por diversos organismos internacionales e instituciones académicas, como la Universidad de San Diego, en Estados Unidos y el Instituto Igarapé, de Brasil, calculan que en México circulan 15 millones de artefactos de diversos calibres, de los cuales más de 12 millones ingresaron de contrabando.

Los estados en los que se presentan con más frecuencia casos de portación, venta y acopio son los que enfrentan problemas graves de delincuencia organizada, como Michoacán, Tamaulipas, Baja California, Chihuahua y Sonora, entre otros.

El mapa del tráfico de armas en México, elaborado por la PGR, establece cuatro rutas, cuyo destino son los municipios de Tijuana y Mexicali, Baja California; San Luis Río Colorado, Nogales y Hermosillo, Sonora; Ciudad Juárez y Chihuahua, Chihuahua; Ciudad Acuña y Piedras Negras, Coahuila; Nuevo Laredo, Miguel Alemán, Ciudad Victoria, Matamoros y Reynosa, Tamaulipas; Monterrey, Nuevo León; Culiacán, Sinaloa; Tepic, Nayarit; Durango, Durango; Guadalajara, Jalisco; Morelia, Michoacán; Chilpancingo, Guerrero; Oaxaca, Oaxaca; Veracruz, Veracruz; y Balancán, Tuxtla Gutiérrez, Ciudad Cuauhtémoc, Tapachula y Ciudad Hidalgo, Chiapas.

ACCIONES COMPLEMENTARIAS.

La medición de la incidencia de delitos del fuero federal en el país muestra que Jalisco, Tamaulipas y Baja California son los estados en los que se ha registrado el mayor número de casos de portación, acopio o comercialización de armamento y explosivos entre enero y julio de 2013.

Ante este panorama, los expertos en la materia tienen opiniones encontradas sobre la efectividad de los programas de despistolización; sin embargo, conciden en que este tipo de iniciativas han contribuido a establecer relaciones entre el comercio ilegal de armas, municiones y explosivos con otros delitos, como el tráfico de drogas o los secuestros, y los lugares donde se cometen.

Jesús Rodríguez_o13El secretario de Seguridad Pública del DF, Jesús Rodríguez Almeida, considera que para combatir dichos ilícitos, los esquemas de desarme voluntario son una elección acertada.

“El programa de canje contribuyó a disminuir los delitos de alto impacto en la Ciudad de México cerca de 12 por ciento en lo que va del año, es decir, 457 delitos menos que en 2012. Confiamos en que en 2013 se alcance la meta de 10 mil artefactos recopilados con el apoyo de los capitalinos, de las autoridades delegacionales y del Gobierno Federal”, apunta el funcionario.

Ricardo Mejía Berdeja, secretario de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, comenta que el desarme voluntario es una iniciativa que “se queda corta” si no va acompañada de estrategias para acabar con los esquemas de ingeniería financiera que facilitan la entrada de arsenales al país.

El legislador del partido Movimiento Ciudadano (MC) asegura que si se quieren fortalecer los programas de canje, debe haber una mayor corresponsabilidad de las autoridades municipales, por lo que los alcaldes se deben comprometer a buscar modelos que incentiven a más personas a deshacerse de sus armas.

VOCEROS DE LA SEGURIDAD.

El camino de las armas ilegales_o13

 

Magda Coss, representante en México de la Red Internacional de Acción contra las Armas Ligeras (IANSA por sus siglas en inglés), reconoce el éxito que han tenido los programas de despistolización, sin embargo, asegura que están mal aplicados.

La especialista refiere que con el afán de proteger el anonimato de los beneficiarios, las autoridades no le dan seguimiento a los casos para verificar el destino de los apoyos recibidos o si hay reincidencia en la adquisición de armas.

Asimismo, Magda Coss apunta que las medidas de desarme voluntario deben articularse con otros proyectos encaminados a prevenir la violencia. “Ningún programa que dure una semana podrá lograr cohesión social, confianza y armonía en una comunidad si no se acompaña de proyectos productivos que conviertan a los ciudadanos en voceros de la seguridad.”

Martín Appiolaza, quien se desempeñó como coordinador del Programa de Recolección de Armas del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Mendoza, Argentina, entre 2000 y 2002, explica que los programas de despistolización no son los más efectivos para combatir al mercado negro, pero sí ayudan a que la población deje de considerar la portación de armas como algo normal en sus comunidades.

“Si tienes una frontera porosa, como la de México con Estados Unidos, en donde ya no se ve con extrañeza que un ciudadano, un hacendado o un narcotraficante usen pistolas, aplicar una estrategia de canje es una buena alternativa en principio, pero no te garantiza la efectividad si no se acompaña de acciones complementarias”, concluye el especialista.

Mara Rivera

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