En 20 municipios, 1 de cada 10 analfabetas

por | Nov 1, 2015 | Expediente Abierto, Noviembre 2015 | 0 Comentarios

En México hay 5.4 millones de personas que no saben leer ni escribir. Para superar el rezago, los gobiernos locales pueden comenzar a habilitar infraestructura y crear campañas de concientización

Analfabetismo

El analfabetismo implica vivir en un mundo sin letras, con la marginación, el aislamiento y las limitaciones que ello implica. En ese mundo habitan aproximadamente 5.4 millones de mexicanos mayores de 12 años —60 por ciento de los cuales son mujeres— que representan 6.4 por ciento de la población de 12 años y más, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Para declarar a México libre de tal problema, el Gobierno Federal lanzó en agosto del año pasado la Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo, con la que pretende disminuir a 3.4 por ciento la tasa nacional, al lograr que en 2018, 2.2 millones de personas sepan leer y escribir.

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Alfredo Llorente / FOTOS: ROSALÍA MORALES

De acuerdo con los datos del INEGI, 20 municipios de 12 entidades federativas concentran a 1 de cada 10 personas de 12 años y más que no saben leer ni escribir, es decir, 547 mil 349 analfabetas. Se trata de los estados de Baja California, Chiapas, el Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Puebla, Sinaloa, Veracruz y Yucatán.

Los 10 municipios que reúnen el mayor número de personas que no saben leer ni escribir son León, Guanajuato; Acapulco, Guerrero; Puebla, Puebla; Iztapalapa, Distrito Federal; Ecatepec, Estado de México; Ocosingo, Chiapas; Chilapa de Álvarez, Guerrero; Guadalajara, Jalisco; Tijuana, Baja California y Culiacán, Sinaloa.

La primera gran cruzada contra ese problema social la impulsó José Vasconcelos en los años 20 del siglo pasado. La última tuvo lugar en 1958, durante el gobierno de Adolfo López Mateos, con Jaime Torres Bodet al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Hoy la encabeza el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).

El titular de este organismo, Alfredo Llorente, explica que la iniciativa consiste en convocar a los ciudadanos a movilizarse, participando fundamentalmente como alfabetizadores o asesores de educación básica, donando parte de su tiempo.

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Alejandro Márquez / FOTO: ROSALÍA MORALES

TRABAJO COLECTIVO

Para llevar a cabo una tarea de tal envergadura, Alejandro Márquez, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), advierte que no se cuenta con los recursos económicos, ni con la gente capacitada para enseñar, ni con una campaña fuerte que estimule a los adultos a aprender a leer y a escribir. Además, con los altos índices de violencia que registra el país, hay que asegurar a los alfabetizadores las condiciones óptimas para que puedan realizar su labor sin poner en riesgo su integridad física, puntualiza.

El titular del INEA explica que, a la fecha, se cuenta con 100 mil alfabetizadores y asesores de enseñanza básica, que prestan su tiempo de manera voluntaria y a quienes se les retribuye con aproximadamente 800 pesos mensuales, cantidad que sirve básicamente para la transportación de estas personas desde su casa o trabajo a las sedes de los círculos de estudio, a donde acuden los analfabetas o quienes están en una situación de rezago educativo —es decir, que no concluyeron la primaria o secundaria— una, dos o tres veces por semana.

Estos capacitadores pertenecen a organismos de los sectores público y privado, o bien son estudiantes de educación media superior y superior, conscriptos, profesionistas, amas de casa, entre otros, comenta Llorente.

“Tenemos una reserva moral muy grande que incluye a todos los alumnos del servicio social universitario, así como a una gran cantidad de jubilados del sector educativo que pueden sumarse”, plantea por su parte Juan Carlos Romero Hicks, presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Senadores.

No obstante, Márquez asegura que no cualquier ciudadano puede ser alfabetizador, pues requiere una capacitación previa para serlo; además, hay localidades muy apartadas a las que llegar es complicado y se requieren esfuerzos económicos y logísticos mayores.

Para el senador Romero Hicks, si bien el presupuesto es importante y nunca será suficiente, “hay que ver la película más ampliamente, porque hay cosas que se pueden hacer con el presupuesto de otras dependencias. El INEA por sí solo no lo va lograr, al ritmo que vamos. Necesitamos que las secretarías de educación locales, las universidades y los institutos tecnológicos también sean convocados a asistir en el cumplimiento de la meta”.

CREAR CONCIENCIA

Considerada por el Gobierno Federal como la más ambiciosa en los últimos 70 años, el funcionario explica que en esta campaña son corresponsables los tres órdenes de gobierno: la Federación, los estados y los municipios. El titular del INEA destaca que los alcaldes deben desempeñar un papel central en esta tarea, ya que son la instancia gubernamental más cercana a la población.

Llorente refiere que gracias al apoyo de los presidentes municipales ha sido posible y la Educación, de la Universidad tener un mayor contacto con el universo al que se quiere llegar. “Es una coordinación muy positiva y hemos tenido experiencias muy exitosas en la gestión educativa para los adultos en municipios de Coahuila, el Estado de México y Veracruz”, comenta.
Esta coordinación se da a través de los institutos estatales de Educación para los Adultos o de las delegaciones del INEA, con los gobiernos municipales, para abatir el rezago en los empleados de los ayuntamientos.

En ocasiones, los municipios facilitan espacios físicos para el funcionamiento de los círculos de estudio, y en otras convocan tanto a los alfabetizadores como a la población para que quienes no tienen concluida su enseñanza básica lo logren.

Rezago-Local

El entrevistado asegura que los ayuntamientos pueden colaborar en esta tarea de muchas otras maneras. Lo primero que pueden hacer es crear conciencia en la población sobre las implicaciones económicas, sociales, de productividad y de marginación que tiene no saber leer ni escribir.

De agosto de 2014 a septiembre de 2015 han sido alfabetizadas 600 mil personas, subraya Llorente, y agrega que el INEA atiende actualmente a aproximadamente 27 mil localidades, distribuidas en 2,285 municipios; sin embargo, la meta es llegar a cerca de 40 mil localidades en lo que resta del sexenio, a través de diferentes estrategias. Una de ellas es la colaboración con el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), la institución pública que atiende, a través de lo que denomina “líderes educativos comunitarios”, a los niños que no tienen escuela cercana. Otra es mediante las vocales del Programa de Educación Salud y Alimentación (Progresa), que es el programa federal con la mayor penetración social en el país.

LOS RETOS

Para el investigador de la UNAM, la cruzada educativa que ha emprendido el gobierno federal se ve más “como un deseo voluntarista y como un intento de plantear grandes cosas, pero sin generar las condiciones para que se puedan cumplir. Si uno revisa el financiamiento para el INEA, tiene vaivenes importantes. En ocasiones puede subir, pero en otras baja mucho. En la propuesta de Presupuesto de Egresos para 2016, la educación de los adultos no presenta ningún cambio”, advierte Márquez.

En tanto, Romero Hicks subraya que un porcentaje significativo de la población objetivo tiene más de 50 años —de acuerdo con cifras del INEA, 36 por ciento de la población que no sabe leer ni escribir, tiene más de 65 años de edad—, por lo que es difícil que encuentren la motivación laboral, cultural o educativa para alfabetizarse.

Alejandro Márquez destaca la ausencia de una publicidad masiva de motivación. En otros países se han hecho grandes campañas: en Cuba fue un reto nacional y los adultos se comprometieron a alfabetizarse y la población a educar. Era un cambio social drástico después de la Revolución.

Nora Sandoval

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