La doble cara de las dinastías políticas

por | Ene 1, 2013 | Enero 2013, Expediente Abierto | 0 Comentarios

Papá e hijoUna de las características que definen al sistema político mexicano es la presencia de dinastías. Como ejemplo está el abolengo de las familias Hank, con Carlos, el ex gobernador del Estado de México, y su hijo Jorge, alcalde de Tijuana, Baja California; los Monreal, con Ricardo como mandatario de Zacatecas y sus hermanos David y Rodolfo, presidentes municipales de Fresnillo, Zacatecas; y los Cárdenas, con Lázaro, presidente de la república, su hijo Cuauhtémoc y su nieto Lázaro, gobernadores de Michoacán.

De rancio abolengoExisten otros casos menos célebres, como el de Francisco Pérez Tejada Padilla, actual alcalde de Mexicali, Baja California, cuyo padre, de igual nombre, también ocupó ese cargo en la misma ciudad; o bien, Justino Arriaga Rojas, quien gobierna Salamanca, Guanajuato, y es descendiente de Justino Arriaga Silva, quien encabezó el mismo ayuntamiento de 2000 a 2003.

A esa lista se agrega el caso de Soledad de Graciano Sánchez, municipio de San Luis Potosí que, a decir de su actual alcalde, Ricardo Gallardo Cardona, fue gobernado durante más de 30 años por cuatro familias que se alternaban el cargo —Velázquez, Cervantes, Gaytán y Galarza—. Incluso, el propio Gallardo sucedió en el puesto a su padre, Ricardo Gallardo Juárez.

Ni qué decir de lo que ocurre en Soconusco, Veracruz, donde el presidente municipal es Jorge Alberto Baruch Custodio, hijo de Jorge Baruch Márquez, quien también presidiera dicha localidad rural e indígena en la que casi la mitad de la población vive en situación de pobreza.

¿Dinastía o cacicazgo? Esta transmisión generacional del poder —que existe en los tres niveles de gobierno, pero que es más visible en municipios y estados— se da de manera natural: los hijos acceden a los liderazgos que alguna vez los padres ejercieron. Ocurre, pero es un fenómeno poco estudiado, afirma César Rentería, profesor asociado en la División de Administración Pública, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).

LIDERAZGO, LINAJE Y APOYO DE GRUPOS.

Tres factores explican la formación de estas dinastías. El primero lo constituyen las cualidades naturales que los hijos heredan de los padres, como el liderazgo, la elocuencia, la visión y las habilidades que les permiten sobresalir en la sociedad.

José Antonio SánchezEl segundo factor es el abolengo de la familia, continúa José Antonio Sánchez Cetina, investigador del CIDE. Hay las que tienen cierta reputación o poderío en determinadas regiones, sobre todo en las menos urbanizadas, que rebasa incluso a los presidentes municipales. Este linaje pesa y podría deberse a la baja profesionalización de las instituciones locales, pues en medios municipales, caracterizados más por la improvisación, el aprendizaje de la gestión local no viene de las escuelassino de parientes.

“No es extraño que hijos de alcaldes, que han estado impregnados en este medio del gobierno local, se hayan fogueado del oficio político y tienen esta ventaja sobre quienes no gozan de ese parentesco.”

Poseen ciertas herramientas que se transmiten de una generación a otra, que funcionan en la vida diaria, por ejemplo, cómo aterrizar recursos federales a los municipios, cómo funcionan los fondos, los ramos. Esto no se enseña en las escuelas sino en la práctica, sostiene Sánchez Cetina.

César RenteríaEn opinión de César Rentería, el tercer factor es el proceso social a partir del cual se conforman los grupos de poder político. “Los hijos de los alcaldes, suponiendo que pertenecen a una élite social local, pueden ingresar a más y mejores instituciones educativas que aumentan su capacidad profesional. Esto les da una ventaja competitiva en la pugna por el sufragio.”

FORMACIÓN DE CACICAZGOS.

Respecto a si estas dinastías son cacicazgos, el también presidente de la asociación civil Red de Esfuerzos para el Desarrollo Social Local subraya que “todo depende de las circunstancias”.

César Rentería explica que, “si el gobernante ejerce recursos económicos y políticos para impulsar a su hijo, hablaríamos de cacicazgo; sin embargo, se pueden conjugar diversos factores que lleven al hijo al poder, como sus aptitudes naturales o la imagen positiva del padre”.

Un claro ejemplo de cacicazgo ocurre en Soconusco, Veracruz, donde la familia Jorge Baruch Márquez fue alcalde de esa localidad y líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), mientras que sus hijos, Cuauhtémoc y Jorge Alberto, han sido presidentes municipales —éste último en funciones—, en tanto que otro miembro del clan, Francisco Baruch Márquez, es el líder regional de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

Tanto Sánchez Cetina como Rentería también distinguen desventajas en estos linajes. ¿Es válido que sigan existiendo el nepotismo y los cacicazgos? se preguntan.Y, por otro lado, también ponen el dedo en la llaga de la equidad para competir por el poder. Los descendientes directos —coinciden— tienen preferencia en los nombramientos. En este sentido, hay que empezar a deshacer las élites del poder, para que éste se abra a otras personas y grupos sociales.

COMPETENCIA DESLEAL.

Ricardo BaptistaLos expertos coinciden en que los vástagos tienen ventajas preestablecidas y el hecho de que continúen en el poder es una manifestación de que los procesos de ingreso al mismo están bloqueados por desigualdades administradas, esto es una red de personas que tienen un nivel social superior y que utilizan sus recursos, sus atribuciones políticas y sus relaciones para mantener su statu quo a largo plazo, a través de su descendencia. Por consecuencia, las élites son el resultado de una distribución desigual del poder.

Ricardo Baptista, director Ejecutivo de la Asociación de Autoridades Locales de México (AALMAC), considera que es válido que el hijo de un ex gobernador o un ex alcalde quiera seguir los pasos de su padre, vía una presidencia municipal, y previo triunfo en los procesos electorales. Sin embargo, hace esta aclaración: “Lo relevante es lo que va a aportar el funcionario en beneficio de sus gobernados”.

Baptista advierte que ningún ciudadano tiene limitaciones al respecto, ya que la ley es pareja para los mexicanos. “Todos tenemos la oportunidad”, y si el hijo de un ex alcalde o ex gobernador decide participar en política, lo puede hacer, aunque el apellido sí importa. Al final de cuentas, “es un asunto de lo que alguien sabe y lo que puede hacer por la sociedad”, refiere el experto.

Pero más allá de linajes, dinastías y abolengos políticos, el experto municipalista hace ver que en el país hay pocos alcaldes jóvenes y mujeres. “Lo que necesitamos es que haya nuevos actores en la política”, para abrir los espacios a la diversidad de ideas y propuestas, en aras de resolver los problemas de la comunidad.

HIJOS DE TIGRE.

Ricardo GallardoRicardo Gallardo Cardona, alcalde de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, tomó posesión el 1° de octubre de 2012, luego de haber obtenido “una votación histórica”, como él mismo la describe, de 58.5 por ciento de los sufragios, y de haber recibido el cargo directamente de su padre, Ricardo Gallardo Juárez.

“No influyó en nada el hecho de que mi papá haya sido presidente municipal previamente”, expresa el munícipe, cuyo padre obtuvo en 2010 y en 2011 el Premio Nacional al Desarrollo Municipal, otorgado por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), dependiente de la Secretaría de Gobernación.

“Más bien fue el trabajo de un buen gobierno. Si se hace una buena gestión, el partido repite, en este caso el de la Revolución Democrática (PRD)”, dice Gallardo Cardona, para agregar que también sus propuestas de campaña fueron determinantes. “Tengo una trayectoria política previa. Comencé en 2001 mi carrera y mi papá en 2005. Empecé en las juventudes del PRD, donde duré dos o tres años. Luego participé en varias contiendas internas para diputaciones, hasta que gané la presidencia del partido en mi municipio, y luego formé parte del Consejo Estatal perredista”, refiere el alcalde.

Mientras tanto, Francisco Pérez Tejada Padilla, alcalde de Mexicali, describe así su experiencia: “De mis 15 a mis 18 años mi papá fue alcalde. Siempre estuve pegado a él. Mi carrera profesional había transcurrido en el sector privado, incluso fui presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) local, hasta que Beatriz Paredes me invitó a postularme a la alcaldía de la ciudad”.

Pérez Tejada Padilla cuenta que, cuando contendió por Mexicali, “había un nombre y un antecedente. Yo llevo el mismo nombre de mi padre y él hizo un gran trabajo. Sin embargo, eran tiempos en los que el PRI iba de salida. A él le tocó de 1992 a 1995. Hoy me encuentro en la calle con el trabajo que dejó mi papá y tengo que hacer una gran labor para que ese apellido conserve su prestigio”.

La nueva casta

CONOCIMIENTO HEREDADO.

Según César Rentería, una de las ventajas de las dinastías consiste en que se puede dar continuidad a un proyecto de largo aliento. Aunque no se trata de una reelección, sí de un estilo continuado de administración.

Ocurre también que en la transferencia del poder, buena parte del personal que trabaja en el ayuntamiento no es despedido, lo que permite una especie de profesionalización.

Esto lo confirma Ricardo Gallardo, quien comenta que 80 por ciento de los funcionarios del ayuntamiento de Soledad de Graciano Sánchez entraron con él y 20 por ciento son de la administración de su padre, entre ellos el secretario general, el oficial mayor y el director de Recursos Humanos.

La continuidad también se presenta en los programas. Por ejemplo, aunque su padre gobernó entre 1992 y 1995, Francisco Pérez Tejada ha retomado algunas iniciativas aplicadas por su padre. “Una de ellas es el apoyo al Valle de Mexicali, así como a San Felipe, que es el puerto de la localidad. También un programa que se llamó Escuela Digna. Yo le cambié el nombre y le puse Lunes Cívico, Presidente en tu Escuela.

“Tenemos un programa mediante el cual ayudamos a mejorar la infraestructura de los planteles educativos. Ese es un tema que recuerdo muy bien del gobierno de mi padre y que retomé”, agrega el alcalde mexicalense.

ADMITIR ERRORES.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Ricardo Gallardo admite errores en la administración de su padre. “Fueron muchos de sus funcionarios los que cometieron los yerros —uno de ellos, no cambiar de sindicato de trabajadores del municipio—, por lo cual en mi gobierno no aparecieron en la lista de directores.”

Sin embargo, el alcalde también rescató muchas cosas de su antecesor, como los programas sociales. “Somos el primer municipio en el estado con más de 40 mil familias subsidiadas por los programas sociales, que reciben becas alimentarias y escolares, útiles, etcétera. Hay muchas cosas positivas del gobierno pasado que esta administración debe repetir. La administración anterior comenzó con el cambio de luminarias a lámparas LED. Nosotros estamos terminando esa tarea y dejando las bases para que la próxima administración instale los paneles solares y podamos convertirnos en un municipio Ricardo Gallardo. Francisco Pérez Tejada. sustentable.”

Nora Sandoval

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