Municipios mexicanos, ¿malos vecinos?

por | Jul 1, 2015 | Expediente Abierto, Julio 2015, Julio 2015 | 0 Comentarios

Las acciones intermunicipales son convenientes para enfrentar con mayor eficacia problemas compartidos; sin embargo, en el país pocos ayuntamientos colaboran entre sí

Ciudad

FOTO: CUARTOSCURO

La relación entre municipios vecinos es uno de los temas más importantes en la vida local de México. La necesidad del asociacionismo intermunicipal parece una idea aceptada por el convencimiento de que la compleja problemática de cada una de las localidades se extiende más allá de sus fronteras, y por lo tanto, resulta conveniente la acción intermunicipal para enfrentar con mayor eficacia cada problema compartido.

Sin embargo, la asociación intermunicipal en México no se ha convertido en una costumbre gubernamental. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia Municipal 2009 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo había 900 municipios asociados, es decir, 36 por ciento del total, sin considerar la calidad y la temporalidad de cada asociación.

Nuestra realidad contrasta con la de algunos países de Europa, como Francia, Alemania, España e Italia, en donde las intermunicipalidades o mancomunidades se han desarrollado más o han sido más exitosas, como lo cita Alicia Ziccardi en su libro Una nueva estrategia de gobernanza local. La intermunicipalidad en América Latina.

Por ejemplo, en Francia, prácticamente los 36 mil 571 municipios están mancomunados. En España, 75 por ciento de los municipios está asociado; la Federación Española de Municipalidades, en 2012, registró un total de 1,023 mancomunidades que abarcaban a 6,090 de los 8,114 municipios.

CONFLICTOS IMPRODUCTIVOS

Las asociaciones de municipios en México están garantizadas por el Artículo 115 de la Constitución, a partir de la reforma progresista de 1999. El texto establece como condición el previo acuerdo entre los ayuntamientos para la más eficaz prestación de los servicios públicos o el mejor ejercicio de sus funciones. No obstante, los municipios mexicanos se asocian poco.

La pregunta que surge es: ¿cómo se da la relación entre municipios vecinos? La inevitable vecindad ¿es colaborativa o confrontativa? Me atrevería a señalar que en muchas ocasiones, las relaciones han sido una historia de desencuentros y desigualdades.

Algunos conflictos ocurridos entre ayuntamientos vecinos de ciudades del estado de Veracruz ilustrarían un poco esta reflexión: confrontación por el relleno sanitario de Nogales contra la ciudad de Orizaba (2010); estructuración de zonas no reguladas en la venta de alcohol en Tlalnehualyocan debido a la prohibición de la venta después de las 2 a. m. en Xalapa (1992); o los permanentes conflictos con las comunidades indígenas y el municipio de Tatahuicapan, que periódicamente cierran las válvulas de la presa que abastece de agua a la ciudad de Coatzacoalcos, con la finalidad de negociar obras o pagos derivados de este tipo de intercambio.

Conflictos como éstos pueden agudizarse por el efecto de las reformas constitucionales en marcha, particularmente de la energética, que mantendrá latente como factor de riesgo la disputa por los recursos naturales, en especial del agua.

Un ejemplo actual es la lucha entre el municipio de Jalcomulco y las comunidades y municipios situados en la cuenca del río La Antigua en contra de la empresa brasileña Oldebretch y el gobierno del estado de Veracruz por la construcción de una presa que presuntamente llevaría agua a Xalapa.

RELACIONES DE COLABORACIÓN

Una primera condición para institucionalizar relaciones intermunicipales colaborativas es el reconocimiento de igualdad entre socios de dos o más entidades vecinas. Para lograrlo habría que colocar los intereses comunes de las ciudadanías locales por delante.

Lo anterior implica una gobernanza territorial o el buen gobierno del territorio mediante una acción racional con un enfoque regional que garantice la participación de actores locales, tanto gubernamentales como de la sociedad civil.

No es casual que en las experiencias exitosas latinoamericanas “pareciera que en todas ellas existe una fuerte dimensión ambiental en el suministro de servicios básicos, como recolección y tratamiento de desechos sólidos, agua, saneamiento y medioambiente”, según refiere Ziccardi.

Ciertas experiencias mexicanas de asociación intergubernamental han demostrado su eficacia para la recuperación de cuencas, la planificación del territorio, el tratamiento de los desechos sólidos, la reforestación de los cuerpos de agua y el ecoturismo, entre otros aspectos.

Una visión de intermunicipalidad democrática no sólo involucra a los ayuntamientos sino a los usuarios de los servicios, e incluye a distintos tipos de actores sociales del campo y de la ciudad. Habrá que tener presente la tarea de legitimar la acción de los gobiernos locales.

El nivel de confianza de la ciudadanía hacia las instituciones y organizaciones políticas y sociales es bajo, y la población no confía en los gobiernos estatales y municipales. Así lo demuestra el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México 2014 del Instituto Nacional Electoral (INE), donde los encuestados confían más en el Gobierno Federal que en los gobiernos estatales y municipales (36 por ciento frente a 30 por ciento).

La demanda del asociacionismo desde el punto de vista de la sociedad civil en México es ya histórica. En la década pasada formó parte de la agenda ciudadana municipalista que la entendía como parte del debate, tal y como se plantea en el libro Visión ciudadana municipalista. Ejes de articulación y acción de la Asamblea Ciudadana Municipalista: “una alternativa es la creación de espacios intermunicipales con participación ciudadana que además de la planeación estratégica a escala regional, atiendan problemas prioritarios comunes a varios gobiernos locales.

Por ello es urgente abordar temas como el ordenamiento ecológico, territorial y de uso de suelo, así como el desarrollo de cuencas y de áreas naturales.

*El autor es miembro del Centro de Servicios Municipales (Cesem) Heriberto Jara Corona A. C.

Alfonso Osegueda Cruz

El autor es miembro del Centro de Servicios Municipales (Cesem) Heriberto Jara Corona A. C.

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