El ideal de toda sociedad democrática es que los ciudadanos se involucren y participen activamente en la toma de decisiones y en la aplicación de políticas públicas en beneficio de la comunidad, de ahí que en el mundo se ha impulsado la figura de los observatorios ciudadanos, los cuales se encargan de supervisar las acciones que emprenden los gobiernos.
México ha comenzado a adoptar este esquema de trabajo, y uno de los ejemplos más notables es el Observatorio Ciudadano de León (OCL), en el estado de Guanajuato, que surgió en enero de 2010.
El OCL está conformado por un Consejo Directivo, que preside Ana María Carpio Mendoza, y un Consejo Consultivo; ambos cuerpos suman en total 173 integrantes. Destaca la heterogeneidad del cuerpo directivo, ya que en él participan ex alcaldes como Carlos Medina, Eliseo Martínez y Harold Gabriel, además de empresarios, entre ellos Héctor Rodríguez y Hugo Villalobos.
Recientemente se firmó un acuerdo de colaboración con 72 organismos civiles, entre los que se incluyen universidades y cámaras empresariales. Se espera que el OCL incorpore a más consejeros a mediano y largo plazos.
La principal función de este organismo es vigilar las acciones que realiza el gobierno municipal. También tiene la capacidad de discutir los temas de mayor impacto, además de construir propuestas en calidad de observador independiente, con el respaldo de expertos en cada una de las materias abordadas.
Asimismo, el OCL se encarga de evaluar las políticas públicas del municipio con base en 39 indicadores internacionales. Algunos de ellos son: innovación en alternativas económicas, promoción del empleo y del potencial productivo, hasta transparencia, estado de derecho, sana administración financiera, promoción de un nivel aceptable de vivienda y cuidado del agua y del suelo.
La presidenta del Observatorio, Ana María Carpio, explica que el organismo “nace con la finalidad de consolidar un nuevo modelo de participación, bajo un esquema ciudadano independiente, autónomo, imparcial e incluyente, a través del cual la sociedad pueda reconocerse, creando un espacio para la evaluación, reflexión y propuesta sobre la acción del gobierno y los mismos ciudadanos”.
Resultados palpables
A un año y medio de su creación, Carpio Mendoza considera que los resultados obtenidos por el OCL son muy buenos, pues en la primera verificación se hicieron 177 recomendaciones en los cuatro cuadrantes que componen el sistema, 94 de las cuales han tenido avances. Por ejemplo, se actualizaron todos los reglamentos con fechas de 1985 ó 1990, e incluso se creó el Consejo Indígena.
Agrega que se incluyeron temas no previstos, como el de transporte, para el cual se definieron indicadores específicos. En medio ambiente había muchos focos rojos y, aunque el OCL no hizo un comentario explícito al alcalde, el director de la Secretaría fue cambiado.
Un aspecto básico ha sido el respaldo del presidente municipal de León, Ricardo Sheffield, quien siempre ha estado abierto a recibir las recomendaciones del organismo. “Estamos cambiando paradigmas”, refiere Ana María Carpio.
Por sus características, el OCL ha obtenido reconocimientos internacionales —como el nombramiento del alcalde en la Presidencia de la Red Mundial de Gobiernos Locales por la Calidad.
Dentro de las ventajas del Observatorio destaca la instalación de una plataforma virtual —la IWA4— que permite contar con observadores a distancia.
Cómo funciona
Todo comienza con la verificación de alguna política o procedimiento que realiza el gobierno municipal. Cuando concluye ese ejercicio, se compilan todas las anotaciones que se realizaron, mismas que revisan los dos consejos, el Directivo y el Consultivo.
A su vez, los representantes ciudadanos tienen que organizarse en mesas de trabajo para hacer un análisis más minucioso, que consiste en definir cuál es la “transversalidad” de los hechos o focos de atención, esto es en qué áreas encajan. Los cuadrantes considerados dentro del OCL son: desarrollo para un buen gobierno, desarrollo económico sustentable, desarrollo social incluyente y desarrollo ambiental sustentable.
Las acciones de gobierno son calificadas con colores. El rojo significa no aceptables, el amarillo por debajo de lo aceptable y el verde simboliza prácticas mínimas.
Lo siguiente es la elaboración de un documento rector en el que se especifiquen cuáles fueron los hallazgos y cuáles son las recomendaciones de los ciudadanos. Una vez terminado ese documento, se da a conocer a la opinión pública para mostrar cuáles fueron los resultados más importantes y su impacto en la vida cotidiana.
Asimismo, se incorporan las opiniones vertidas por los ciudadanos a través de la plataforma virtual. Si bien estas evaluaciones se hacen una vez al año, es pertinente aclarar que el OCL diariamente recibe las opiniones de los ciudadanos, además de que se realizan juntas por cuadrante. Los consejeros directivos se reúnen una vez al mes; en tanto que los consejeros consultivos tienen, según la temática, de tres a cuatro sesiones mensuales.
La presidenta del observatorio, Ana María Carpio, también manifiesta su confianza de que, en adelante, los programas impulsados por la presente y las futuras administraciones municipales partan de diagnósticos más reales y que tomen en cuenta las necesidades de la población.
Sin embargo, admite que el OCL implica nuevas responsabilidades sociales. “Los ciudadanos hemos tenido que prepararnos, porque también debemos estar conscientes de que no podemos hablar sólo de lo que se nos ocurre.”
Con orgullo, la presidenta refiere que el OCL ha servido de ejemplo a otras naciones, como Chile, Panamá, China y España, lo cual denota sus cualidades innovadoras. No obstante, admite que todavía falta mucho por hacer, sobre todo en lo relacionado con el número de miembros, la oferta de mayor información confiable que permita incidir de manera más directa y práctica en las políticas y establecer alianzas con otros organismos civiles, sociales, empresariales y académicos que complementen las actividades del Observatorio.
“Me gustaría invitar a todos los alcaldes de México a que conozcan esta herramienta que puede ayudar a trabajar en colaboración muy cercana con las autoridades locales y a saber lo que los ciudadanos demandan”, apunta Carpio.
Buscar la profesionalización
En nuestro país, los organismos observadores de corte ciudadano no son nuevos. Existen varios antecedentes que evidencian su utilidad en la generación de grandes cambios, refiere Jesús Cantú, director del Departamento de Derecho y Análisis Político de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Pone como ejemplo los organismos observadores que vigilaron los procesos electorales de la década de 1980 —época en la cual surgió la reforma electoral—, así como el activismo en materia de derechos humanos, que dio lugar a la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Desde entonces, han surgido distintos organismos observadores abocados a varios aspectos, como política- social o educación, que pretenden documentar lo que hacen las autoridades en esos ámbitos con el propósito de nutrir una discusión informada que finalmente deberá tener impacto en la política pública.
Jesús Cantú coincide con Ana María Carpio en el sentido de que los observatorios ciudadanos son una vía para impulsar la construcción de la ciudadanía en México y para consolidar la democracia en el país. Sin embargo, el académico advierte que para garantizar el éxito de este tipo de iniciativas es necesario que los observatorios se profesionalicen más, esto es, que cuenten con métodos de análisis más rigurosos.
El segundo punto es comunicar la información a la sociedad en un lenguaje comprensible y encontrar la manera efectiva de incidir en la política pública, mediante la modificación de actitudes entre los servidores públicos y la capacidad de influir en la toma de decisiones. Otra recomendación es que todas aquellas organizaciones que empiecen a realizar observación sean muy cuidadosas con los aspectos que no son verificables.
En la actualidad son pocos los municipios que cuentan con un organismo ciudadano de observación y en gran parte se debe a que este tipo de programas no se han difundido. “Nos preocupa como asociación. Sentimos que debería existir un acercamiento con instituciones como la nuestra para apoyar a los gobiernos locales en ese aspecto”, comenta Jorge Alarcón, director adjunto de la Asociación de Municipios de México (AMMAC).
Desde su perspectiva, los observatorios ciudadanos como el de León deben poner especial atención en la selección de sus integrantes, para asegurarse de que todos ellos estén bien capacitados.
Un ejemplo del apoyo que la asociación puede otorgar para la masificación de este tipo de proyectos es el convenio que en breve firmará la AMMAC con el Instituto de Investigación Técnica del ITESM, el cual pretende capacitar a los presidentes municipales.
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