Energías renovables: su panorama en México y América Latina

por | Ago 21, 2017 | Noticias | 0 Comentarios

Por Marytere Narváez

América Latina en su conjunto todavía depende por tres cuartas partes de los combustibles fósiles, 74 por ciento. México mucho más, 86 por ciento, explica Luca Ferrari Pedraglio, investigador del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de Yucatán (Geociencias UNAM).

 

En el marco del Student Energy Summit 2017, realizado en Mérida, Yucatán, el investigador —quien desde 2005 se ha dedicado al tema del peak oil (agotamiento de petróleo) y las implicaciones para el futuro de la energía y la economía— compartió para la Agencia Informativa Conacyt un panorama de las energías renovables en América Latina.

“Primero hay que partir de la situación en donde estamos. América Latina en su conjunto todavía depende por tres cuartas partes de los combustibles fósiles, 74 por ciento. México mucho más, 86 por ciento. Argentina y Venezuela aún más. Brasil tiene una mayor producción de energías renovables, depende solo de 56 por ciento de la energía fósil. Pero realmente somos una región que depende fuertemente de estos combustibles: petróleo, gas y carbón”, apuntó.

El investigador enfoca su labor en el estudio de la tectónica regional de México y el Caribe, así como en las relaciones entre magmatismo, tectónica y geodinámica con aplicaciones para la exploración geotérmica y para recursos minerales.

México como importador neto de energía

De acuerdo con Ferrari Pedraglio, adscrito con nivel III al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), aunque México es exportador de petróleo crudo, es prácticamente importador neto de energía desde 2016. “Importamos tanta gasolina, diesel y gas que, si uno hace el balance energético, vemos que estamos importando más energía de la que exportamos”, indicó.

Desde 2004, la producción de petróleo en México ha pasado de 3.4 millones de barriles diarios a alrededor de 2.0 barriles, de acuerdo con los datos de producción de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Argentina, Chile y Brasil (que produce más petróleo que México) son importadores de petróleo también. “Todas las grandes economías de la región son importadores. La transición a las energías renovables es algo urgente por tanto”, apuntó.

Luca Ferreri, investigador del Centro de Geociencias de la UNAM, durante su participación en el Student Energy Summit 2017.

A través de la reforma energética, las políticas gubernamentales intentan repuntar actualmente la producción petrolera y mitigar su declive. “Incluso se está pensando en licitar en algunas áreas del norte del país para la explotación de petróleo y gas no convencional, con la técnica de la fractura hidráulica o fracking”, comentó el investigador.

A pesar de que en Argentina y Brasil también se discute la posibilidad de implementar el fracking, en Estados Unidos se ha encontrado que este representa un recurso de elevados costos y un fuerte impacto ambiental, con beneficios a muy corto plazo. “Es posponer el problema unos cuantos años. Yo creo que debería haber una política mucho más decidida hacia la transición a las renovables, que no la hay en México aún”.

Transporte y agricultura, factores importantes en la transición

En palabras de Ferrari, el principal problema que enfrenta México es que 43 por ciento de la energía que se consume está en el sector del transporte, que depende casi en su totalidad de gasolina y diesel en buena medida importados. Esto representa un aspecto crucial a resolver en la transición hacia las energías renovables.

La agricultura industrial es otro factor importante, pues para su producción requiere de fertilizantes, pesticidas, diesel para el funcionamiento de la maquinaria agrícola y diversos productos derivados del petróleo. “Tenemos un sistema de producción de comida fuertemente dependiente de combustibles fósiles que también tendríamos que sustituir a mediano plazo”, señaló.

A diferencia de los grandes proyectos centralizados que están basados en combustibles fósiles, un aspecto relevante de las energías renovables es que se prestan a una distribución localizada de acuerdo con las necesidades de los usuarios finales, por ejemplo, vecindarios y comunidades.

“Eso implica una mayor eficiencia y una mayor resiliencia, evita problemas con las poblaciones locales, quita de por medio a todos los intermediarios y toda la burocracia que se necesita para un gran proyecto. Mi punto de vista es que la transición necesita fuertes decisiones políticas y mirar hacia adelante”, finalizó.

Con información de: Agencia Informativa Conacyt

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