Distribución del agua contra la escasez, el caso de Baja California

por | Ago 11, 2017 | Noticias | 0 Comentarios

Por Karla Navarro

Académicos del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) advierten que la inequitativa distribución de agua explica la escasez recurrente en Baja California.

Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 22 de marzo, establecido desde 1993 como Día Mundial del Agua, es un día para destacar la función del líquido, propiciar mejoras para la población que sufre por su escasez y debatir acerca de cómo gestionar los recursos hídricos.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Leopoldo Mendoza Espinosa, líder del cuerpo académico de Agua y Ambiente de la UABC, advirtió que en Baja California hay suficiente agua, pero el problema es que a la zona de la costa no llega esa agua.

Sostuvo que si bien la creación de la infraestructura necesaria para mejorar la distribución del agua implica una inversión significativa, los costos se retribuyen a través del uso doméstico y en sectores productivos como el industrial o el agrícola.

“La industria del vino realmente está en riesgo debido a la escasez que se tiene, pero si tuviera una entrada de agua garantizada, por ejemplo del río Colorado, entonces podría seguir creciendo o al menos no correría riesgo durante los próximos años”, expone.

Diagnóstico por zonas

Cuando se trata de ofrecer un panorama en relación con el agua en Baja California, es indispensable dividir geográficamente la entidad, pues los escenarios son muy diferentes si se compara la zona norte con la costera, y dentro de esta última, el municipio de Ensenada enfrenta un contexto más crítico.

La zona urbana de Ensenada se abastece de los acuíferos del Valle de Guadalupe, Maneadero, Ensenada y La Misión, que en los últimos meses se han visto beneficiados con precipitaciones; sin embargo, la escasez de agua persiste en la ciudad.

Leopoldo Mendoza precisa que al municipio de Ensenada le corresponden nueve millones de metros cúbicos anuales procedentes del río Colorado, lo que representa 250 litros de agua por segundo; en total, a la zona costa de Baja California se le abastecen cuatro mil 500 litros por segundo del río Colorado.

“Dependemos del río Colorado, toda el agua viene a través del acueducto Río Colorado-Tijuana y ya le está llegando una cantidad pequeña a Ensenada, pero es como un gran popote el que está construido y estamos limitados al tamaño de ese popote”, menciona.

Considera que el caso de Mexicali y sus valles es diferente e incluso que en dicho municipio “hay un exceso de agua”, lo que se puede percibir desde las técnicas de cultivo que se aplican en las zonas agrícolas, donde se utilizan métodos de riego en los que el agua tiende a desperdiciarse.

El impacto ambiental de las desaladoras

Frente a este panorama, el gobierno estatal ha promovido la instalación de plantas desaladoras y será Ensenada el primer municipio en Baja California en contar con este tipo de tecnología que, desde la perspectiva del cuerpo académico de Agua y Ambiente, no resulta la idónea por sus implicaciones ambientales.

El líder del cuerpo académico e investigador de la UABC señala que se tiene proyectado que en una primera fase la planta desaladora genere 250 litros por segundo, con lo que se espera cubrir la demanda total de agua en Ensenada.

En una segunda fase, la expectativa es que se produzcan otros 250 litros de agua potable por segundo, logrando con la planta una capacidad total de 500 litros por segundo, con lo que se cubriría la demanda de agua actual y futura, en un rango entre los cinco y 10 años.

No obstante, el investigador hizo notar que el agua procedente de la planta desaladora “será cara debido a que el proceso de ósmosis inversa requiere de mucha energía y la energía es cara, entonces es de esperarse un aumento en las tarifas del agua”.

Además, los planes gubernamentales contemplan la instalación de plantas desaladoras también en los municipios de Tijuana y Playas de Rosarito.

Reúso de aguas tratadas

Leopoldo Mendoza explica que la producción de 250 litros de agua por segundo a través del proceso de desalinización requiere la extracción de 500 litros por segundo de agua del mar y una posterior descarga de salmuera con una concentración de 50 gramos de sal por litro, en contraste con la concentración de 34 gramos por litro que hay en el agua del océano.

A pesar de ello, la descarga de agua con una concentración salina superior a la del mar no es el impacto más grave de la planta desaladora, sino el enorme consumo de energía eléctrica que demanda su operación, energía producida mediante quema de combustibles.

Es por tal motivo que la propuesta de los investigadores del cuerpo académico de Agua y Ambiente se ha centrado en torno al aprovechamiento de aguas residuales tratadas, para destinarlas al uso agrícola.

Leopoldo Mendoza refiere que actualmente el municipio de Ensenada produce entre 600 y 700 litros por segundo de agua residual tratada, de los cuales solamente 120 litros se están reutilizando para el cultivo de flores y forrajes.

“El reúso es una solución cuando hay una sustitución de agua: si en un futuro se mandan al valle agrícola 400 litros por segundo, es decir, aumentamos tres veces la cantidad actual, los agricultores podrían utilizar esa agua para regar una gran cantidad de hectáreas”, subraya.

La propuesta del cuerpo académico contempla que al aumentar la cantidad de agua tratada que se destina para uso agrícola, los pozos tendrán agua disponible para otros usos, en este caso el doméstico.

El agua como derecho humano

En otra arista de las labores del cuerpo académico de Agua y Ambiente, la doctora Mariana Villada Canela, investigadora del IIO de la UABC, colabora en el desarrollo de un proyecto de investigación que tiene por finalidad el diseño de mecanismos de participación que garanticen el acceso al agua como un derecho humano.

En entrevista, la investigadora detalla que para alcanzar el objetivo se aplicarán técnicas cualitativas de investigación en conjunto con especialistas pertenecientes a otras instituciones académicas como El Colegio de México.

“Concretamente queremos ver el desarrollo de un mecanismo de monitoreo social, monitoreo ciudadano, como una instancia de vigilancia de ciertos actores para el ejercicio de ese derecho que no necesariamente es un acto jurídico; es explorar cómo en otros países han implementado este derecho, cómo lo han llevado a sus marcos pero, sobre todo, a la práctica, cómo se puede ejercer ese derecho en la práctica”, abunda.

Aunque todavía se encuentran en proceso de obtención de financiamiento, la investigadora ya dio inicio al proyecto de Ensenada con la colaboración de estudiantes de maestría interesados en hacer estudios sobre el tema.

“Aun sin el financiamiento, ya estamos empezando a estudiar la situación de Baja California, lo que está pasando ahora y revisar lo que se puede hacer para un mejor ejercicio de ese derecho humano al agua”, concluye.

Con información de:

Redacción

Alcaldes de México

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