Los retos de censar más de 112 millones de mexicanos en 2020

por | Jun 19, 2018 | Noticias | 0 Comentarios

Por Tomás Dávalos

Un censo es, en palabras de Edgar Vielma Orozco, director general de Estadísticas Sociodemográficas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), una radiografía de la nación y de su población.

 

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, explicó el largo proceso que implica elaborar un censo, que es considerado el ejercicio más complejo dentro de todos los esquemas estadísticos. Para realizar su planeación, se tienen que considerar varios elementos, como el financiero, la estrategia de operación de campo —donde se involucran tiempos, lugares donde se llevará a cabo y cantidad de personal— y la planificación del cuestionario.

“Ya sumando todo toma cuatro años elaborar un censo. Por ejemplo, este año el Inegi ya inicia el tema de planificación, o sea, el censo se va a levantar en 2020, y ya inicia la planificación porque se empieza a abrir la consulta ciudadana donde se comienza a discutir todo este tipo de elementos. Por ejemplo, este año va a ser fundamental el tema tecnológico, el censo 2010 se levantó todavía en cuestionarios en papel, ya desde aquel entonces se estuvo probando la inserción del ámbito tecnológico, pero no era lo propicio porque la tecnología no daba para un levantamiento masivo de esa naturaleza”, indicó.

Para ello, se toma en consideración el contexto económico y social del país, la comparabilidad de la información en tiempo y espacio, esto, con el propósito de dar seguimiento a alguna variable en particular y, además, es necesario que haya una comparabilidad internacional de los elementos fundamentales de medición.

¿Cómo se planea un censo?

Vielma Orozco destacó que se parte de la elaboración de un diseño conceptual para definir qué se va a medir, pues además de las variables poblacionales se evalúan otros atributos. Para ello se realizan consultas públicas ciudadanas, donde se discuten todas aquellas características, necesidades y nuevas tendencias de la población que podrían incluirse; sin embargo, los temas serán limitados porque se establece un margen de preguntas por cuestiones presupuestales y el tiempo del informante.

Edgar Vielma Orozco

“Otro concepto es la parte muestral, porque existe un cuestionario básico, que ese se va a aplicar a todos los hogares del país. Un censo por naturaleza tiene que ser una información muy básica, no podemos estar preguntando muchísimas cosas, los cuestionarios censales se caracterizan por tener una cobertura amplia, buscar cubrir la totalidad de la población, y no por la profundidad”, mencionó.

Para estos ejercicios estadísticos se hace una combinación de dos elementos: a las variables básicas se les da una cobertura total; a su vez, se detona una muestra al interior de este ejercicio censal, donde se entrevista 10 por ciento de los hogares para aplicarles un cuestionario extendido, para ello se recurre a modelos matemáticos probabilísticos de selección para considerar una muestra con representatividad a nivel municipal, a fin de poder hacer posteriormente un análisis más puntual.

“El cuestionario debe estar sustentado en todas las variables científicas y metodológicas que nos deban decir cómo se mide algo, es decir, primero se necesita una vasta documentación de qué sustenta metodológicamente cada pregunta, no es nada más que a mí se me ocurra preguntar, es decir, debe haber toda una investigación sobre cada una de esas preguntas. Ya que se tiene esa investigación y esa búsqueda de las variables que se desean medir, tiene que pasar de la parte teórica a la parte práctica, ¿y cómo es eso?, pues se tiene que analizar si esas preguntas van a ser entendibles por los informantes”, expresó.

Preguntas cortas  y respuestas rápidas

Tras la consulta ciudadana se recogen todas las preguntas, se hace un dictamen sobre la calidad de las mismas y se lleva a cabo la prueba piloto en diferentes partes del país, con la finalidad de probar cada uno de los cuestionamientos, para observar si generan rechazo, si no se está entendiendo y, posteriormente, se le da una calificación a ese instrumento. De ahí se procede a elaborar un cuestionario depurado y definitivo.

“Un cuestionario censal no debe sobrepasar los 20 minutos, si lo hace, empezamos a desgastar demasiado al informante para un ejercicio rápido. Para el cuestionario ampliado, que es de profundidad, el estándar internacional nos dice que no debe pasar los 40 minutos, porque cada pregunta después de esa cantidad de tiempo empieza a demeritar su calidad, porque el informante ya se siente agotado y estará respondiendo de manera inercial”, apuntó.

Trabajo de campo

Ana María Ruiz Esparza Guzmán, coordinadora estatal del Inegi en Aguascalientes, expresó que en cada entidad existe una coordinación responsable de realizar los operativos del instituto, en este caso el trabajo de campo para censos, encuestas y actualización de información geográfica, para ello, una vez que desde oficinas centrales se definen los criterios de productividad, diseño conceptual y la planeación macro, se comienza a trabajar en lo local.

“Con base en el uso de los sistemas de información geográfica, voy contemplando cargas de trabajo. Aquí es donde juegan las matemáticas un papel interesantísimo, porque estoy contemplando áreas donde una carga es mayor y áreas donde una carga es menor, pero además hay tramos de control, y me dicen: ‘por cada cuatro entrevistadores que tengas, vas a tener un jefe de entrevistadores’, entonces yo voy conformando toda esa plantilla, que va a ser mi plantilla operativa, la mando a las oficinas centrales, me la validan, me la aceptan y entonces recluto”, comentó.

Para ello se definen perfiles con las características que debe tener el personal, se lanza una convocatoria o por medio de bolsa de trabajo se hace la selección y se les brinda capacitación a las personas, donde se les proporcionan técnicas para realizar las entrevistas y la temática del proyecto, esto, para que estén bien preparados y sepan de qué le estará hablando al informante. A la par, forman parte de un proceso de entrenamiento en campo.

“Los encuestadores deben respetar lo que viene en los manuales, nosotros nos basamos en la confianza: yo voy y te pregunto, lo que tú me digas, eso debo contestar, es decir, no debo ‘ponerle de mi cosecha’ ni tampoco debo de inducirte. Las instrucciones entonces son: lee las preguntas de manera textual y espera que el informante te dé una respuesta, porque nosotros tenemos que captar fielmente lo que el informante no está informando”, agregó.

Tecnología en procesamiento de datos

La estructura con la que se trabaja en campo cuenta con candados de verificación: un grupo de cuatro entrevistadores tiene un supervisor, quien coordina para que se cumpla con el trabajo bajo los criterios previamente especificados; asimismo, hay un jefe que coordina todas las células de su área. A su vez, hay observadores de oficinas regionales y centrales, quienes vigilan que se esté aplicando bien el diseño conceptual, los procedimientos y, en su caso, realizan observaciones.

“El levantamiento se hace en dos formas: algunos lo hacemos con un dispositivo de cómputo móvil, y ese lo que te permite es que conforme te voy preguntando, pues voy captando la información y en la tarde me voy a conectar y toda la información se va a ir a un gran servidor, ahí puedes tener seguimiento en tiempo real, cualquier día, en cualquier hora que entre al sistema puedes ver cómo va tu avance. Pero está el otro, el censo de población lo hemos seguido levantando por el volumen y por la dificultad en papel, entonces para lo que es ese censo se hacen cortes semanales”, añadió.

Cuando el censo se levanta en papel, se cuenta con personal de captura, este tiene criterios de validación de mínima información que debe contener cada cuestionario, cuando no cumple con los parámetros, se regresa la encuesta. También revisan que las respuestas contengan congruencia y consistencia, por ejemplo: si en una pregunta se dice que en la vivienda habitan siete personas, cuando se hace el desglose de los nombres debe coincidir y haber un total de siete personas listadas, de lo contrario, el personal de campo debe volver al domicilio a corroborar la información.

“Una vez que terminamos esa captura, en oficinas centrales se corren unos vectores de validación y nos vuelven a enviar la encuesta en caso de que haya una inconsistencia. Después empieza todo el tratamiento de la información, donde todavía puede surgir una duda respecto a lo que nosotros mandamos, por alguna situación que no les está dando la consistencia que ellos están buscando. Después ya viene otro momento donde se generan los primeros resultados, y hay otro sistema que empieza a confrontar con resultados históricos”, destacó.

Una vez que las coordinaciones estatales y oficinas centrales firman la validación de las cifras, se procede a la publicación de la información, misma que se espera no sea privativa de un grupo, sino que un académico, servidor público u organización no gubernamental pueda acceder a esta. Para ello existen protocolos, como una rueda de prensa a nivel nacional en la cual se dan a conocer los resultados de dicho ejercicio, para después desarrollar reuniones a nivel local donde a cada entidad federativa se le empieza a informar acerca de los resultados obtenidos.

“El Inegi pone a disposición toda la información de manera electrónica y gratuita en Internet, donde puede checar lo que quiera, desde bases de datos, tabulados, monografías y documentos de áreas específicas”, concluyó.

Con información de: Agencia Informativa Conacyt

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