Indígenas de slp mejoran calidad de agua

por | Oct 1, 2012 | Octubre 2012, Responsabilidad Social | 0 Comentarios

Diana GómezDiana Yaneth Gómez Martínez ha reunido, ese mediodía, a cerca de 30 personas en la primera junta de evaluación para tener acceso a agua limpia en la comunidad de Quelavitab Bienes Comunales, habitada por no más de 15 familias. Los participantes coinciden en que si buscan bienestar, todos tienen que participar en el objetivo.

Quelavitab Bienes Comunales es una pequeña ranchería del municipio de Tanlajás, a unos 312 kilómetros de la ciudad de San Luis Potosí, enclavada en lo que se conoce como La Huasteca Potosina, caracterizada por zonas rurales e indígenas en condiciones de marginación extrema.

Diana Yaneth labora en Fondo para la Paz, una agencia de desarrollo local sin fines de lucro que desde 2005 comenzó a trabajar con Fundación Grupo Modelo y que en la región de La Huasteca atiende varias vertientes desde 2008. La coordinadora estatal en San Luis Potosí de Fondo para la Paz, Adriana Escobar, indica que a su cargo tiene seis técnicos de campo, incluida Diana, que tienen capacidad de atender requerimientos de 33 comunidades en el estado.

El director de Responsabilidad Social de Grupo Modelo, Adolfo Alaniz, explica que decidieron apoyar las tareas emprendidas por Fondo para la Paz en esta zona rica en recursos naturales, porque su población —mayoritariamente indígena— vive en condiciones desfavorables, donde el punto crítico es no tener acceso a agua de calidad ni a los temas de salud, higiene y nutrición.

ManantialLa siguiente etapa del proyecto involucra el desarrollo de granjas de traspatio y criaderos de borregos para garantizar la autosuficiencia alimentaria.

“Nos dimos a la tarea de construir un programa de intervención (organizativa  participativa) para generar capacidades en estas comunidades e incrementar su nivel de vida”, dice Alaniz, entrevistado por Alcaldes de México. La primera necesidad detectada fue la baja calidad de agua, punto de partida de cualquier iniciativa que busca el desarrollo comunitario.

En los últimos cuatro años, las organizaciones participantes y las poblaciones favorecidas han realizado un trabajo conjunto dentro de un marco institucional de largo plazo, donde sobresale la construcción de ciudadanía alrededor de proyectos sustentables, que toman en cuenta las capacidades de la gente y aspectos inherentes a su cultura.

En este trayecto se ha buscado también el apoyo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA); de otras fundaciones y de los gobiernos locales y el gobierno estatal.

El programa en Quelavitab Bienes Comunales tiene apenas seis meses de gestación, pero en la comunidad de Pokchich, ubicada en el municipio de San Antonio, hay un trabajo de tres años que ya está rindiendo sus primeros frutos. Aquí, algunos pobladores tienen ya funcionando huertos a escala pequeña y áreas con borregos.

TOMAR DECISIONES Y ACTUAR

Intervención comunitariaEn un recorrido por la región de la Huasteca Potosina, la segunda parada es la población de Pokchich, conformada por cerca de 400 habitantes. Adriana Escobar expone que ahí se tiene un trabajo de tres años en la protección de fuentes de agua, creación de sanitarios secos y estufas ahorradoras de leña, además de avances en infraestructura escolar.

Fondo para la Paz considera a la pobreza como una forma de exclusión y marginación social y como el resultado de la falta de posibilidades de las personas y grupos para decidir sobre su propio futuro. Por tal motivo, los ejes rectores de su labor son el Programa de Fortalecimiento de Capital Social y el Mejoramiento de la Calidad de Vida en Comunidades Rurales-Indígenas.

“Nuestro trabajo consiste en que las personas actúen, incidan, tomen decisiones y establezcan redes de solidaridad, dentro y fuera de sus propias comunidades, para que ellos mismos trabajen en favor de su propio desarrollo”, resume Gustavo Maldonado, director general de la organización.

Originaria de Pokchich, la señora Paula Osorio Pérez abre las puertas de su hogar —una casa rústica hecha a base de ramas y madera— para que el visitante confirme la utilidad de tener su estufa ahorradora de leña, un sanitario seco, un huerto donde la familia tiene sembradíos en pequeño de pepinos, acelgas y cilantro, además de un área donde pastan borregos, lo que permite a ella y su familia el autoconsumo.

A nivel poblado, cada familia de Pokchich cuenta con un sistema para la captación y almacenamiento de agua de lluvia —cisterna tipo Capuchina, creada por el IMTA— con capacidad de guardar hasta 50 mil litros del vital líquido.

El concentrador general de agua para todo el poblado es el manantial El Sabino, que antes estaba desprotegido y corría el riesgo de ser contaminado por el tránsito de animales y personas, que muchas veces realizaban ahí sus necesidades básicas.

Una de las primeras iniciativas fue cubrir y proteger. el manantial con un techo y una barda perimetral, además de mantener en buen estado la cisterna. “Dejamos de sufrir la sequía desde entonces”, exclama un poblador.

RECURSO ESTRATÉGICO

Las cisternas tipo Capuchina que se usan en el proyecto captan entre 11 mil y 50 mil litros de agua de lluvia. A pesar de que la región de la Huasteca cuenta con un índice de precipitación pluvial importante y cuerpos de agua receptores, la calidad del producto no es idónea pues generalmente está contaminada, lo que también propiciaba diferentes tipos de enfermedades.

Hoy, sin embargo, pobladores gozan de acceso al líquido a través de estas tinas captadoras que ellos mismos construyen con base en un manual de construcción, operación y conservación. El mismo proyecto contempla la formación de piletas para tratar aguas grises.

“El agua transforma la salud y el alimento de las comunidades, pero también libera mucho del tiempo que las mujeres o los niños dedicaban a ir por agua”, afirma Alaniz, de Fundación Grupo Modelo. Por ejemplo, una familia de cinco miembros necesita, por lo menos, 100 litros de agua por día. En esta zona de San Luis Potosí llevar suficiente agua a los hogares toma desde 20 minutos hasta dos horas de traslado.

“Los temas de nutrición y alimentación vienen después, al igual que los temas de educación. Posteriormente puedes pensar ya en llevar proyectos productivos, pero hasta en tanto no resuelves las necesidades básicas no puedes pasar a otros estados”, explica Alaniz.

A la fecha 552 personas de rancherías ubicadas en los municipios de Tanlajás, San Antonio, y de Tampamolón se han beneficiado del programa. “Tratamos de desarrollar un modelo de comunidad y una vez que esté conformado nos gustaría replicarlo y escalarlo (en otros puntos del país)”, adelanta el directivo.

COMUNIDADES MODELO

GE fomenta En BreveEl proyecto impulsado por Fundación Grupo Modelo y Fondo para la Paz cubre comunidades rurales con población indígena con un enfoque de sustentabilidad.

“La sustentabilidad se da a partir de la propia gente, del entendimiento del porqué de las cosas, del dominio de las herramientas para hacer que las cosas sucedan y de la apropiación de los procesos”, indica Alaniz. “Se dice que para que una población se adueñe de un proceso se necesita invertir 10 años”, agrega.

Al término de 2012, Fundación Grupo Modelo tiene previsto participar en la cobertura de 28 comunidades de La Huasteca Potosina.

Para Gustavo Maldonado, de Fondo para la Paz, el desarrollo comunitario que se está logrando implica la posibilidad de elegir entre distintas formas de ser o actuar. “Este modelo de trabajo permite que la población reciba la capacitación y guía necesarias para que ellos mismos diseñen y ejecuten los proyectos que puedan resolver los principales problemas que enfrentan día con día”, afirma.

El objetivo del proyecto en el mediano y largo plazo es que las comunidades favorecidas superen la situación de pobreza extrema y que cuenten con las herramientas necesarias para seguir avanzando de forma independiente a las organizaciones impulsoras del desarrollo social y económico.

“(Además) las comunidades con las que trabajamos se vuelven referencia para las comunidades vecinas, se convierten en ejemplos de desarrollo que dan esperanza y muestra tangible de que el trabajo en conjunto hace posible cambiar la realidad actual por otra de mayores oportunidades para las generaciones presentes y futuras”, concluye Maldonado.

SER AUTOSUFICIENTES

Más de 11 por ciento de la población de San Luis Potosí, conformada por 2.6 millones de habitantes, es indígena, por lo que aún sobreviven dialectos como el náhuatl. Los municipios de Tanlajás y San Antonio son una buena representación de esta realidad.

Rafael MorenoRafael Moreno Castellanos, ex presidente municipal de Tanlajás —su administración finalizó en septiembre pasado—, resume que durante su gestión la construcción de caminos fue la obra más importante, con inversiones por 115 millones de pesos (mdp); el grueso de estos recursos, 98 mdp, sin embargo, se ejercerán hasta febrero de 2013, cuando esté al frente del gobierno municipal el Partido del Trabajo (PT).

“Entre las cosas pendientes por hacer está el abastecimiento de agua y la construcción de más caminos”, explica Moreno Castellanos, quien estuvo abanderado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Indica que pese a que 98 por ciento de la red cuenta con agua potable, en épocas de estiaje el abastecimiento baja a 70 por ciento por el mal uso del recurso, lo que afecta a rancherías y poblados alejados de la cabecera municipal. No obstante, menciona que gracias a la colaboración con Fondo para la Paz se ha podido resarcir la necesidad del líquido en estas zonas. Además, el suministro de agua puede garantizar la siembra de maíz y frijol para el autoconsumo.

“El municipio vive de la producción de caña, de piloncillo y de maíz, por lo que ahora con la generación de nuevos energéticos, es un buen mensaje para invitar a los inversionistas a venir”, asegura.

A su vez, Leocadio Martínez Santiago, director de Desarrollo Social del municipio de San Antonio, explica que esta demarcación de 10 mil habitantes, centra su actividad económica en la producción de piloncillo, y en menor grado de ganado bovino.

Al igual que en Tanlajás, en San Antonio existe el problema de suministro de agua limpia, por lo que en los últimos tres años se trabajó en el mantenimiento de sus sistemas de agua, donde se invirtieron 800 mil pesos anuales.

La gestión del gobierno municipal, abanderado por el Partido Acción Nacional (PAN), terminará en este mes de octubre, y entre las tareas pendientes destaca la ampliación del sistema de agua potable y la necesidad de llevar a cabo más obras de captación de agua de lluvia.

María Luisa Aguilar G

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