Expediente Abierto

►Desarrollo Sostenible

Ciudades y costas: hacia el desarrollo sustentable en Quintana Roo

 

Para garantizar el desarrollo urbano en armonía con el medio ambiente y la conservación de la biodiversidad, el proyecto Biocitis coordina el trabajo entre entes federales, gobiernos locales, sociedad civil, academia y sector privado

 

►Por Ana Paula Hernández Alday
FOTO: CORTESÍA DE JACOBO TAFOYA/UNSPLASH

En 2005 el huracán Wilma impactó a la península de Yucatán, que comprende los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán. Los daños materiales y naturales afectaron seriamente a las ciudades costeras dedicadas al turismo, que para entonces –y debido a la urbanización– ya habían perdido gran parte de sus medios naturales de protección, como manglares, arrecifes de coral y dunas de arena. “Fue un parteaguas que trajo un periodo de recuperación y toma de conciencia”, asegura Vicente Ferreyra, director de Sustentur, empresa de consultoría especializada en turismo sustentable.

A partir de ese momento, se diseñaron políticas públicas para reducir la presión de destinos como Cancún y desarrollar nuevas zonas con una oferta turística de menor impacto. En 2020, quince años después del paso de Wilma, se materializó el primer programa estatal alineado a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hacia 2030, que es el Plan Maestro de Turismo Sustentable del Estado de Quintana Roo.

“También somos el primer estado con un seguro contra daños en playas y arrecifes que se activa cuando un huracán supera los 185 km/h”, explica Efraín Villanueva Arcos, Secretario de Medio Ambiente de la entidad.

Quintana Roo ocupa el primer lugar en superficie de manglares en México y forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano. “Todo está relacionado con la biodiversidad, el color del mar, la flora y la fauna, y de ahí depende el producto interno bruto estatal (PIBE) en términos turísticos”, refiere Yadira Gómez, Directora Regional en la Península de Yucatán y el Caribe Mexicano de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

Otoniel Segovia, Presidente Municipal de Othon P. Blanco, donde se ubica Chetumal, la capital de la entidad, afirma que, si bien la infraestructura hotelera no creció de forma exponencial, en 2019 aumentaron los visitantes: “Al Puerto Costa Maya llegó un millón de turistas en 2019 y recibimos 381 cruceros”, afirma.

Cancún, Chetumal, Cozumel y Playa del Carmen son ciudades que coexisten en los 110 kilómetros de costa de un estado que tiene el desafío de ejecutar una agenda urbana y ambiental que fomente la conservación de la biodiversidad y la recuperación de los sistemas naturales como medios de protección costera.

DIVERSIDAD DE ENFOQUES
En octubre de 2020 se presentó en México el programa Biocitis (Desarrollo sustentable de regiones costeras urbanas mediante la integración de servicios ecosistémicos y biodiversidad) a cargo de la Agencia de Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en colaboración con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que vincula a gobiernos locales con organismos de la sociedad civil, la academia y el sector privado. Su objetivo es promover la conservación de la biodiversidad, a la par de las actividades económicas, a través de proyectos integrales que fusionen las agendas urbana y de protección ambiental. Biocitis trabajará en tres regiones urbanas costeras piloto, una de ellas, Quintana Roo. En la búsqueda de coincidencias, diversos actores de esta entidad han expresado su visión y prioridades, teniendo como base su riqueza natural.

Para Otoniel Segovia, los problemas que afectan a los ecosistemas no se deben solo al turismo, sino también a la densidad de población que genera autoconsumo con actividades de caza y pesca.

“Mahahual, Xcalak, Bahía de Chetumal y Banco Chinchorro requieren mayor atención, donde es prioritario cuidar que la urbanización no sea invasiva sino planeada”, sostiene el edil. Actualmente, la autoridad municipal enfoca sus esfuerzos en la limpieza de playas, en coordinación con el sector empresarial, y considera vital sumar a los colegios de arquitectos e ingenieros.

Fernando Secaira, líder de Resiliencia y Riesgo Costero de The Natural Conservancy (TNC), busca hacer conciencia del alto costo-beneficio de la protección de los ecosistemas con una metodología que comienza con investigación científica y análisis financieros. “Primero comprobamos con números que es más conveniente conservar los ecosistemas que construir escolleras o muros en las dunas; luego desarrollamos programas piloto e instrumentos para financiar proyectos de recuperación.”

Asimismo, sugiere atender la calidad del agua de los drenajes que desembocan en el mar y regular las construcciones; al respecto, el Plan de Desarrollo Urbano de Chetumal cuenta con un catálogo de buenas prácticas que pueden aplicarse en Mahahual y Xkalak.
Otro reto es involucrar a los turistas en el cuidado y donación de recursos para la conservación de los ecosistemas.

En 2018 las tormentas Delta y Zeta alcanzaron vientos superiores a los 185 km/hr que activaron el seguro de playas y arrecifes, a través el Fideicomiso de Seguridad, Desarrollo y Manejo Costero. “Este instrumento lo financian el sector hotelero y los tres órdenes de gobierno como parte de su gasto anual, así tienen la seguridad de que se cubrirán eventualidades”, apunta Fernando Secaira.

Gracias a esta innovación, en 2020 se recuperaron 14,000 fragmentos de corales y 2,000 colonias en Puerto Morelos. “Con el huracán los corales se rompen y las colonias se desprenden. Su reparación consiste en reubicar las colonias y pegar los fragmentos para que vuelvan a crecer”, explica Secaira.

La planeación del ordenamiento territorial, el manejo de residuos y la reducción de emisiones por deforestación y degradación son las prioridades de la Secretaría del Medio Ambiente de Quintana Roo.

“Con el programa Biocitis vemos la oportunidad de fortalecer la transversalidad”, asevera Efraín Villanueva. Para ello afirma tener bien identificados a todos los actores y las líneas de acción en las que cada uno puede colaborar.