Las agresiones que sufren las mujeres en la calle y otros espacios físicos ha sido trasladada a lo «ciber»; tal parece que la violencia de género va incrementándose en México. El anonimato, la carencia de legislación y de estadísticas oficiales reales, permiten que las agresiones sigan afectando a más de 9 millones de mexicanas que han vivido ciberacoso en México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) indican que más de 80 por ciento de las mexicanas se sienten inseguras en las calles, siendo éste el nivel más alto en 18 ediciones de la encuesta. Dichas cifras se trasladan al plano «ciber», en el que mujeres llegan hasta la autocensura tras denunciar violencia de género.
Existen diversas formas de violencia relacionadas con las tecnologías de la información, y éstas se detonan como una extensión de la violencia estructural que enfrentan las mujeres. Pareciera que es algo totalmente nuevo, sin embargo no lo es, pues las conductas violentas hacia las mujeres siempre han estado ahí, y las herramientas tecnológicas sólo son un medio más que las personas agresivas han encontrado para ejercerlas. Esto ha detonado debates sobre cómo regular Internet ante esta violencia que afecta la dignidad y libertad de las personas; y es necesario decir claramente que los espacios virtuales no se regulan, se deben regular y prevenir las conductas humanas.
Por otro lado, las nuevas tecnologías que nos ofrece la Web han servido para defender la libre determinación y la vida sin violencia de nosotras. Hemos visto cómo las mujeres utilizan las redes sociales para defender su derecho a decidir, promover movimientos LGTTTBI, ejercer la sexualidad libremente, defender sus derechos sociales y políticos, entre otros temas de relevancia.
Es necesario y loable valerse de la tecnología para llegar a más personas de la manera más conveniente; pero es real que ante el activismo de las mujeres surgen diversas expresiones de odio y censura en los medios digitales que refuerzan el sistema patriarcal y violento en el que estamos inmersos(as).
Hay diversos tipos de violencia que se pueden identificar en Internet: el acceso a una cuenta o dispositivo sin autorización, el control y manipulación de la información, el robo y suplantación de identidad, la vigilancia y acecho, las expresiones discriminatorias y degradantes, el acoso en diversas modalidades, las amenazas, la difusión de información personal o íntima, la extorsión, las fake news contra alguna persona, la explotación sexual de la imagen y las afectaciones a canales de comunicación. Todas las anteriores son bien conocidas y se caracterizan por las omisiones que existen para sancionarlas.
Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre la facilidad con la que se ha permitido que la violencia hacia las mujeres se traslade de las calles a los medios digitales, como un reflejo de la violencia estructural, la falta de educación para hombres y mujeres, el descuido a tempranas edades en donde se arraiga la violencia y la omisión tanto del sector público como del privado para proteger a las mujeres.
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