Tips de Gestión
Cómo estructurar proyectos climáticos subnacionales
Los gobiernos locales cuentan con una nueva herramienta para diseñar iniciativas que contribuyan a mitigar los daños al medioambiente y, al mismo tiempo, asegurar su financiamiento

►Por Martha Palma Montes
FOTOS: DREAMSTIME
En 2024, México registró un promedio de temperatura de 2.14 grados celsius (°C), superando el límite de 1.5 °C de temperatura global, establecido en los Acuerdos Climáticos de París.
El calentamiento global y el cambio climático podrían ser causados por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), generados por la producción de electricidad y calor a través de los combustibles fósiles, así como por la deforestación y la roturación de tierras para la agricultura y el pastoreo.
Ante los retos que enfrentan los gobiernos municipales para elaborar y ejecutar proyectos que mitiguen los efectos del cambio climático –como es la planeación a largo plazo, conocer ampliamente del tema y acceder a financiamiento–, la Comunidad Climática Mexicana (CCM) presentó la Herramienta para la Estructuración de Proyectos Climáticos Subnacionales, en coordinación con la Asociación Nacional de Autoridades Ambientales Estatales (ANAAE), la Iniciativa Climática de México (ICM), el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) y el apoyo de UK Pact México.
A lo largo de un año, la Comunidad acompañó a 12 gobiernos locales en la realización de proyectos, lo que dio como resultado una serie de experiencias e investigaciones que quedaron plasmadas en la Herramienta, disponible para su consulta gratuita.
“Presentamos los pasos de forma estructurada a través de 11 módulos, con el fin de lograr proyectos atractivos que puedan ser presentados como modelos de negocio ante las diversas fuentes de financiamiento, ya que el recurso es finito y no necesariamente puede mantenerse a lo largo del tiempo”, refiere Saúl Pereyra García, Gerente de Acción Climática en WRI México.
Estos módulos van acompañados de videos explicativos y cuestionarios introductorios, a fin de facilitar y robustecer las capacidades de aprendizaje.
RACIONALIDAD CLIMÁTICA
El módulo cinco de la Herramienta corresponde a la racionalidad climática en mitigación y adaptación. Su objetivo es que las autoridades locales comprendan qué es la mitigación de GEI y cómo se determina su vulnerabilidad —o no— frente al cambio climático.
La importancia de estimar las emisiones y reducciones de los GEI radica en conocer los impactos ambientales de los proyectos, evaluar la contribución de estos a las metas de mitigación a nivel local, proporcionar información clave para el diseño de políticas públicas y toma de decisiones, así como reportar indicadores para medir los resultados del proyecto y justificar su replicabilidad y escalabilidad.

En tanto, la adaptación consiste en disminuir la vulnerabilidad de las comunidades, ecosistemas y actividades económicas, además de dar respuestas frente al cambio climático a través de la evidencia científica y saberes locales.
EQUIDAD E INCLUSIÓN
Saúl Pereyra también resalta el módulo de perspectiva de género, equidad e inclusión social, un componente que permite definir si los proyectos benefician o abren brechas de inequidad social hacia los diferentes grupos, ya sean comunidades indígenas y población LGBTTTIQ+, entre otros.
“Este elemento es un requisito indispensable para obtener fuentes de financiamiento, tanto nacionales como internacionales, además de que responde a una teoría de cambio donde los gobiernos son corresponsables en el cumplimiento de los objetivos climáticos.”
FINANCIAMIENTO
Un factor clave para que los proyectos climáticos obtengan financiamiento de organismos internacionales, es que estos estén alineados con las prioridades locales, estatales y nacionales, lo que se conoce como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), con base en el Acuerdo de París.
“Adicional a la alineación de metas, es muy importante el entendimiento institucional del actuar, es decir, que las dependencias de gobierno involucradas trabajen en estrecha coordinación, esto hace que un proyecto sea mucho más robusto y atractivo para la inversión”, explica Pereyra García.
Como ejemplo de proyectos financiados con éxito, refiere la producción de composta de lombriz, en Baja California Sur, para alcanzar la meta establecida, generar puntos de venta y los beneficios ambientales y climáticos correspondientes, ya que este tipo de composta evita que cierta materia orgánica de los residuos sólidos urbanos llegue al relleno sanitario. Dicho proyecto obtuvo el subsidio de la organización internacional The Climate Group.
Asimismo, el municipio de Saltillo, Coahuila, resolvió el problema de encharcamientos por lluvias y enfermedades vinculadas con los mosquitos, mediante la implementación de jardines infiltrantes en banquetas, constituidos por plantas endémicas, entre otros componentes, los cuales evitan el embalse de agua.
“Los indicadores de impacto demostraron los beneficios sociales y los ahorros a mediano plazo para el gobierno municipal. Es decir, al existir esta relación de costo-beneficio, les fue posible acceder al financiamiento proporcionado por el área hacendaria local.”
Saúl Pereyra reitera que los ayuntamientos tienen múltiples oportunidades para incidir en la acción climática, ya que, en muchos casos, basta con repensar algunos proyectos para que resulten beneficiosos. En ese sentido, invita a aprovechar la Herramienta para la estructuración de proyectos climáticos subnacionales.