Expediente Abierto

►Sostenibilidad

Hacia un desarrollo económico verde

 

Con apoyo de Biocitis, Boca del Río y Los Cabos, dos de las ciudades costeras de mayor crecimiento, trabajarán para gestionar de manera integral el desarrollo de infraestructura urbana y turística, en línea con la conservación de sus ecosistemas

FOTO: CORTESÍA DE LA GIZ MÉXICO

FFOTO: CORTESÍA DE DANIEL PADILLA VILLAR

►Por Ana Paula Hernández Alday

Los municipios de Boca del Río, Veracruz, y Los Cabos, Baja California Sur, son ciudades costeras y polos de desarrollo económico que comparten una vocación turística, infraestructura de primer nivel y poseen reservas naturales de gran biodiversidad. Boca del Río ofrece servicios comerciales al sector turismo, infraestructura urbana y soporte a las actividades económicas de los municipios vecinos. El Producto Interno Bruto de Baja California Sur depende del turismo, y Los Cabos aporta 40% de ese ingreso ofreciendo servicios comerciales, infraestructura hotelera y vivienda a los habitantes.

Estas ciudades fueron pueblos de pescadores que han tenido un crecimiento exponencial. Los Cabos es uno de los destinos de playa más importantes del país y Boca del Río crece de la mano del Puerto de Veracruz, ubicado en el municipio colindante. El desafío actual para estos gobiernos locales es lograr el punto de equilibrio entre el impulso a las actividades económicas y la protección de sus ecosistemas.

RECURSOS NATURALES COMO MOTOR ECONÓMICO
Vivienda, centros comerciales, hoteles y edificios corporativos son parte de la infraestructura costera del municipio de Boca del Río, aledaño a la ciudad de Veracruz. Su dinámica de actividades terciarias se desarrolla en el escenario natural del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano y la Reserva Natural Estatal Arroyo Moreno, que poseen corales, dunas y manglares.

Las localidades de San José del Cabo y Cabo San Lucas integran la zona conurbada de Los Cabos, que se une a través de la Carretera Transpeninsular. Puertos, resorts, piscinas y campos de golf integran el paisaje de esta zona desértica privilegiada por la migración de ballenas al Mar de Cortés, y la propiedad del Parque Nacional Cabo Pulmo que resguarda arrecifes de coral.

El crecimiento descontrolado del desarrollo inmobiliario ha dañado los ecosistemas de estas ciudades. Por el manglar Arroyo Moreno, en Boca del Río, corre agua contaminada debido a la desembocadura del Canal de la Zamorana, que transporta aguas negras. También hay inundaciones debido a la construcción de viviendas en Áreas Naturales Protegidas (ANP): “El agua se va a los fraccionamientos porque antes ahí había humedales”, refiere Ana Paula Pineda, Presidenta de la organización civil Bird & Nature.

“De unos años para acá el crecimiento está normado y regulado, pero esto no siempre fue así y hoy se viven las consecuencias del daño”, asegura Humberto Alonso Morelli, Presidente Municipal de Boca del Río. “Hay que poner en el centro de la conversación que los ecosistemas son el motor del desarrollo, porque las ciudades costeras dependen de los recursos naturales”, dice Carlos Godínez, Director del Parque Nacional Cabo Pulmo y el Área de Protección de Flora y Fauna de Cabo San Lucas.

En Los Cabos, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha reportado un mayor estrés hídrico y mantos acuíferos con menos recarga debido a la construcción de infraestructura turística en Cabo del Este. “Es necesario ver a los ecosistemas como bienes comunes, no como espacios que podrían ser un bien económico”, afirma Alba Eritrea Gamez, académica de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

PARTICIPAR PARA TRANSFORMAR
En Los Cabos la participación civil y de los pobladores ha sido clave para resguardar Cabo Pulmo, a la par del desarrollo de turismo alternativo. En 1999 científicos y académicos advirtieron riesgos ambientales, los pobladores dejaron de pescar y junto con el gobierno diseñaron el Programa de Manejo y el Programa de Uso Público. Así, en 10 años la biomasa de peces creció 400 por ciento, explica Godínez.

Otro reto es generar conciencia social, asegura Ussiel García, Director del Instituto Municipal de Planeación de Los Cabos (IMPLAN): “A pesar de que en Los Cabos vivimos el huracán Odile en 2014, sigue sin haber una conexión entre el daño mediombiental y la sostenibilidad del desarrollo”.

Lograr la coordinación entre todos los actores es un desafío. “El ADN de Boca del Río es una visión colegiada para toda acción gubernamental, pero llegar a ese consenso es difícil por la necesidad de coordinar a los tres órdenes de gobierno y a los organismos descentralizados”, señala por su parte el alcalde Alonso Morelli.

CUMPLIR LA LEY Y ESTABLECER AGENDAS DE TRABAJO
A pesar de sus diferentes actividades económicas, los municipios de Boca del Río y Los Cabos ven la oportunidad para colaborar con sector privado, academia, sociedad organizada y población para impulsar una gobernanza integral costera encaminada a lograr una agenda de trabajo en común.

Leonardo Ortiz, sugiere como instrumento de gestión las Administraciones Costeras Integrales Sustentables, que son sociedades mixtas donde el gobierno aporta 50 por ciento más 1 por ciento del capital, que han posibilitado construcciones como malecones, playas y plazas en Veracruz. Para conciliar visiones e intereses que fortalezcan la planeación en ambos municipios también es recomendable realizar evaluaciones de impacto ambiental y estudios técnicos y científicos sobre la capacidad de carga de las zonas turísticas.

Otra área de oportunidad es mejorar los reglamentos de manejo urbano. En Boca del Río hay fallas en las jurisdicciones y atribuciones para reportar daños, y en Los Cabos es necesario actualizar el Plan de Ordenamiento Territorial (POEL) y el Mapa de Riesgos.

La Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ, por sus siglas en alemán), por medio del proyecto BIOCITIS, colabora con el Gobierno de México a través de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu) y los gobiernos estatales de Veracruz y Baja California Sur, así como los ayuntamientos de Los Cabos y Boca del Río y otros actores, para fomentar ciudades prósperas, sanas y resilientes. “Mi expectativa con BIOCITIS es tener apoyo para sistematizar las problemáticas y una estrategia para atenderlas”, afirma Ussiel García.