Expediente Abierto
►Gestión de RSU ♦ Opinión
El Gobierno Federal de la Cuarta Transformación, como le llama el Presidente Andrés Manuel López Obrador, está haciendo uso de sus facultades y obligaciones al plantear una política nacional en materia de residuos sólidos urbanos.
A través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), difundió, en febrero de 2019, el documento “Visión Nacional hacia una Gestión Sustentable, Cero Residuos”, donde nos informa que se generaban más de 44 millones de toneladas anuales de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y que, para 2030, esta cifra podría llegar a 65 millones.
También la Semarnat emitió un documento en el que recomienda un nuevo esquema para la gestión integral de los RSU, con la creación de organismos operadores, donde no solamente participarán los gobiernos municipales, sino también los gobiernos estatales y empresas privadas. Y que estos nuevos organismos operadores tengan una Junta de gobierno y Consejos técnicos y asesores, con una visión incluyente para integrar a los mexicanos que hoy están en los tiraderos y en la recolección informal.
Asimismo, recomienda establecer mecanismos de certificación para proveedores de los servicios de recolección, acopio, almacenamiento, reciclaje, valorización y disposición final, y anunció que se podría contar con asistencia técnica y financiera del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Agencia de Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México.
Por todo esto, estamos optimistas por esta postura del nuevo gobierno, que finalmente establece la visión de lo que deberá ser en el futuro la gestión integral de nuestros RSU. Bienvenida.
En el caso de los 23 millones de toneladas anuales de la fracción orgánica, si somos inteligentes, podríamos producir unos siete millones de toneladas anuales de composta que nos servirían, junto con otros seis millones de toneladas al año de podas de árboles, lodos de plantas de tratamiento de aguas residuales y heces fecales de las granjas, para producir otros dos millones de toneladas de composta para llegar a la cifra de nueve millones de toneladas, que podríamos utilizar para recuperar el sistema natural de captura de carbono más importante —que es el suelo— y, con un pasto adecuado, proyectos que pudieran darnos recursos económicos a través del nuevo mercado de bonos de carbono hacia 2024, que ayudarían al fortalecimiento financiero del sistema nacional de centros regionales de gestión integral de RSU y olvidar el modelo del relleno sanitario que tanto daño nos ha hecho.
También, los 19.5 millones de toneladas anuales de la fracción inorgánica no reciclable pueden convertirse en 11 mil 868 gigawatts/año de energía eléctrica, que significan 24 por ciento de electricidad generada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), o con estos producir combustible derivado de residuos (CDR) para los 36 hornos cementeros y ayudar a que el precio del cemento no suba.
Con estas acciones de separación y aprovechamiento de los RSU también estaríamos dando cumplimiento a nuestra Ley General de Cambio Climático y el Acuerdo de París, en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero GEI, así como a nuestra Ley de Transición Energética vigente que obliga, a partir de 2018, a todos los gobiernos y el sector privado a consumir 25 por ciento de energía limpia al año.
Enhorabuena por esta buena noticia que nos permitirá salir de las cavernas en la gestión de los RSU que, dicho sea de paso, de acuerdo con datos del Inegi, nos costaron 70 mil 970 millones de pesos, en 2017, por agotamiento y degradación de nuestros recursos naturales.
*Consultor ambiental, experto en gestión de residuos y cambio climático. Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.