Expediente Abierto

►Proximidad Social ♦ Opinión

Las agresiones de la delincuencia organizada en diversas ciudades del país se enmarcan con la intención del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de evadir al Congreso de la Unión y emitir un decreto para que la Guardia Nacional se integre a la Secretaría de la Defensa.

Ante la posible militarización de la Guardia Nacional, hay que preguntarle al Presidente si ¿piensa reforzar la estrategia de proximidad o solamente la va a dejar en el olvido como muchos de sus compromisos?

Dentro de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, planteada por el Ejecutivo Federal, se ubicó al modelo de Policía de Proximidad como “un mecanismo de gestión policial que busca que la seguridad se construya de manera colectiva”. La estrategia inició en México, en 2014, y en 2019 tuvo un cambio para adaptarla al Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica.

El modelo de proximidad, que se originó en Inglaterra entre finales del siglo XIX y el inicio del XX, se implementó en América a partir del año 2000: Brasil cambió la visión de una “Policía represiva” para dar paso a un proceso de colaboración comunitaria y disminuir la violencia en las favelas; en México, el municipio de Nezahualcóyotl lo implementó con resultados exitosos, sobre todo en percepción.

Los objetivos del modelo de proximidad son combatir la violencia y la delincuencia, identificar las causas que la originan y definir soluciones. En la estrategia es clave la colaboración de las personas y los tres niveles de gobierno para mejorar la seguridad, la percepción y la confianza en los cuerpos de seguridad.

El enfoque de proximidad inicia al determinar cuadrantes, zonas, sectores, y promover el acercamiento de los cuerpos policiacos con la comunidad, a fin de atender más rápidamente los delitos e involucrarse directamente con las situaciones y condiciones que los generan.

El modelo requiere de una amplia capacitación de los cuerpos policiacos para cambiar la mentalidad de cuerpos coercitivos al de agentes colaborativos. Y ahí, el Presidente López Obrador parece no entender. Es necesario invertir más en la preparación de las Policías locales y dejar de atender a la Guardia Nacional como la piedra “filosofal” de la seguridad en México.

Si bien la Guardia Nacional, que será integrada al Ejército mexicano, cuenta con un alto nivel de confianza (65.3 por ciento), ¿tendrá la capacidad de coordinarse con los diferentes niveles de cuerpos policiacos para apuntalar las estrategias de proximidad (social)?

Si en el caso de la Ciudad de México, la estrategia de proximidad da resultados, por lo menos en cifras, ¿qué está pasando a nivel federal? ¿Por qué el Presidente de la República no refuerza esa política y pretende que las transferencias directas a los beneficiarios sean una forma de prevención del delito?

Otra pregunta, a raíz de los últimos días de violencia, ¿cómo resolverá, el modelo de proximidad, la desconfianza y miedo que genera la delincuencia organizada?

La estrategia de la Policía de Proximidad es una de las claves para disminuir la violencia y la delincuencia, pero —contrariamente a lo que dice— al Presidente parece no interesarle el pueblo, porqué es ahí, con la proximidad, donde Policías y comunidades pueden quitar territorio a la delincuencia.

*Asesor y consultor en política y políticas públicas, legislación e historia de la Ciudad de México.