Consejos para un lobbying eficaz

por | Nov 1, 2011 | Noviembre 2011, Táctica y Estrategia | 0 Comentarios

VotaciónLobbying deriva de la práctica que en Inglaterra seguían los ciudadanos que acudían a tramitar asuntos ante sus representantes en el Parlamento, los esperaban en un lobby, donde se atendían las audiencias. Esta práctica surge en Europa y se extiende a Estados Unidos, regiones en las que la actividad está regulada y es parte de la vida moderna de los congresos.

Como el vocablo no tiene traducción al castellano, se ha utilizado el término “cabildeo”, para describir la actividad.

A través del lobbying los particulares tratan de influir en el gobierno, principalmente en el Congreso, para impulsar, formular y desarrollar políticas públicas. A través del proceso legislativo promueven leyes o decretos que regulen o desregulen, impulsen o inhiban ciertas prácticas, para corregir o propiciar diversas condiciones que afectan o benefician a determinados sectores o regiones.

No se puede cabildear cualquier causa para generar corrientes de opinión favorables en un órgano colegiado y plural, sin contar necesariamente con mayorías parlamentarias, se requiere que el tema sea de interés público, aún cuando se derive de intereses particulares legítimos, pero que impliquen beneficios a la mayoría de la población.

En México esta práctica se desarrolla a partir de que el Congreso de la Unión y los congresos locales se abren a la pluralidad. Se intensifica a partir de que el Ejecutivo ya no cuenta con mayoría de su partido en el pleno para la aprobación de sus iniciativas.

Si bien las cámaras empresariales, sindicatos y organizaciones no gubernamentales, entre otros actores, ya acudían ante el Poder Ejecutivo para solicitar modificaciones de ley para que éste enviase la iniciativa correspondiente, con la nueva etapa democrática en México, las decisiones ya no pueden ubicarse únicamente en un actor, un poder o un partido.

Tras diversas reformas político-electorales para impulsar la representación proporcional, a partir de la LI Legislatura se inició una cada vez mayor pluralidad política en el Congreso de la Unión. En 1997 ningún partido político obtuvo la mayoría. Así, el Poder Legislativo, incluyendo los congresos locales, aumentaron su peso en las decisiones de las políticas públicas.

APOYO TÉCNICO

Los legisladores no pueden conocer de todos los asuntos que se les presenten, y aún no se han desarrollado sistemas de apoyo legislativo para que puedan contar con la información necesaria para analizar un asunto y el tiempo para procesarlo, pero igual deben tomar decisiones que a todos afectan.

En este sentido los cabilderos profesionales coadyuvan con esta función de información y análisis al proporcionar a los legisladores estudios, investigaciones y propuestas que pueden ayudar a normar criterios.

No debemos confundir el cabildeo con el delito de tráfico de influencia. El cabildeo implica un proceso de comunicación política donde los diversos actores se influyen mutuamente. Constituye una herramienta para mejorar el gobierno, al proporcionar datos duros y opiniones de expertos que toman decisiones, tanto en el Legislativo como con el Ejecutivo.

Cabildear o hacer lobbying para promover una iniciativa implica un trabajo serio que parte de un análisis y diagnóstico de la problemática, con datos duros, preferentemente de fuentes confiables y verificables, para explicar la causa que motiva la iniciativa. Debe considerar aspectos de técnica jurídica y demostrar que la propuesta es viable en tanto aporta beneficios respecto a la situación actual.

Para que se pueda influenciar a los que toman decisiones, la iniciativa debe ser presentada en forma adecuada para su comprensión y análisis, e incluir también aspectos políticos y sociales. Debe ser muy precisa para explicarse por sí misma con claridad.

Pero una golondrina no hace verano. En órganos colegiados, como los congresos, se debe cabildear la iniciativa con todos los grupos parlamentarios, y al efecto, las comisiones legislativas se organizan por temas, con los legisladores expertos en los mismos. Por tanto, el trabajo debe hacerse en las comisiones que son responsables de la materia de la iniciativa, las cuales sesionan todo el año, se registre o no periodo de sesiones.

A efecto de que el tema se discuta y en su caso se dictamine favorablemente, se debe dar seguimiento al trabajo en comisiones, proporcionar toda la información complementaria que se requiera, o aportar nuevos datos o novedades que se pueden presentar en el proceso. Es fundamental que cuando se aproxime el periodo de sesiones se confirme el estado que guarda la iniciativa, para impulsar la posibilidad de que pueda ser listada y aprobada en el pleno.

En cuanto al Ejecutivo, u otros órganos de gobierno, se deben cubrir los mismos requisitos de presentar estudios y datos, así como la propuesta concreta. Si se trata de una iniciativa para modificar reglamentos —ámbito de acción del Ejecutivo—, el trabajo debe realizarse con los servidores públicos responsables del tema, de preferencia en grupos que puedan analizar y determinar lo procedente, por si fuera necesario requerir información complementaria. Si se trata de buscar el apoyo del Ejecutivo, para que, con su facultad de iniciativa envíe la propuesta al Congreso, los servidores públicos responsables de ésta y los actores proponentes deberán dar seguimiento en las comisiones legislativas a las que se turne el asunto.

La democracia implica derechos y obligaciones. Plantear problemas sin ofrecer alternativas de solución, pensando que es el servidor público o el legislador quien debe resolverlos, no ayuda a lograr el objetivo. Hoy podemos participar y ser escuchados, pero también tenemos que saber transmitir nuestros mensajes. Ese es el principio del lobbying, del cabildeo, como instrumento de participación ciudadana en la formulación de políticas públicas. Es sin duda un avance de las democracias modernas, aunque implica corresponsabilidad y abandonar prácticas paternalistas y clientelares.

Hoy legisladores y servidores públicos están más pendientes de las demandas y propuestas ciudadanas. Si bien se complica la toma de decisiones al involucrar a un mayor número de actores, estas prácticas democráticas pueden mejorar el gobierno.

Rosario Guerra

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