Expediente Abierto

► Desarrollo Regional ♦ Opinión

En el Comité Estatal de Planeación para el Desarrollo (Coplade), del Gobierno de Oaxaca, se puso en marcha un novedoso mecanismo para integrar la demanda social en el ámbito municipal y construir soluciones inteligentes con los habitantes de cabeceras, agencias y localidades. La Estrategia de Desarrollo Microrregional se desarrolló como una política pública que deriva de la misión de coordinar la planeación equilibrada del desarrollo, y que anteriormente había sido avalada por expertos del Banco Mundial como instrumento idóneo de impulso al desarrollo a nivel local. Conformar subcomités microrregionales es una respuesta elemental a la multitud de retos en materia de infraestructura básica que incida en la disminución de las carencias asociadas con la medición multidimensional de la pobreza. Estos subcomités pueden convertirse en un espacio de diálogo y consenso para que en su interior se traten los temas que contribuyan en el buen gobierno municipal y en fortalecer la relación entre autoridades municipales y dependencias del Gobierno de Oaxaca y del Gobierno Federal. La horizontalidad en la toma de decisiones y los mecanismos que permitan que todas las voces sean escuchadas derivan de este concepto. Sin gobernanza no puede haber administraciones públicas eficaces pues éstas —a cualquier nivel— dependen de generar soluciones compartidas por la sociedad civil. Hemos instalado siete subcomités microrregionales que involucran a 110 municipios del estado; prácticamente, la quinta parte de los 570 municipios que conforman su ámbito local. Esto es muestra de que podemos hacer de su funcionamiento un modelo de desarrollo para Oaxaca, que al mismo tiempo sea replicable. Este modelo microrregional tiene dos rasgos esenciales que son clave de su éxito. En primer lugar, que la asociatividad entre municipios suceda por afinidad, sin forzarlos a que se unan si no comparten intereses comunes, que en algunos casos dependen de lazos culturales ancestrales, como en la microrregión chocholteca, ubicada en la Mixteca oaxaqueña. En segundo lugar, que la discusión de los proyectos de inversión parta de las posibilidades reales de financiamiento en el corto plazo y de un impacto social probado técnicamente. La diversidad de opiniones sobre el desarrollo debe converger sin presiones ni ataduras. Bajo este esquema de gobernanza, buscamos lograr beneficios para las microrregiones que —en conjunto— delinerarán un nuevo mapa de Oaxaca basado en el diseño e implementación de acciones orientadas al desarrollo local. La política no sirve si no tiene esta dimensión social, que es la que motiva la idea de un gobierno regional en un estado con una geografía accidentada, pero con un enorme potencial productivo. A partir de esta visión que da voz a las autoridades municipales sin que tengan que salir de sus territorios, estamos convencidos que este modelo para el desarrollo microrregional será referente de gobernanza, innovación y eficacia entre los gobiernos de las entidades federativas. Con este artículo inicio una etapa como generador de opinión en Alcaldes de México, a cuya directora, Norma Pérez Vences, agradezco este espacio para intercambiar ideas y recibir comentarios de parte de ustedes, lectoras y lectores de este prestigiado medio de comunicación. Constantino Pérez Morales (2017). “La experiencia reciente del desarrollo territorial en Oaxaca” en Memorias del Seminario Internacional de Intercambio de Experiencias Intermunicipales para el Desarrollo Territorial. Oaxaca: Coplade-Banco Mundial, 54. Luis F. Aguilar (2016). Democracia, gobernabilidad y gobernanza. Conferencias magistrales 25. México: INE, 63.
*Titular de la Secretaría de las Infraestructuras y el Ordenamiento Territorial Sustentable del estado de Oaxaca, y Coordinador del Comité Estatal de Planeación para el Desarrollo (Coplade). @JavierLazcanoV