Desde la Urna

En la historia de los sexenios, el cuarto año de gobierno representa un reto importante para los presidentes de México. El tiempo empieza a acabarse y es hora de consolidar los avances e impulsar los últimos proyectos relevantes del gobierno. Irremediablemente, en el cuarto año los vientos de la sucesión presidencial empiezan a soplar cada vez con más fuerza y en especial en este sexenio, dado que el Presidente, deliberadamente, abrió la lucha con mucha anticipación. Para motivos prácticos, 2024 será un año de elecciones y 2023 estará dominado por la búsqueda de todos, en todos los partidos, por definir las candidaturas para “la grande”.

Desde 1997, cada cuarto año de gobierno ha sido un año complejo para los presidentes. Para 1998, Ernesto Zedillo había perdido la capacidad de que su partido aprobara libremente el presupuesto; en 2004, Vicente Fox vio reducida aún más su capacidad de negociación en la Cámara de Diputados, al igual que en 2010, cuando Felipe Calderón vivía los estragos de la crisis económica de los años anteriores y la guerra contra el crimen organizado se complicaba mucho. En el caso de Peña Nieto, el cuarto año de gobierno llegó con la pesada carga de los acontecimientos de Ayotzinapa y una imagen presidencial deteriorada por la invitación al candidato Trump y los escándalos de corrupción.

Es por eso que, en cada cuarto año, es necesario reforzar los esfuerzos políticos del gobierno para negociar estrategias con la oposición, así como establecer alianzas y acuerdos para facilitar la gobernabilidad de los últimos años del sexenio y, en especial, construir un esquema terso para la sucesión presidencial. Este cuarto año de gobierno, 2022, no parece anunciar una estrategia de ese tipo, sino todo lo contrario.

El Presidente y su partido tienen todos los elementos necesarios para hacer valer su fuerza política e impulsar su proyecto. Para ello, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados mantuvieron la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones de este año. Con todo, el mandato de la mayoría no es una virtud democrática sin una estrategia de política sana que busque incorporar los argumentos de las minorías y parte de los proyectos que permitan construir nuevas alianzas. Ése siempre es el reto en el inicio de la segunda legislatura de un sexenio. Morena no parece entender la virtud de hacer política con la oposición. La prueba de ello fue la forma cómo se aprobó el presupuesto que se aplicará durante el cuarto año de gobierno, sin modificar una sola coma, tal como lo ordenó el Presidente.

Durante 2022 veremos las virtudes y errores del presupuesto, especialmente en temas como el del Instituto Nacional Electoral y la falta de recursos para organizar la Revocación de Mandato. Pero lo que realmente se lastimó fue la posibilidad de construir otros acuerdos, tanto los que le interesan al Presidente como los que podría impulsar la oposición. Se trata de un mal augurio porque prevalece la polarización, el encono y la soberbia, y se deja de lado la institucionalidad, el acuerdo y la sana política. Morena complicó la posibilidad de aprobar cualquier reforma constitucional (para bien o para mal) y generó un ambiente que poco ayudará al fortalecimiento del debate político democrático. Es un mal augurio porque el Legislativo, institución de diálogo y acuerdo por excelencia, se convirtió en un espacio de imposición soberbia del proyecto de una sola persona, que se asume como perfecto, no mejorable, no merecedor de siquiera una coma de más.

Una cosa sí demostró Morena para el cuarto año de gobierno. Nadie en sus filas es capaz de levantar la voz para mejorar o siquiera proponer una enmienda a la palabra presidencial, cuando se trata de votar una iniciativa. El 2022 ofrece malos augurios porque con esos criterios y comportamientos, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, México tratará de enfrentar dificultades económicas, el problema de salud y la inseguridad.

Profesor Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Twitter: @ArturoSanchezG Facebook: Arturo Sánchez Gutiérrez (figura pública)