Expediente Abierto

► Gestión del Agua ♦ Opinión

Entre las consecuencias del fenómeno de la sequía que impacta año con año en el país, está la pérdida de cultivos, más todavía en el norte, así como el aumento de incendios y la escasez de agua en las principales presas. A esto se suman el desabasto para el consumo humano y la baja en la calidad de agua para la población. Esto último debido a que, al haber menos agua, aumenta la concentración de contaminantes, entre estos, la salinidad del agua, señala Sandra López, investigadora del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Como se sabe, los mantos acuíferos contienen concentraciones de sal, lo cual se eleva al haber menos agua y que tiene su correlato con el incremento de las temperaturas y el cambio climático; esto pone en riesgo la competitividad de distintos sectores, en particular el agropecuario, que tiene 76 por ciento del agua concesionada del país.

López admite, incluso, que la sequía es un asunto que pone en peligro la seguridad y la viabilidad del país. Aun cuando señala que la sequía se ha agravado en forma paulatina, indica que, en los últimos 10 años, el número de casos de sequía se elevó muy rápido debido al alza de la temperatura y el cambio climático, con lo que también suben las precipitaciones y con ello, las inundaciones.

Sobre la necesidad de desarrollar las cuencas hidrológicas en el país, algo de lo que mucho y desde hace tiempo se ha hablado, López destaca que, de hecho, hoy día, ya hay en México divisiones en cuencas y regiones administrativas para la gestión del agua. Pero lamenta que estas regiones se hayan establecido con criterios políticos y no geográficos. La investigadora propone considerar criterios geográficos, el cambio climático, el aumento de la temperatura y la disponibilidad del líquido al momento de definir cuencas y regiones administrativas para la gestión del agua subterránea y superficial, así como el alza poblacional.

Los municipios de México, subraya, constituyen el eslabón más débil para enfrenar la gestión y escasez del agua debido a que estos están a cargo de los servicios de agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de las aguas residuales.

Por ello, propone López, a los municipios se les deben dar las facultades para que sean funcionales en la gestión del agua y que resulten financieramente sostenibles y con la capacitación para que estén en condiciones de enfrentar esta responsabilidad.

A su vez y según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), entre los impactos sociales derivados de la sequía presentes en numerosos municipios del centro y norte de México, destacan la escasez de la cantidad y calidad de los alimentos, los problemas de salud y una mayor morbilidad, conflictos entre usuarios y sectores de agua, una baja calidad de vida y pobreza, así como inestabilidad social, marginación y migración.

A esta lista se agregan el daño de ecosistemas, que incluyen la erosión y la pérdida de suelos; la degradación de la calidad y cantidad de agua y del aire, aunado al desempleo y tirantez del crédito, junto con una merma de los ingresos y aun de los impuestos. También se observa el decremento en industrias y actividades asociadas, un crecimiento de la demanda de energía, la recesión en la tasa de crecimiento, más una pérdida de la producción agrícola, pesquera, pecuaria y forestal, más severos daños en plantas y animales.

*Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Dirección Comercial. Su trabajo periodístico se ha publicado en medios y agencias de México, América Latina, Europa y Asia. @RoCienfuegos1