Expediente Abierto

►Resiliencia

Oficinas de resiliencia, su labor ante los riesgos en las ciudades

 

Incorporar dependencias especializadas en la creación de estrategias para la prevención y atención de diversas emergencias naturales o humanas es el primer paso en la formación de ciudades resilientes

 

►Por Isaías Ocampo
FOTOS: CUARTOSCURO

Las crisis que enfrentan las urbes y metrópolis pueden variar en cada una de éstas debido a sus características y ubicación geográfica, pero todas se enfrentan a nuevas emergencias con el paso del tiempo, un ejemplo es la reciente pandemia de Covid-19, que puso en alerta a la mayoría de ciudades del mundo, con confinamientos y paralización de sus economías, lo que provocó otro tipo de riesgos para el desarrollo local.

Pero hablar de resiliencia va más allá de superar esos desafíos y volver a la normalidad, se trata, además, de salir mejorados y fortalecidos. “Es la capacidad de una ciudad de anticipar y prepararse ante riesgos y vulnerabilidades para hacerse cada vez más fuerte”, define en entrevista con Alcaldes de México, Eugene D. Zapata Garesché, Director Global de Alianzas Estratégicas de la Red de Ciudades Resilientes (R-Cities).

El experto precisa que la resiliencia no solo tiene que ver con prevenir o enfrentar riesgos generados por la naturaleza, sino también con la anticipación de impactos agudos o tensiones crónicas que ponen en riesgo a las ciudades y que pueden ser provocados por factores humanos, como la explosión de una fábrica, fugas en la infraestructura del agua, el deterioro de la calidad del aire y la exclusión social, entre otros.

De ahí la importancia de incorporar en los municipios áreas especializadas en resiliencia, una acción que, hasta hace poco, los municipios o ciudades no contemplaban, ya que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al cierre de 2020, únicamente la Alcaldía Miguel Hidalgo, de la Ciudad de México, contaba con un área de este tipo: la Dirección Ejecutiva de Protección Civil y Resiliencia.

“Es algo que como competencia o como sector en el trabajo de un municipio no existía, casi siempre en los municipios, en el mejor de los casos, tenían áreas de protección civil o de gestión de desastres, que suelen responder a un evento catastrófico originado por la naturaleza”, señala Eugene Zapata.

¿QUÉ OCURRE EN MÉXICO?
Gracias al apoyo de R-Cities, que en un principio trabajó bajó la iniciativa global de la Fundación Rockefeller, de preparar 100 Ciudades Resilientes, algunas localidades de México, como Colima, Ciudad Juárez, el Área Metropolitana de Guadalajara y la capital del país, ya cuentan con oficinas de resiliencia, mientras que, próximamente, se espera la incorporación de Monterrey.

“Cada una de las ciudades de nuestra Red, que son aproximadamente 100 ciudades en más de 40 países, tienen desafíos distintos de resiliencia; no puedes decir que la resiliencia en Londres es la misma que en Colima, cada una tiene sus propios problemas y riesgos”, explica Eugene Zapata.

Con el financiamiento de la fundación filantrópica norteamericana se instalaron las primeras oficinas de resiliencia en más de 87 ciudades, en una primera fase, las cuales ya están integradas a los organigramas municipales con financiamiento de los propios gobiernos locales.

“Ya no financiamos ninguna oficina de resiliencia, esto es un gran éxito de nuestra red y, por otra parte, pusimos los recursos para diseñar las estrategias de resiliencia con documentos en los que se identifican las vulnerabilidades y riesgos para hacerles frente con acciones puntuales”, explica el directivo de R-Cities.

Ahora, como asociación autónoma, la Red de Ciudades Resilientes cuenta con más de 85 estrategias de resiliencia publicadas y que pueden ser consultadas tanto por las ciudades miembro como por los gobiernos de otros municipios, encontrando temas de gestión de residuos, economía circular, agua, calidad del aire, movilidad e inclusión social, entre otros.

ESTRATEGIAS ANTE LAS CRISIS
En 2017, un día previo al sismo del 19 de septiembre, fue presentada en la Ciudad de México una estrategia de resiliencia que se trabajó con diferentes sectores, gracias al financiamiento de la iniciativa 100 Ciudades Resilientes de la Fundación Rockefeller, pero con una visión a largo plazo, la cual sufrió un duro golpe con el sismo al día siguiente y las necesidades inmediatas que surgieron.

Con la lección aprendida, la figura que todavía no formaba parte del gobierno se incorporó a la Ciudad de México como una oficina de resiliencia dentro de una Secretaría, en este caso, la de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil.

“Esto es importante porque, a nivel global, uno de los grandes retos y cambios es tratar de dejar una visión reactiva que es más de Protección Civil, a identificar qué se puede hacer diferente desde diversos sectores y tratar de comunicarnos y hacer un trabajo de comunicación y coordinación para priorizar la planificación y evitar llegar al desastre”, señala en entrevista Aideé Stephanie Jiménez Ávila, Coordinadora de Acciones y Políticas de Resiliencia de la Dirección General de Resiliencia en la Ciudad de México.

“Es ahí donde no solamente cambia la agencia de resiliencia, sino también dentro de una dependencia de gobierno que, además, está reconocida en la Constitución como en la ley, y esto es importante porque pocos gobiernos de la región la tienen y eso es uno de los grandes retos, que poco a poco se generen en más ciudades y esa es una de las grandes aportaciones de R-Cities”, consideró la funcionaria.

Hoy, la Dirección General de Resiliencia de la Ciudad de México ofrece asesorías y comparte herramientas sin convenio previo a otros gobiernos locales, gracias a un reconocimiento de Naciones Unidas que los califica como mentores para el país.