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►Movilidad ♦ Reportaje

Traslados bajo demanda, un modelo a seguir

 

Durante años, el transporte público en el país ha operado con rezagos, por lo que ya no responde a las necesidades de los usuarios, sin embargo, nuevos modelos ofrecen una alternativa hacia la modernización

 

Por David Galicia Sánchez
Fotos: CORTESÍA DE BUSSI, CUARTOSCURO Y URBVAN

Una de las lecciones más importantes que dejará el paso del Covid -19 por el mundo es la de adaptarse rápido a los cambios. En pocas semanas, sociedades en todo el planeta tuvieron que aprender a trabajar vía remota, a implementar medidas de protección dentro y fuera de casa y a mantenerse a una distancia sana en la interacción con otros.

Al mismo tiempo, la dinámica económica y de servicios en las ciudades tuvo que implementar cambios para adaptarse a la nueva realidad. En estas transformaciones, el uso de tecnología ha jugado un papel clave.

Sin embargo, no todos los servicios lo han logrado, algunos, incluso, operan con base en esquemas que ya no respondían a las necesidades de la realidad anterior a la del Covid-19. El transporte colectivo es un ejemplo, no obstante que, para las ciudades, la movilidad sigue siendo un reto importante.

Onésimo Flores Dewey, fundador de Jetty, una plataforma de transporte bajo demanda, asegura que esta industria ha sido muy resistente a la innovación en las últimas décadas.

“Esto se vuelve poco congruente con una realidad en la que existen pagos electrónicos, en la que tenemos una computadora inteligente, en la que la gente intercambia datos y ha aprendido a calificar los servicios que recibe.”

La llegada a México de servicios de movilidad compartida bajo demanda a partir de 2013, mediante la cual, a través de aplicaciones móviles es posible solicitar un taxi o reservar un lugar en una camioneta, no sólo fue algo novedoso, sino que evidenció los rezagos de los esquemas que soportan al transporte público.

Una característica fundamental de la movilidad compartida y de la micromovilidad (bicicletas y patines eléctricos), y que el transporte público no posee, es el uso de dispositivos inteligentes, principalmente smart phones, y aplicaciones para usuarios y administradores de los servicios.

En estos esquemas, todos los días se generan datos que permiten monitorear una cantidad considerable de parámetros, desde la satisfacción de los usuarios, hasta la frecuencia en la demanda, los puntos en los que el servicio es más solicitado, características de las unidades y de los operadores, entre otros.

“Las ciudades habían permanecido con modelos elaborados a partir de la invención del auto como única tecnología, y de ahí surgió la necesidad del transporte, por lo que se creó el concepto de transporte público como lo conocemos, pero con base en una tecnología y una necesidad en un momento de la historia. Lo que sucede es que ahora tienes nuevas necesidades y nuevas tecnologías, entonces muchos actores de la vieja ola, en lugar de ver cómo pueden sumarse, quieren prevalecer con esquemas que ya no generan nuevo valor a nivel local”, explica Víctor Manuel Cosío Sánchez, Cofundador de la plataforma de camionetas compartidas Bussi.

ESTADO DEL ARTE
El transporte público en la Ciudad de México es uno de los ejemplos más ilustrativos de las áreas de oportunidad que tiene este servicio que, salvo algunas excepciones, es responsabilidad de los gobiernos estatales.

 

Por décadas, las malas condiciones de las unidades, la negligencia de los operadores, el congestionamiento de las avenidas y la inseguridad han sido problemas característicos del transporte en la capital del país.

En la medida que la ciudad creció, fue necesario ampliar las rutas para satisfacer la demanda de movilidad de las personas que se desplazan continuamente desde sus hogares hacia sus centros de trabajo o estudio y aunque se crearon nuevos derroteros, esta expansión, al igual que la de la ciudad, no fue planeada ni ordenada.

Aparecieron y se consolidaron corredores financieros, comerciales y de servicios como Interlomas, Santa Fe, Polanco o Reforma y, junto con ellos, la demanda de opciones de transporte que les permitieran a las personas, aún aquellas que ya contaban con un automóvil, llegar a tiempo a sus destinos. Esta fue el área de oportunidad que las empresas de movilidad compartida y micromovilidad comenzaron a aprovechar.

“Desde el principio se vio que hay un mercado potencial que estaba desatendido y que necesitaba una alternativa de movilidad de calidad que les permitiera dejar a un lado su vehículo particular y dejar a un lado las penurias de tener que moverse a zonas conflictivas, para hacerlo con estándares dignos y que la gente pudiera disfrutar su trayecto y aprovecharlo de la mejor manera”, expone Vicente Torres, Director de Asuntos Públicos de Urbvan, una startup de transporte en camionetas bajo demanda.

Víctor Manuel Cosío, Onésimo Flores y Vicente Torres coinciden en que el éxito de las plataformas de transportación bajo demanda radica en que más allá de ofrecer un vehículo para trasladarse a sus centros de trabajo, ofrecen una experiencia a los usuarios: las camionetas son de modelos recientes, equipadas con aire acondicionado y conectividad WiFi. Los usuarios reservan sus lugares mediante apps, pagando desde sus dispositivos electrónicos mediante tarjeta de crédito o débito, o en tiendas de conveniencia, abordan las unidades en puntos específicos y pueden conocer la hora exacta en la que llegarán a su destino.

“Antes de que existieran herramientas como nosotros, cuando alguien podía comprar un auto lo hacía, para viajar más cómodo y seguro. Sin embargo, hoy 50 por ciento de los usuarios de Bussi tienen auto y no lo usan, el otro 50 por ciento vienen del transporte público, pero por el poder adquisitivo que tienen, si estas soluciones de movilidad compartida no existieran, seguro optarían por el auto, entonces tú pones opciones para que existan menos autos individuales pero de tal manera que quien las toma, tenga la sensación de disfrutar un valor que hoy no lo dan los medios tradicionales”, explica Víctor Manuel Cosío y asegura que, debido a estas características, las plataformas de movilidad compartida bajo demanda son soluciones que deberían ser apoyadas por los gobiernos para coexistir con el transporte público.

 

 

 Víctor Manuel Cosío.

FOTO: CORTESÍA DE BUSSI

 

 

 Vicente Torres.

FOTO: CORTESÍA DE CENTRICO

 

 

 Gonzalo Peón.

FOTO: CORTESÍA DE ITDP

REGULACIÓN JUSTA
Para lograr de manera eficaz el objetivo planteado por el directivo de Bussi, es necesario contar con un marco regulatorio que incluya a estas plataformas, así como las opciones de micromovilidad, para regular su operación y complementar el traslado de los ciudadanos, junto con el transporte público, cuyos concesionarios no han visto con buenos ojos el avance de estos esquemas.

De acuerdo con el entrevistado, hay un acuerdo implícito, en la mayoría de las ciudades mexicanas, entre la industria transportista y las autoridades, «en el que la prioridad única y exclusiva, lamentablemente, es la tarifa, en que el gobierno le dice al transportista no me pidas subir la tarifa por el costo político que implica, y el transportista le contesta, de manera implícita, no me exijas un transporte de primera con una tarifa de tercera.

“Lo que generamos con esa mezcla es un servicio de transporte precario. Cuando llegan plataformas de movilidad compartida bajo demanda, que se salen un poco del esquema tradicional, generan mucho ruido porque complicamos ese equilibrio precario entre los transportistas y la autoridad, ya que hacemos explícito que es posible ofrecer un mejor servicio, le mostramos a la autoridad que sí hay un segmento de usuarios dispuestos a pagar una tarifa superior, siempre y cuando haya una calidad que lo justifique y le mostramos a los transportistas que el modelo de negocio que tienen, si no evoluciona, tarde o temprano tendrá que desaparecer”, sostiene Onésimo Flores.

En ese sentido, Vicente Torres asegura que una regulación justa permitirá a los ciudadanos contar con más y mejores ofertas de transporte: usar el auto particular, la bicicleta, el metro, el BRT (metrobús), camionetas y autos bajo demanda, caminar, “todo en una misma semana con diferentes opciones en función de tus necesidades, ese es un sistema exitoso y para lograrlo se necesitan las reglas del juego, donde no se compita, sino que se complemente”.

BICICLETAS Y PATINES
En cuanto a la micromovilidad en patines eléctricos y bicicletas compartidas, Gonzalo Peón Carballo, Director del Programa México, del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), explica que si bien es reciente, tuvo una expansión veloz, debido a las startups que apostaron por estos esquemas, privilegiando captar la mayor parte del mercado, en vez de la rentabilidad.

“La micromovilidad la han tomado más los municipios porque tiene una estrecha relación con el manejo de las vías y con la infraestructura: si tienes calles anchas, muy peligrosas, las personas no se van a querer subir a la bici o al patín, pero si las condiciones de las vialidades son óptimas, facilitas mucho que esto se adopte. Al ampliar el rango de posibilidades, el área de influencia de los sistemas de transporte público puede abonar al objetivo de mover personas en modo más sustentable”, concluye.