Expediente Abierto
► Medioambiente ♦ Opinión
Las ciudades para ser a la escala humana deben tener muchas características, pero una de las más importantes es la movilidad. La ciudad no tiene sentido si no tiene movilidad y ésta ha atravesado distintos paradigmas con un nombre distinto para cada época, según el movimiento de la población, que puede ser dentro de su entorno inmediato o referirse a grandes extensiones. Esto ha cambiado de un modo de producción a otro.
En la actualidad, nos enfrentamos al paradigma de movilidad humana, que busca que la movilidad sea colectiva en grandes distancias, tratando al mismo tiempo que las distancias sean lo más cortas posibles para que puedan ser con propulsión a sangre, es decir, caminando o en medios autónomos, sin necesidad de energéticos como bicicletas; además, busca la sostenibilidad y seguridad física de las personas, la convivencia humana y con el entorno, así como reducir la contaminación, el ruido y el estrés, promoviendo la libertad y la automovilidad (Lara, 2016).
Según el concepto de religancia, la movilidad no solo es el conjunto de desplazamientos, sino también una institución que valoriza los espacios, implica gasto de tiempo y crea ciudadanos “móviles”.
Este paradigma, a pesar de ser el más avanzado, tiene muchos defectos. En la mayoría de los proyectos urbanos no se prevé la caminata como el principal modo de transporte, aun cuando es la más antigua y más equitativa (Barón, 2020), pero la caminabilidad sola no es útil más allá de uno o dos kilómetros, y la falta de mezcla de usos no la hacen viable de forma generalizada. Y muchas soluciones o supuestos de este paradigma no son operables en la práctica.
Hemos construido distancias tan grandes, que desplazarse en bicicleta en una ciudad puede no ir de acuerdo con las exigencias económicas. Las soluciones de multimodalidad como los portabicicletas en los autobuses se saturarían de inmediato en cuanto sirvieran como solución efectiva, es decir, en cuanto las personas aceptaran la solución, ésta dejaría de serlo, pues en un autobús solo caben a lo máximo cuatro bicicletas.
Actualmente, aunque el paradigma de movilidad humana aún no acaba de implementarse ni siquiera en las ciudades más avanzadas, contamos con recursos para un paradigma que cumpla con los objetivos de ser sostenible y eficiente.
Aquí hay algunos de los aspectos que generan un nuevo paradigma basado en la inteligencia y la información:
A. Las generaciones actuales tienen un gran conocimiento del uso de computadoras y dispositivos que están generalizados en toda la sociedad.
B. Después del Covid-19, se ha normalizado el trabajo en casa que minimiza las distancias.
C. Los algoritmos de big data son muy sofisticados y permiten la predicción casi exacta de las futuras posiciones de vehículos o personas.
D. La ciencia y desarrollos matemáticos permiten técnicas de grafos que detectan zonas de gran movilidad, como el Space Syntax. Este se basa en que cada segmento genera un comportamiento humano, dependiendo de cómo se conecta con la ciudad. Así se puede calcular el número de rutas óptimas que atraviesan un segmento (choice), el número de conexiones angulares, o bien, la integración de cada segmento a la red.
Lo anterior permitiría productos como pools para compartir viajes en zonas habitacionales; información de autobuses en tiempo real en aplicaciones móviles, optimizando tiempos de espera, y permitiría la distribución horaria en las empresas.
*Proyectos especiales Plurmac. Gerente de Análisis Espacial en el Laboratorio Internacional de Tecnología e Investigación Espacial. IGg UNAM y Director de Inteligencia Espacial en Terrasat.
** Director General de Plurmac.