Expediente Abierto

►Desarrollo Urbano

¿Cuál es el papel de los gobiernos municipales durante las elecciones?

Para generar políticas públicas y acciones efectivas para combatir con éxito la violencia de género en los espacios públicos, es preciso generar estrategias desde la óptica de las mujeres, así como sensibilizar y educar a las autoridades

 

►Por David Galicia Sánchez
FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO

Hoy día, el crecimiento de las ciudades pasa por una enorme cantidad de retos en distintos ámbitos. La pandemia de Covid-19 potenció algunos de esos desafíos y agregó otros, como la capacidad de garantizar la salud de los ciudadanos en los espacios públicos.
Sin embargo, uno de los retos permanentes es el de lograr que las personas hagan uso de estos espacios de manera segura. Para las mujeres, esta posibilidad se ve constantemente acotada, ya que todos los días son víctimas de actos violentos que vulneran su seguridad en los espacios públicos.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) con datos a 2019, en términos generales, las mujeres se sienten más inseguras que los hombres en la calle, el transporte público, parques o centros recreativos, mercados, centros comerciales, escuelas, sus lugares de trabajo e, incluso, en sus propios hogares.

Una estadística que revela la gravedad de la violencia en contra de las mujeres es la incidencia en los delitos personales, es decir, aquellos que afectan a la persona de manera directa; entre estos delitos están los de tipo sexual, por los cuales son más vulneradas las mujeres, al contar con una tasa de incidencia de 4 mil 752 delitos por cada cien mil mujeres, de acuerdo con la Envipe; una cifra estadísticamente superior a los 2 mil 747 delitos estimados en 2018.

Las agresiones en contra de las mujeres van desde tocamientos, persecuciones, agresiones físicas, ofensas de carácter sexual, hasta violaciones, privación de la libertad y feminicidios. “Los agresores muchas veces son desconocidos, que violentan porque pueden”, afirma Volga de Pina Ravest, especialista en búsqueda para casos de desaparición en México, Derechos Humanos y Directora de Dragon Lab Consultoras.

“La prevalencia de la violencia ha hecho que limitemos mucho nuestro uso del espacio público, no solo porque muchas no nos atrevemos de vestirnos de cierta manera al salir a la calle, sino porque incluso modificamos nuestras rutas; por ejemplo, gastamos más dinero al ir en taxi, porque vamos buscando las calles menos peligrosas”, apunta.

Es por ello que, para generar políticas públicas y acciones efectivas para combatir con éxito la violencia que todos los días aqueja a las mujeres en las ciudades, Volga de Pina considera que en el ámbito local hay que entender a las ciudades y a los espacios públicos “con lupa de mujer”, es decir, con perspectiva de género.

“Es preciso entender que algunas cosas tan básicas como la iluminación de las calles o usos de suelo combinados donde en la parte baja de los edificios hay cafés, bares y otros establecimientos comerciales, esos van a ser siempre senderos mucho más seguros para las mujeres. Nosotras hacemos más trayectos que los hombres, porque además del trabajo, llevamos a cabo lo que llamamos movilidad de cuidado: ir por los hijos, ir por los papás, ir a comprar las medicinas y por el mandado, entre otros trayectos, entonces, para volver a casa yo prefiero un camino donde haya gente tomando un café a las nueve de la noche”, expone.

CONSULTAR A LAS MUJERES
Marcela Valera Cato, Gerenta de Hospitalidad para los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, asegura que la manera en que las mujeres viven los espacios públicos de las ciudades guarda una estrecha relación con las características de cada urbe y de cada país.

Debido a sus actividades profesionales, Valera Cato ha tenido la oportunidad de habitar en distintas ciudades del mundo, y comenta que en casi todas ha tenido la sensación de no estar segura en los espacios públicos.

“En la mayoría de las ciudades de los países en los que he estado no me siento segura. En Londres viví un año, en Francia estuve seis meses y siempre tuve que estarme cuidado; Japón es el único país donde me siento más tranquila porque no tengo que estar a la defensiva cuando camino por la calle”, afirma.

Asimismo, asegura que mientras más mujeres ocupen puestos de toma de decisiones en los gobiernos, habrá esfuerzos más eficaces para combatir la violencia de género en los espacios públicos.

“En buena medida son hombres quienes están en el poder y toman las decisiones, entonces es muy difícil que ellos entiendan la situación que vivimos las mujeres, es muy difícil entender el problema desde el privilegio masculino. ¿Cómo legislar o cómo crear una política pública, o cómo atacar un problema cuando ni siquiera es un problema para ellos, y cuando ellos no logran dimensionar lo que significa ese problema?”, cuestiona.

También destaca la importancia de educar a las autoridades y sensibilizarlas en torno a la situación a la que las mujeres se enfrentan todos los días en los espacios públicos.
Volga de Pina coincide con Marcela Valera y considera que otro aspecto fundamental para generar mejores políticas públicas de prevención y atención a la violencia en contra de las mujeres en las ciudades es consultarlas durante los procesos de diseño de las estrategias.

“Muchas veces las políticas se hacen sin preguntarnos y creyendo lo que es mejor paran nosotras desde la visión de quienes no viven las ciudades como nosotras lo hacemos. Tienen que considerarnos como un sujeto en la planeación urbana”, sostiene. Asimismo, asegura, es necesario destinar esfuerzos más eficaces para erradicar conductas como los piropos, los tocamientos y todas aquellas que impliquen el acceso al espacio privado de las mujeres sin su consentimiento.

“Pero no creo que la solución a eso sea poner delitos. Tú pones un delito y le dejas toda la carga a la víctima de que vaya a denunciar, que vaya a un juicio y que pruebe el delito, y de todas manera que tú encarceles a tres, cuatro o cinco personas no va a cavar con la violencia”, concluye.