Expediente Abierto

►Economía Circular ♦ Opinión

Actualmente, México mantiene una asignatura pendiente respecto a la gestión integral de residuos sólidos, esto a pesar de ser un país vanguardista en cuanto al diseño institucional, leyes y reglamentos, que en apariencia resalta su compromiso con la agenda ambiental internacional. Entre los años ochenta y principios del nuevo milenio, se instituyó el marco normativo que hoy en día rige la gestión y manejo integral de los residuos sólidos urbanos (RSU): la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA, 1988) y la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR, 2003). Estos instrumentos, actualmente vigentes, son los ejes rectores que han dado la pauta para que la Federación, estados y municipios avancen coordinadamente en la administración de los RSU (Jiménez, 2015), siendo finalmente los municipios los entes responsables de ejecutar los procesos de reducción, separación y valorización de RSU, herramientas que se centran en minimizar el impacto en la salud humana y el ambiente.

No obstante, a casi 20 años de la implementación de la LGPGIR, la propia Federación, en su Visión Basura Cero, ha reconocido que dichos instrumentos no refl ejan una gestión de residuos adecuada; indicadores clave como la generación diaria y per cápita de RSU son muestra del rezago que prevalece en el sector.

Basta comparar que, en 2004, México generaba diariamente 94 mil 800 toneladas para un 0.90 kg/hab/día, mientras queen la actualidad se registra una generación diaria de 120 mil 128 toneladas, o bien, 0.94 kg/hab/día.

Estos datos destacan un crecimiento en la generación per cápita de 4.4 por ciento, motivo por el cual las autoridades federales han llevado a replantearse la gestión y manejo de RSU, considerando la incorporación de nuevos planteamientos como la Economía Circular (EC).

La EC se basa como alternativa al modelo lineal para reconfi gurar el proceso producir-consumir-tirar por el ciclo producir-consumir-reintegrar..

En el caso mexicano, la infl uencia de la EC ya es evidente y se encuentra plasmada en la Visión Basura Cero de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). En un caso práctico de EC, la Ciudad de México adoptó, en 2020, el programa Basura Cero y Economía Circular, con el cual se pretende aumentar el porcentaje del aprovechamiento de residuos en un 160 por ciento; para este proyecto se ha planteado una inversión inicial de 300 millones de pesos (mdp), y 750 mdp de forma anual a partir del segundo año, con lo que se espera ahorrar, para 2024, un poco más de 8 mil mdp.

Con la llegada de las nuevas administraciones municipales en este octubre de 2021, el tema de la gestión municipal de los residuos sólidos debe ser parte del centro de la discusión, dadas las implicaciones transversales que implica la adecuada atención de este sector. Sin embargo, como se ha señalado, la EC presenta características que no necesariamente pueden garantizar todos los municipios, especialmente por los requisitos económicos y los cambios institucionales que demanda.

Por ello, entre las acciones a considerarse, está la prevención, que implica debatir entre todos los actores, sociedad-gobierno-empresas, la pertinencia de aquellos bienes y servicios que pueden ser innecesarios para el desarrollo humano; así como la promoción y reconocimiento social de prácticas y conductas ambientales.

Finalmente, los nuevos gobiernos municipales tienen parcialmente la autonomía de decidir el modelo de gestión de sus residuos; en este sentido, la EC representa una vía interesante para establecer una forma moderna de gestión, pero demanda una serie de componentes que difícilmente la mayoría de los municipios en México puede cumplir.

*Doctor en Ciencias Económicas, especialista en Economía y Ambiente de la Universidad de Guanajuato. [email protected]