Desde la Urna

El proceso electoral llega a abril con las campañas en marcha y con las autoridades electorales trabajando intensamente en la organización de la elección. Será un mes de mucha actividad, pues las campañas llegan a su punto medio y las tres candidaturas darán todo en el tiempo que resta para llegar fortalecidas a la jornada electoral. La mayoría de los mexicanos recibiremos, el 2 de junio, cinco boletas a la hora de ir a votar: las tres correspondientes a la elección federal (Presidencia, Diputaciones y Senadurías) y dos más correspondientes a los congresos locales y las presidencias municipales o alcaldías. Además, en nueve entidades recibiremos una sexta boleta para elegir la gubernatura o la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. La tarea para la ciudadanía no es menor, pues parece necesario conocer al menos a 15 candidaturas a los diferentes puestos de elección popular para votar bien informado. ¿Qué hacer?

En primer lugar, es necesario blindarse contra los discursos y narrativas que buscan predecir el futuro. La primera de ellas postula que la elección ya está definida y que ganará la candidata de Morena. Incluso circulan versiones que afirman que todo está pactado, incluso con Xóchitl Gálvez. Falso. Se trata de una narrativa que ofende a los electores, pues pareciera que el voto ya no vale y que todo está decidido en quién sabe qué instancias. Incluso si las encuestas apuntan en una u otra dirección, el único ejercicio válido es el que se realizará el 2 de junio con la participación de todos. El otro discurso en boga afirma que, en caso de que no gane Claudia Sheinbaum, es porque se habría realizado un gran fraude electoral. Otra vez, esas versiones no tienen fundamento alguno.

En segundo lugar, durante abril se realizarán dos debates entre los candidatos a la Presidencia de la República, que es indispensable seguir con mucho cuidado (domingos 7 y 28 del mes). El objetivo es aprovechar la oportunidad para conocer mejor qué ofrece cada una de las candidaturas, cómo argumenta y fundamenta sus propuestas, qué destrezas muestra para enfrentar el reto de debatir. Lo mismo habría que hacer con cualquier oportunidad de conocer a los demás candidatos que votaremos el 2 de junio.

En tercer lugar, es necesario tener cuidado con los discursos de actores gubernamentales y funcionarios públicos que buscan influir en las preferencias electorales desde las “mañaneras”, el discurso cotidiano con opiniones favorables a una candidatura o a través de “informes” como los que difunde la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en los que opina y califica las acciones de las candidaturas.

Finalmente, particularmente en las elecciones para renovar las presidencias municipales, nada mejor que nuestra propia experiencia para evaluar los resultados del gobierno a la hora de emitir nuestro voto. Los gobiernos están obligados a presentar a su inicio sus objetivos. En la elección evaluamos si los gobiernos cumplieron o no con los objetivos que se plantearon.

En este contexto, es pertinente recordar que, durante marzo, las tres candidaturas firmaron el documento elaborado por la Conferencia del Episcopado Mexicano para establecer un compromiso por la paz. La relevancia de dicha firma es el reconocimiento de las tres fuerzas electorales de que México vive una situación de violencia que requiere de una estrategia novedosa para enfrentar el problema. El tema estará presente en toda la campaña y será muy importante dar seguimiento a las propuestas de cada candidatura, incluso a nivel municipal. Hoy más que nunca, en los temas relevantes, el voto informado es fundamental para fortalecer nuestra democracia. Doy por sentado que, dada la relevancia de la elección de 2024, todos iremos a nuestra casilla el próximo 2 de junio.

Profesor Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
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(figura pública)