Tips de Gestión

Acciones locales para proteger a las familias

 

Las administraciones públicas pueden diseñar programas sociales, dirigidos a madres solteras y jefas de familia, que compensen las desigualdades de género e impulsen el acceso a mejores oportunidades

 

►Por Martha Palma Montes
FOTO: DREAMSTIME

En 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) censó 35 millones 219 mil 141 hogares, de los cuales, el 61.5 por ciento es de hogares familiares nucleares, de estos, el 26.9 por ciento tiene como jefa a una mujer; el 24.3 por ciento es de hogares familiares ampliados, en donde el 40.9 por ciento tiene como jefa a una mujer; el 12.4 por ciento corresponde a hogares no familiares unipersonales, de los cuales, el 43.6 por ciento es de mujeres que viven solas.

Asimismo, hay 2.8 millones de hogares indígenas, entre ellos, el 26.1 por ciento tiene jefatura femenina; de las jefas de hogares indígenas, el 45.6 por ciento habita en zonas rurales.

En total, el 32.6 por ciento de los hogares tiene a una mujer como jefa de hogar, y el 67.4 por ciento a un hombre. Por grupo de edad, un 8.8 por ciento de las jefas tiene 20 a 29 años, por 10.5 por ciento de los hombres; el 58.1 por ciento de las jefas tiene 30 a 59 años, por 64.9 por ciento de los hombres y el 32.2 por ciento de las jefas tiene 60 y más por el 24 por ciento de los hombres.

Las entidades federativas con más mujeres declaradas como jefas de vivienda son: Estado de México con un millón 463 mil 108; Ciudad de México, un millón 98 mil 365; Veracruz, 813 mil 74; Jalisco, 794 mil 181, y Puebla con 543 mil 681.

APOYO A MUJERES
Ante este panorama nacional, investigadores coinciden en que diseñar políticas públicas en beneficio de jefas de familia y madres solteras es una forma de compensar las desigualdades de género presentes en las tareas de cuidados, asumidas generalmente por las mujeres, lo que su vez les impide acceder a un empleo competitivo.

Estas políticas también permiten paliar la falta de mecanismos de protección social que mitiguen las responsabilidades históricas generadas desde la división sexual del trabajo, opina Paloma Villagómez Ornelas, profesora investigadora en el Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara.

“El diseño de programas sociales desde lo local contra esta problemática histórica estructural requiere de un sentido de urgencia, a fin de otorgar recursos y tiempo libre a las mujeres para que atiendan su desarrollo personal y tomen decisiones que contribuyan a su bienestar y el de su familia. En ese sentido, los bienes y servicios que otorguen los gobiernos deben atender los derechos a la educación, salud, y seguridad social, como pueden ser las guarderías, comedores comunitarios, escuelas de tiempo completo o consultas médicas gratuitas.”

La académica refiere que, más allá de otorgar apoyos económicos a las jefas de familia y madres solteras, es importante apoyarlas en las tareas de cuidados, mediante prestaciones institucionales.

Por ejemplo, las escuelas de educación básica de tiempo completo aminoraban el estrés económico de las mujeres de escasos recursos porque, al dar alimentos, cubrían una necesidad básica, reflexiona.

“Todas las iniciativas relacionadas al cuidado alimentario tienen impactos positivos, incluso las empresas pueden contribuir al bienestar de los trabajadores a través de comedores. Jalisco tiene el plan de abrir nuevamente escuelas de tiempo completo, habrá que darle seguimiento porque es una política que pueden replicar los municipios.”

Las guarderías y escuelas de tiempo completo también mejoran la calidad de vida de los menores porque, al brindar oportunidades de educación y mejor alimentación, evitan que el ciclo de pobreza se repita en las siguientes generaciones, reflexiona Delia Ávila Barrios, Directora General de la Consultoría para el Desarrollo Económico, Cultural y Social Sustentable (CODECSS).

“En los municipios hay alimentos naturales poco procesados, de acceso inmediato como frutas y verduras, si los ayuntamientos apoyan a distribuirlos en las escuelas, a su vez benefician a los productores locales, a los niños y a las madres.”

EDUCACIÓN Y EMPLEO
Las políticas públicas de inclusión laboral, capacitación, formación de habilidades técnicas y profesionales permiten a las mujeres jefas de familia y madres solteras acceder a mejores oportunidades laborales para aumentar sus ingresos, comenta Delia Ávila.

“A través de alianzas con instituciones educativas, los gobiernos locales pueden promover horarios de clases flexibles que se adapten a las necesidades de las mujeres, así como incentivos en centros de trabajo para la contratación, capacitación, emprendimiento y equidad salarial. Si las madres solteras reciben educación y empleos de calidad, fortalecen su independencia económica, desarrollo personal y profesional, lo que también beneficia a sus hijos porque crecen en un entorno más estable con mayores oportunidades”, añade la especialista.

Asimismo, comenta que los programas de transferencias condicionadas, como los créditos para el emprendimiento, contribuyen a un desarrollo equitativo de género, fortalecen la autonomía económica y participación en la sociedad, por tanto, empoderar a las jefas de familia y madres solteras es una estrategia clave para el desarrollo sostenible.

PROGRAMAS
En Tepic, Nayarit, el gobierno municipal tiene el programa Alimentando Sonrisas, dirigido a madres solteras y jefas de familia, especialmente de las localidades rurales, indígenas y urbanas en condición de vulnerabilidad.

Por otro lado, el ayuntamiento de Tlaquepaque, Jalisco, aprobó las reglas de operación del programa Líderes de Esperanza, orientado a jefas de familia, con una inversión de 55 millones de pesos, a fin de beneficiar a cinco mil 500 personas mediante un apoyo bimestral de 2 mil 500 pesos.

Mientras que en Tlajomulco de Zúñiga existe el apoyo denominado 1000 Días de Vida, enfocado principalmente a madres solteras y menores de edad, el cual consiste en una entrega mensual de raciones alimenticias o dotaciones nutritivas, a fin de fomentar la educación nutricional, la lactancia materna y prácticas adecuadas de cuidado, higiene y estimulación temprana.