Tips de Gestión

Cómo planear proyectos turísticos locales

 

Especialistas exponen estrategias enfocadas en aprovechar el potencial de cada municipio, sobre todo, ahora que se reactiva el sector turismo tras el confinamiento obligado a nivel mundial por el Covid–19

 

Por Mario López
FOTOS: DREAMSTIME

La emergencia sanitaria que afectó a varias regiones del mundo, obligó prácticamente a inhabilitar el turismo, una actividad primordial para la economía mexicana. Con medidas restrictivas, en algunos municipios esta actividad está siendo retomada de manera parcial, pero la aparición de rebrotes obligó a dar marcha atrás a la reapertura en algunos lugares.

Sin embargo, incluso antes de la emergencia sanitaria, la actividad turística ya enfrentaba retos importantes. “A nivel federal, cada seis años se abandonan proyectos de gran escala, pero es más delicado a nivel municipal, donde los cambios de gobierno se realizan cada tres años y no se promueve una política turística”, afirma Gerardo Herrera Villanueva, académico especialista en turismo de la Universidad Iberoamericana.

Uno de esos retos es la planeación de proyectos turísticos locales. Hazael Cerón Monroy, Coordinador del Centro Anáhuac de Investigación en Turismo (CAIT), añade que la falta de profesionalismo de los encargados de turismo de las administraciones municipales es un factor que impide la planeación a largo plazo de productos turísticos.

“No hay académicos o especialistas en los municipios que se encarguen de la planeación turística y mucho menos de la evaluación del cumplimiento del proceso de desarrollo. Los proyectos que se impulsan se hacen sin metodología científica, se llevan a cabo de manera empírica y van evolucionando por la misma necesidad que manifiestan los visitantes, tanto en accesibilidad como en infraestructura”, sostiene.

En ese sentido, Cerón Monroy explica que en México existen metodologías probadas para desarrollar productos turísticos que se enfocan a la promoción y marketing de un destino. En ese sentido, reconoce que se han hecho esfuerzos en el desarrollo de metodologías para la creación de productos turísticos, sobre todo a nivel federal.

Con respecto a lo anterior, expone que hace cinco años se llevó a cabo la Agenda de Competitividad Turística, donde se le pidió a 47 municipios que plantearan sus fortalezas, debilidades y estrategias para desarrollar productos turísticos.

UN PASO A PASO
El especialista comenta que la Universidad Anáhuac desarrolló una metodología que contempla cuatro fases: la primera es la de diagnóstico, que consiste en determinar si la localidad tiene vocación turística, es decir, si cuenta con los suficientes atractivos para generar un flujo de visitantes. Además, se debe identificar el tipo de turismo que arribará al destino, si será transitorio, para pernoctar o ambos.

Posteriormente se debe identificar a la competencia y definir cuáles serán las características diferenciadoras del destino con base en los activos turísticos. “Se tiene que determinar el tipo de oferta turística que se desarrollará, si es de sol y playa, ecoturismo, turismo médico, gastronomía, etcétera.”

Sumado a ello, se debe incluir la participación de la población, de la academia y del sector empresarial, con el fin de que el destino sea rentable y sostenible en el largo plazo. De igual manera, se debe definir si habrá necesidad de desarrollar infraestructura hotelera y de alimentos y bebidas, así como la conectividad mediante la participación de los tres órdenes de gobierno para planear obras carreteras e incluso aéreas.

La segunda etapa es la fase de formulación del plan, donde se debe alinear la visión estratégica de lo que se desea del turismo, tanto en derrama económica como en visitantes, alojamiento, negocios de alimentos y bebidas. “Hay que hacer una evaluación de soporte de carga para determinar si la oferta hotelera y restaurantera puede atender a los viajeros que llegarán o bien ir creciendo conforme la demanda lo requiera.”

La meta es contar con objetivos cuantificados, para lo cual se requiere realizar previsiones en un proceso de ajuste que tiene como objetivo conseguir los recursos materiales y humanos disponibles. Esta fase conlleva la articulación de varias estrategias, que pueden desarrollarse en programas y subprogramas, con acciones concretas para su funcionamiento, y cada una debe especificar su contenido, cuantificar recursos materiales y humanos necesarios, financiamiento y agentes involucrados.

“La participación de los empresarios y del gobierno, que debe aportar infraestructura de conectividad, promoción y desarrollo de los productos es básica, mientras que la de la academia es para estimar y medir todas las variables e indicadores del turismo y hacer seguimiento y evaluación del proyecto», dice Cerón Monroy.

Por último, apunta, las Fases de Ejecución y de Seguimiento y Evaluación del Plan sirven para conocer el grado de eficacia con que se ejecutan las acciones y saber si éstas funcionan para cumplir los objetivos para los que se diseñaron.

 

 Gerardo Herrera Villanueva.

FOTO: CORTESÍA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

 

 

 

 

 

 

 Hazael Cerón Monroy.

FOTO: ROSALÍA MORALES