Desde la urna

La información que difunde el Gobierno Federal sobre el impacto del Covid-19 perdió credibilidad entre algunos analistas y sectores de la sociedad. Durante mayo se discutió la verdadera dimensión del problema y si los datos estaban reflejando la realidad. Sobre todo, persistió la duda acerca de si el número de pruebas que se efectúan son las suficientes para tener un diagnóstico certero y si se contaban adecuadamente las defunciones, sin excluir casos inciertos que podían confundirse con pulmonías atípicas.

Cuando se trata de un país tan grande como México, los números agregados no reflejan la realidad en ciudades de menor tamaño, con poco intercambio comercial o distantes de grandes centros urbanos. Esto hace importante conocer los datos a nivel municipal y tener un termómetro local que permita medir, día a día, la situación de la pandemia.

En https://mexicovid19.app, una aplicación web desarrollada por alumnos de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, junto con otras escuelas del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), además de la información agregada a nivel nacional, se encuentran datos y gráficas, municipio por municipio, de los casos de contagio y defunciones. Por ejemplo, hasta el 9 de mayo, un municipio como San Felipe, Guanajuato, no mostraba ningún tipo de afectación, de acuerdo con la información oficial, a pesar de ser una localidad vecina de León y cruce de caminos hacia San Luis Potosí, Aguascalientes y Querétaro. Sin duda, información de este tipo, verificada en cada localidad, deberá orientar las decisiones que se tomen, caso por caso.

Una de las grandes enseñanzas de esta pandemia ha sido la valoración de la capacidad de los gobiernos estatales para hacer valer sus propias estrategias frente a los mensajes de la federación. Desde el principio, algunos gobiernos estatales tomaron decisiones que protegieron a sus poblaciones y no esperaron la directriz del centro. En casi todos los casos, medidas como cerrar las escuelas a tiempo o empezar a habilitar hospitales fueron eficaces. Se trató de decisiones adelantadas en los centros de mayor densidad poblacional, que ayudaron a mitigar ciertos efectos de la crisis. Es en este tipo de situaciones en que la coordinación ágil y eficiente entre federación y entidades se vuelve fundamental.

A pesar del tiempo transcurrido, aún es difícil tener certeza de cómo evolucionará en las siguientes etapas la pandemia del Covid-19. Si bien es evidente que el regreso a las calles y salir de casa deberá ser un proceso gradual y geográficamente bien planeado, en algunas localidades se deberá tomar en cuenta la situación específica que vive cada comunidad. La federación emitirá las medidas que le corresponda, pero la responsabilidad con la salud de la población debe ser revisada por las autoridades municipales. Resultó muy importante definir el momento en el que había que instruir a quedarse en casa; ahora es fundamental ser preciso en la fecha en la que podamos salir, tomando en cuenta no solo los datos de nuestra población local, sino el tipo de intercambio que se realiza con las comunidades y los centros urbanos vecinos.

Nadie mejor que los gobiernos municipales para orientar las decisiones al respecto. Evidentemente se mantiene el dilema entre reactivar pronto la economía y cuidar al máximo la salud de la población. Creo que la opción por la salud es la mejor y, en todo caso, incrementar las medidas de precaución. Nada sería más peligroso que provocar indirectamente un repunte de la pandemia hacia los meses de otoño. Los municipios adquieren ahora nuevas responsabilidades ante sus poblaciones, con retos nunca antes vistos.

El autor es Decano Asociado de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

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