Desde la Urna

El escándalo por la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero afectó a las campañas en su conjunto, por el hecho de que, para bien o para mal, la atención pública se centró en un pleito Morena-INE-Tribunal, no propio de una democracia madura. Esto es consecuencia de una larga cadena de acontecimientos y declaraciones que empezaron en la campaña del presidente actual, con afirmaciones de desprestigio a las autoridades electorales. Se impone el respeto a las instituciones para que la democracia retome un franco camino de fortalecimiento, a fin de hacer valer lo importante: que los candidatos más votados el próximo 6 de junio, del partido que sean, ejerzan como verdaderos representantes populares y expresen la voluntad de los electores.

Las campañas electorales deben centrarse en escuchar las propuestas de los candidatos para que la ciudadanía decida en libertad cómo votar. Para ello, el trabajo de cada uno de nosotros consiste en conocer a nuestros candidatos. En México, llegamos a un momento en que la filiación partidista de un político no refleja enteramente la orientación que seguirá en el gobierno una vez electo. Esto no solo se debió al llamado “chapulineo” de candidatos entre partidos políticos, sino también a que los partidos mismos perdieron la fuerza de su ideología como motor central del llamado a los ciudadanos.

El problema de conocer a los candidatos no se resuelve poniendo atención a las campañas. En el nivel de las gubernaturas, los medios y los debates se encargarán de ofrecer un panorama más o menos completo de lo que ofrece cada uno, pero, en el caso de los otros órdenes de gobierno, la información no fluye de la misma manera.

Quizá en las candidaturas a las presidencias municipales los ciudadanos estén mejor informados de quiénes son las alternativas, pues, de alguna manera, pueden conocer la trayectoria de los postulados. No ocurre lo mismo en el caso de las diputaciones locales y federales. En las diputaciones locales, el ciudadano se enfrenta a los postulados por partidos políticos nacionales nuevos y a los partidos locales. Pero, conocer a mis candidatas o candidatos en mi distrito local, diferentes a los de mi distrito federal, o conocer sus propuestas para decidir mi voto se vuelve una tarea de investigación, sobre todo, si no tengo plena confianza en un solo partido o coalición.

Ciertamente, las páginas de Internet de los partidos, de los candidatos y de las autoridades electorales ayudan al respecto. Con todo, las diferencias de información de un estado a otro y de un partido a otro son abismales. En mi caso, la revisión de los nombres de mis candidatos a la alcaldía donde vivo resultó frustrante, pues no reconocí a ninguno, y lo mismo ocurrió con las demás candidaturas. La tarea implicó buscarlos en la red y tratar de informarme para decidir mi voto. Me llevé una grata sorpresa. Hay muchos jóvenes candidatos y candidatas con ideas y propuestas que hacen sentido.

Curiosamente, muchas de sus propuestas no necesariamente reflejan las posturas de sus partidos, pero existe una vocación por servir que debe ser valorada. En otros casos, simplemente no fue posible encontrar rastros de sus trayectorias. Pero una cosa está clara: si queremos fortalecer la democracia, habrá que ir a votar el próximo 6 de junio.

Decano de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.
Twitter: @ArturoSanchezG
Facebook: Arturo Sánchez Gutiérrez
(figura pública)