Expediente Abierto

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Los municipios son responsables de la provisión de agua, drenaje, alcantarillado, alumbrado, parques, jardines, entre otros; no obstante, la mayoría no solo enfrenta limitaciones presupuestarias para cumplir con esas obligaciones, sino que es altamente dependiente de transferencias intergubernamentales, lo que hace que sus finanzas sean vulnerables a coyunturas políticas y electorales. En promedio, 73 por ciento de los ingresos municipales proviene de transferencias federales y estatales, mientras que 22 por ciento corresponde a ingresos propios. Los gobiernos municipales exitosos, por tanto, deberán generar mayores ingresos para lograr resultados tangibles, lo que es aún más crítico en un escenario tan incierto como el que se vive a nivel nacional.

¿Cómo pueden las administraciones locales generar mayores ingresos propios? Veamos. Los municipios pueden aprovechar mejor el impuesto predial, pues su recaudación a nivel nacional representa  0.3 por ciento del producto interno bruto (PIB), inferior al promedio de uno por ciento de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El impuesto predial es altamente eficiente por la relativa inmovilidad de su base gravable, pero además es progresivo, porque el gravamen aumenta cuanto mayor es la capacidad económica del propietario de un inmueble. Su recaudación ingresa directamente a las haciendas municipales, lo que garantiza mayor estabilidad en los ingresos, con lo cual esta contribución puede ayudar a los gobiernos municipales a ofrecer mejores servicios a partir de la inversión en infraestructura u obra pública.

Los municipios también pueden aprovechar las plusvalías del suelo para generar mayores ingresos propios. Existen dos tipos de acciones públicas que aumentan el valor del suelo y, por lo tanto, de los bienes inmuebles: la asignación de mayores aprovechamientos del suelo, incluyendo usos, alturas, densidades de construcción y la inversión pública en servicios e infraestructura. Algunos municipios en América Latina están comenzando a recuperar una parte de ese aumento del valor del suelo o plusvalía, para reinvertir en nuevas obras de infraestructura y espacio público.

Están disponibles distintos instrumentos para ello; por ejemplo, a través de las contribuciones por mejoras, los municipios pueden distribuir el costo de una obra entre sus principales beneficiarios, como los propietarios del suelo que aumenta su valor por una inversión pública. Igualmente, a través de convenios urbanísticos y bonos de densidad, los municipios pueden movilizar recursos económicos de la iniciativa privada, como contraprestación por obtener mayores aprovechamientos del suelo –como nuevos usos o mayores derechos de construcción–, los cuales, a su vez, pueden aumentar el valor de las propiedades. Con ello, la iniciativa privada puede beneficiarse de las plusvalías que resultan de inversiones públicas o modificaciones a la normativa urbana, mientras el gobierno retorna parte del costo de una obra para reinvertirlo en otras. Es decir, se trata de esquemas “ganar-ganar” que pueden surgir de marcos normativos e institucionales más innovadores, justos y transparentes.

En conclusión, los municipios deben ser más proactivos para generar mayores ingresos propios, con el fin de entregar mejores resultados a su población. Pero la pregunta clave es si existe en sus líderes la capacidad institucional y técnica, y la voluntad para hacerlo. Eso, por ahora, está por verse.

Es director general de People & Cities S.C., especialista en desarrollo urbano, movilidad y gestión municipal, maestro en Planeación Urbana por la Universidad de Harvard y arquitecto por el Tecnológico de Monterrey.