Expediente Abierto

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En el universo del ciberespacio, uno de los más recurrentes dilemas es cómo saber si una herramienta digital o la información que está en Internet es real y legal o, en sentido opuesto, es un engaño o es una herramienta al margen del Estado de derecho. En Internet hay una oferta de herramientas e información orientada a usuarios, pero nadie es dueño de estos insumos. Una vez lanzadas a la web, el control que se tiene es solo el monetario, lo cual trae consigo el reto de procurar que estas herramientas de alcance masivo o la información corriente en Internet sean lo más seguras y éticas posibles para no causar daños ni a las infraestructuras críticas tecnológicas y, mucho menos, a la sociedad.

Para muestra del arma de doble filo que es Internet, basta un botón: ¿cuántas veces no hemos encontrado o hemos leído notas sobre casos de páginas de información publicadas en la web, incluidas aquellas a las que se accede vía algunos portales, que resultan maliciosas? Han sido publicadas online por individuos que promueven particulares puntos de vista; gente que busca venganza, defraudadores, espías, anunciantes tratando de vender sus productos a costa de comprometer los datos personales, ciberterroristas, agresores sexuales y otros delincuentes que se esconden detrás de una pantalla. En fin, el ciberespacio es tanto un refugio para personas malintencionadas como un foro de participación vinculante para gente inteligente, creativa, ética y verdaderamente informada.

Por lo anterior, el ciberespacio se convierte en un mundo virtual donde es necesario defender la ética y para lo cual, se deben traspasar ciertos criterios éticos y normas básicas de nuestro “mundo real” al nuevo “mundo virtual”, tomando en cuenta que en este cibermundo existen proyecciones extraordinariamente superiores al impacto que hemos podido tener en el real; porque en el ciberespacio toda presencia resulta, instantáneamente, universal. Internet suscita nuevos planteamientos y andamiajes legales y éticos que hasta ahora han carecido de atención, pues también en el ciberespacio debe sembrarse la pregunta de lo que es “bueno” y lo que es “malo”.

Actualmente, no hay legislación que contemple el ciberespacio y tampoco hay orientaciones éticas por parte de especialistas en México. Sin duda, será un tema de alta complejidad construir estos andamiajes, no solo por la dificultad que comprende el mundo virtual, sino también por su relativa novedad que, ante su crecimiento exponencial, no nos ha permitido analizar esta otra realidad nuestra desde el campo ético de la filosofía.

El uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se ha adelantado a cualquier tipo de reflexión o construcción teórica que deba hacerse sobre la naturaleza y rumbo de ese “mundo virtual” y las consecuencias de estar presentes y activos, directa o indirectamente, en él.

Se muestran necesarias algunas acciones encaminadas en promover la ética en este espacio virtual, por lo que invitaría a que el sistema educativo asuma esta problemática y ayude a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas adultas a capacitarse éticamente para adentrarse e interactuar en el ciberespacio, con parámetros de seguridad y de ética que permitan utilizar Internet como una herramienta que humaniza y aporta a la sociedad y no como un arma que causa daños, en muchas ocasiones, irreversibles.

Presidenta de la Organización No Gubernamental Y Quién Habla por Mí AC. Estudió ciencia política en el Tecnológico de Monterrey y se ha dedicado al fortalecimiento de políticas públicas, proyectos y legislación en materia de Derechos Humanos, especialmente en temas de seguridad, género y de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes.