Expediente Abierto
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La inteligencia artificial (IA) ofrece herramientas que van desde plataformas de aprendizaje personalizadas hasta asistentes virtuales que facilitan la gestión de los recursos docentes, mejorando así la experiencia educativa ¿Está México preparado para este cambio?
Cuando hablamos de IA nos referimos a un conjunto de herramientas que permiten a las máquinas ejecutar operaciones y tomar decisiones similares a las de un humano. En los espacios educativos estas tecnologías pueden adaptarse a las necesidades individuales de cada estudiante y ofrecer un aprendizaje personalizado.
Estadísticas recientes de consultoras privadas muestran que solo el 23 por ciento de las escuelas mexicanas ha incorporado el uso de IA en sus prácticas educativas, sobre todo mediante el uso de ChatGPT. Asimismo, otro dato revelador es que las herramientas de inteligencia artificial se emplean principalmente para funciones administrativas, dejando a las mejoras educativas en segundo plano.
Aplicar la IA en el sistema educativo, en este sentido, representa solo una fracción de su potencial para revolucionar los métodos de enseñanza y aprendizaje. Según Bill Gates, “existen muchas formas en las que las IA pueden ayudar a los profesores y administradores, como evaluar la comprensión de un alumno sobre una materia o brindar asesoramiento sobre planificación profesional”.
En México, la adopción de la IA en la educación aún está marcada por una profunda desigualdad. Las cifras no son alentadoras, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi): 7 de cada 10 hogares urbanos tienen acceso a Internet y solo 4 de cada 10 hogares rurales tienen conectividad.
Estas brechas digitales son más evidentes en algunas las regiones del país, por ejemplo: los estados del sur de México permanecen en desventaja ante la llegada de la IA, en comparación con los estados del norte. De esta manera, estados como Chiapas y Oaxaca presentan cifras que reflejan que 1 de cada 10 escuelas tiene conexión a Internet y 3 de cada 10 tienen computadoras.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) investigó los campos de aplicación de la IA en la educación. Entre otras cuestiones, propone el diseño de una estrategia integral, junto con expertos y organismos internacionales, para incorporar de manera adecuada la IA en la educación. Resalta como punto fundamental la capacitación de los docentes en el conocimiento y uso de las aplicaciones de la IA. Al mismo tiempo, subraya el garantizar la conectividad en las aulas y centros educativos.
Asimismo, no podemos ignorar las implicaciones éticas del uso de IA en la educación, particularmente en un país como México, donde la protección de datos personales sigue siendo un área de riesgo. Es primordial que se establezcan regulaciones claras para garantizar que los datos de los estudiantes se manejen de manera segura y que las herramientas de IA no perpetúen sesgos, especialmente hacia comunidades marginadas.
Es crucial que los gobiernos locales, las instituciones educativas y el sector privado trabajen de manera conjunta para asegurar que estas tecnologías se implementen de manera equitativa, garantizando que ningún estudiante se quede atrás en esta nueva era educativa. México está en una encrucijada: podemos aprovechar la revolución de la IA para transformar nuestro sistema educativo y cerrar brechas históricas, o podemos dejar pasar esta oportunidad y quedarnos rezagados en un mundo cada vez más digital. La decisión está en nuestras manos. Es momento de actuar.
*Edgar Vásquez Cruz es maestro en Administración Pública por el INAP y licenciado en Ciencias de la Informática por el Instituto Politécnico Nacional, así como doctorante por la Universidad Anáhuac. Es especialista en tecnologías de la información, telecomunicaciones y seguridad informática en gobierno, áreas en las que tiene una experiencia de 30 años. Sitio web: edgarvasquez.com
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