Expediente Abierto

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Durante el último siglo las ciudades tuvieron un crecimiento considerable en su población. La globalización ha sido un fenómeno muy importante, pues la brecha entre países ha ido desapareciendo y, ha traído como consecuencia el aumento poblacional en las ciudades.

Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que la mitad de la población, es decir 54 por ciento vive en las ciudades, mientras que para el año 2050 este porcentaje se incrementará hasta llegar a 64.1 por ciento.

Con lo anterior, el gobierno comienza a tener problemas para satisfacer las nuevas demandas de la población, que no sólo se centran en seguridad, educación y empleo, ahora se habla de temas como participación ciudadana, medioambiente, igualdad de género, gestión urbana, etcétera. De esta forma, el gobierno necesita dejar de lado la falta de interés en este tema, ya que su ausencia puede provocar políticas públicas fallidas y proyectos que no solucionen los problemas del futuro, lo que llevaría a un estancamiento en la administración pública.

Las nuevas demandas de la población generan grandes volúmenes de datos y algunas administraciones dirigen esfuerzos para gestionarlos, pero muchas veces, éstos resultan ser poco confiables y hasta contradictorios. La gestión del big data debe ser, por lo tanto, otro tema de prioridad en el gobierno.

En América Latina, durante los últimos años, hemos visto avanzar los modelos de gestión enfocados en prioridades y basados en evidencia, en línea con una tendencia que también se da a nivel global. Estos avances se han apoyado de forma creciente en tecnologías de información cada vez más sofisticadas, con datos más frecuentes y más precisos, georreferenciados, individualizados y disponibles en tiempo, cuya aplicación en soluciones para la gestión pública, permite desde llevar servicios específicos a quienes más los necesitan, hasta combatir incendios y hacerle frente a distintos tipos de emergencias o prevenir el crimen.

Sumado a lo anterior, el big data también permite mejorar las políticas públicas para hacerlas más efectivas y aportar elementos para que la calidad de vida de los ciudadanos mejore.

Las ciudades de Buenos Aires (Argentina) y Recife (Brasil), el Estado de Pernambuco (Brasil) y los gobiernos nacionales de Chile (2010-2014), Colombia (desde 2015) y próximamente Perú, entre otros, han adoptado modelos de gestión que usan datos en tiempo real para asegurar el cumplimiento de las máximas prioridades de gobierno. Es momento de que en México comencemos con esta buena práctica.

El autor es maestro por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del ITESM, con estudios en Política
Pública por McCourt School of Public Policy, y es Director Ejecutivo de Goberna Consultores
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