Expediente Abierto

►Reducción de Trámites ♦ Opinión

Hablar de una ciudadanía digital obliga también a pensar en gobiernos digitales, que en realidad lo único que tienen de digital son sus cuentas en redes sociales.

Las calles han dejado de ser el lugar de protesta ante lo que se considera incorrecto o demagogo de un gobierno, para migrar del espacio al ciberespacio, lo que no solo se convierte en un reto para los gobiernos locales, sino también en el surgimiento de una nueva forma de manifestarse, una forma en la que las personas parece que no buscan solución, sino solo gritar y vociferar detrás de un dispositivo móvil.

Por ello, para entender al ciberciudadano, hay que empezar a hacer ciberpolítica, a diseñar las políticas públicas y sociales desde la red, es decir, digitalizar la burocracia como mecanismo para disminuir el malestar de la gente que odia hacer largas filas para hacer algún trámite; crear plataformas digitales efectivas para el pago de impuestos, como el predial o el pago de algún gravamen de por sí es doloroso pagarlos, pudiendo mitigar ese sufrimiento, facilitando el trámite, pero hasta para despojar al ciudadano de sus pesos, el gobierno se pone delicado.

La ciberciudadanía es una tendencia inevitable que, lamentablemente, no está muy bien formada. Se ha hablado en múltiples ocasiones del riesgo que representan las redes sociales para que la gente opine sin que conozca de un tema, lo que lleva a que critiquen y se opongan a políticas públicas de las que no saben siquiera cuál es el trasfondo o el objetivo.

Hoy vemos cómo los denominados «AMLOVERS» ejercen su ciberciudadanía castigando con la “derecharicidad” a quienes no piensan como ellos, cuando la libertad no solo es análoga, sino también digital.

Por ello, considero que es un reto para los gobiernos digitalizar a los ciudadanos, incluirnos en el ciberespacio, donde se está haciendo la nueva política; pero esto, ¿cómo puede ser?, ¿qué tendrían que hacer los gobiernos locales para tener un contacto efectivo con el nuevo ciudadano? Inicialmente, se tendría que cambiar la idea del espacio público para llevarlo a lo digital, al ciberespacio, donde la gente está sintiendo, donde la gente está opinando, amando, viviendo, protestando, y también procurar la educación digital, que la diversidad de pensamiento nutre y allana el ciberespacio, pero que, ante todo, debemos evitar que ese lugar se convierta en zona de guerra entre quienes piensan diferente.

*Periodista en Michoacán, catedrático de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Contemporánea de las Américas en Uruapan, especialista en periodismo político, miembro de la Asociación Nacional de Locutores de México.