Expediente Abierto

Agricultura Reportaje

En la contingencia, el campo no descansa

 

Con todo y la cuarentena decretada en México para frenar el avance del Covid-19, la agricultura fue una de las pocas actividades productivas que no suspendieron labores, con el fin de garantizar el abasto de alimentos para la población

 

 

 

Por Alejandro Durán
FOTO: JOAQUÍN SANLUIS /CUARTOSCURO

 

La emergencia sanitaria evidenció, una vez más, la importancia del campo mexicano para garantizar el oportuno abasto de alimentos a la población. Algunos sectores cuyo peso en la economía mexicana es sustancialmente decisivo, como el automotriz y la maquila, sí frenaron su ritmo, pero la agricultura no.

Sin embargo, la agricultura mexicana enfrenta sensibles rezagos que inhiben su potencial; un ejemplo son las condiciones dispares entre sectores con alta tecnología y enfocados en la exportación, por un lado y, por el otro, productores con conocimientos tradicionales y orientados al autoconsumo.

Ante ese panorama, es indiscutible la necesidad de contar con una agricultura competitiva, capaz de hacer frente a los retos inéditos que ya enfrenta la humanidad, como la pandemia del Covid-19, y en lo cual, los gobiernos estatales y municipales tienen una gran responsabilidad.

“Al campo mexicano, que ha estado en abandono, tenemos que dotarlo de competitividad”, considera Gerardo Noriega Altamirano, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh).

EL CAMPO MEXICANO

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), México cuenta con una superficie sembrada de 21.6 millones de hectáreas y una cosechada de 20.8 millones. En este sector trabajan alrededor de 6.9 millones de personas (representan 12.4 por ciento del total de los empleos que se generan en el país), de los cuales 87.6 por ciento son hombres y 12.4 por ciento, mujeres.

La agricultura mexicana genera 748 productos, condición que coloca al país como el onceavo mayor productor a nivel mundial y el tercero en América Latina. Los principales productos agrícolas que produce México son maíz, caña de azúcar, aguacate, sorgo, chile verde, jitomate, alfalfa, arroz y café.

Por entidades federativas, los principales estados productores son Michoacán, que aporta 14 por ciento del producto interno bruto (PIB) del sector; Jalisco, con 10 por ciento; Sinaloa, con ocho por ciento, y Veracruz, Chihuahua y Sonora, con siete por ciento cada uno.

 

Sin embargo, a pesar de que México es el decimocuarto país más grande del planeta en extensión territorial y con un amplio potencial agrícola, en 2019 la aportación al PIB nacional por parte del sector primario en su conjunto (agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y servicios relacionados), fue de apenas 5.4 por ciento.

 

Asimismo, derivado de la baja competitividad que enfrenta el sector agropecuario, de 1999 a 2019, éste recibió poco menos de mil 800 millones de dólares (mdd) de inversión extranjera directa (IED), lo que representó apenas  0.3 por ciento de los recursos que ingresaron al país por dicho concepto durante ese periodo, según datos de la Secretaría de Economía (SE).

 

 

 

 

 

 

 

  Los más productivos

  Municipios agrícolas más productivos en función de la superficie sembrada y cosechada, así como del valor de su producción.

Superficie

  Estado   Municipio  Sembrada
(hectáreas)
  Cosechada
(hectáreas)
Tamaulipas   San Fernando   221,665.10   219,574.10
 Sinaloa   Ahome   207,494.23   204,849.84
 Yucatán   Tizimín   199,160.69   199,160.69
 Tamaulipas   Matamoros   155,389.24   155,389.24
 Zacatecas   Fresnillo   165,813.00   165,467.00
 Zacatecas   Sombrerete   149,572.00   149,104.00
 Baja California   Mexicali   144,457.94   140,287.74
 Sinaloa   Guasave   132,536.86   132,536.86
 Sinaloa   Culiacán   126,854.00   125,680.00
 Chihuahua   Cuauhtémoc   114,879.03   112,673.06
  Valor de la producción
  Estado   Municipio   Valor (miles de pesos)
  Sonora Hermosillo 12’750,459.28
  Baja California Ensenada 9’729,909.45
  Sinaloa Culiacán 9’633,822.19
  Baja California Mexicali 9’210,051.45
  Sinaloa Ahome 9’013.422.50
  Sinaloa Navolato 8’728,790.80
  Michoacán Los Reyes 6’946,729.61
 Sinaloa  Guasave  6’079,393.30
 Sonora  Caborca  6’019,616.59
 Michoacán  Peribán  5’477,439.27
Fuente: Elaboración propia con información del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Sader.

 

GRAN POTENCIAL

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), con cifras a 2017, seis entidades del país producen más de 53 por ciento del valor generado por la agricultura en México, las otras 26 generan el restante 47 por ciento.

De esta manera, a excepción de Veracruz, los principales estados agrícolas de México (Chihuahua, Sonora, Jalisco, Michoacán y Sinaloa), se sitúan en la parte centro-norte del país, a pesar de que la región sur-sureste presenta una mayor riqueza climática.

Francisco Chew, presidente del Frente Auténtico Campesino (FAC), advierte que uno de los principales problemas que enfrenta el campo mexicano es el exceso de eslabones en la cadena productiva comercial, fenómeno mejor conocido como “intermediarismo”.

El dirigente agrario comenta que esto lo experimentó el país a finales de marzo e inicios de abril de este año, cuando el precio de la tortilla aumentó sin justificación y llegó a niveles de 25 pesos por kilo, mientras que el costo del maíz no se había incrementado.

“Fue un movimiento especulativo para aprovechar la situación de la emergencia sanitaria, resultado de los numerosos intermediarios que hay entre el productor y el consumidor final y que se llevan alrededor de 47 por ciento del valor de la producción, es decir, el campesino no aprecia esos ingresos porque les compran su mercancía a precios raquíticos, pero al paso de la cadena de valor, el producto llega al consumidor final a precios elevados”, explica.

Ante ello, el dirigente, que representa a productores de diversos giros como maíz, frijol y sorgo, considera que los municipios representan una gran área de oportunidad debido a la administración y manejo de mercados públicos que tienen bajo su responsabilidad.

En este sentido, sostiene que un método para combatir el intermediarismo es que los municipios promuevan una estrecha relación entre productores y comerciantes de mercados públicos, con el objetivo de erradicar fenómenos de especulación y acaparamiento, y que esa acción redunde en precios y ganancias justas para los diferentes integrantes de la cadena de valor.

UNIVERSIDADES, MUNICIPIOS Y PRODUCTORES

El campo mexicano, además de ser el proveedor de alimentos para la población en general, es la actividad central para el sector rural del país, particularmente en pequeñas localidades con población inferior a 2,500 personas, donde viven al menos 24 millones de mexicanos, es decir, la cuarta parte de la población nacional, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, el problema es que ese segmento del campo mexicano forma parte del bloque mayoritario de la agricultura del país donde todavía se siguen aplicando métodos tradicionales, lo cual limita sensiblemente el potencial de la actividad.

Al respecto, Gerardo Noriega explica que esa falta de capacitación y tecnología es la razón por la que los millonarios recursos públicos que se han inyectado al campo mexicano en décadas no han logrado revertir el grave retraso que enfrenta.

“El Gobierno Federal realiza una dispersión de recursos, incluso directos, al productor, pero el detalle es que no le está dando el soporte técnico que le permita realizar la transferencia de tecnología, por lo que al productor le llega el recurso pero no sabe en qué invertir; por ejemplo, tiene una parcela y no sabe que tiene que llevar a cabo un diagnóstico de fertilidad, para lo cual se requiere de un análisis de suelo”, explica.

En ese sentido, dijo que la colaboración de instituciones académicas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) o la UACh, pueden apoyar en la trasferencia de tecnología al campo mexicano, con el objetivo de potencializar los recursos públicos, en colaboración con los gobiernos estatales y municipales, en virtud de que esos órdenes de gobierno conocen bien las vocaciones productivas de las diversas regiones del país.

EL PAPEL DE MUNICIPIOS

La emergencia sanitaria por el Covid-19 evidenció la necesidad de contar con un sólido suministro de alimentos para futuros retos que enfrentará no sólo el país, sino la comunidad internacional.

En ese sentido, el exsenador y ahora dirigente de la organización Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFIC), Isidro Pedraza Chávez, considera que los municipios deben gestionar ante la Federación la definición de una bolsa de recursos para el campo, con el objetivo de fondear proyectos específicos, sobre todo ante el recorte presupuestal del que fue objeto este año el agro mexicano.

Recordó que varias zonas rurales del país enfrentan las secuelas del fenómeno migratorio, principalmente de varones y jefes de familia, por lo que miles de mujeres se quedan en sus hogares y deben trabajar en el campo.

Por ello, considera oportuno que los gobiernos municipales pongan en marcha programas de asistencia social, como guarderías para mujeres jornaleras, con el objetivo de evitar el trabajo infantil en el campo mexicano.

“Hace falta ese tipo de herramientas para desarrollar la agricultura bajo un criterio de justicia y equidad”, concluye.